José Cueli
La fugacidad del instante de Machado

En el 60 aniversario de la muerte de Antonio Machado, tengo presente la honda agudeza con que pensaba la irreparable fugacidad del instante vivido.

La tarde de abril sonrió: la alegría
pasó por tu puerta... y luego, sombría:
Pasó por tu puerta. Dos veces
no pasa.

Y es aún más punzante el sentimiento de esta fragilidad en otro verso de sus soledades.

Este amor que quiere ser
acaso pronto será
pero ¿Cuándo ha de volver
lo que acaba de pasar?
Hoy dista mucho de ayer
¡Ayer es nunca jamás!

Antonio Machado es el hombre que sabe soñar y escribir sus sueños y al escribir sus sueños hace soñar a su sueño, a la vez repetido e inédito.

Tú sabes las secretas galerías
del alma, los cambios de los sueños
y la tarde tranquila
donde van a morir.

Vivir transtemporal a que el ser llega cuando recupera por evocación el tiempo perdido y al que llegará con su muerte, cuando se acabe su tiempo vivido.

Allí te aguardan
las hadas silenciosas de la vida
y hacia un jardín de eterna primavera
te llevarán un día.

Mediante los sueños vueltos lenguaje vuelve la mente a nacer y recuperar el tiempo y la vida perdidos en el pasado.

¡Ah volver a nacer y andar camino
ya recobrada la senda perdida!

Y volver a sentir en nuestra mano
aquel latido de la mano buena
de nuestra madre... y cambiar en
sueños
por amor de la mano que nos lleva.

Antonio Machado en la línea esencial de Freud y Heidegger da ceñida expresión a su doctrina sobre la fugacidad y la repetitibilidad del instante temporal.

De toda la memoria, sólo vale
el don preclaro de evocar los sueños.
Tras el vivir y el soñar
está lo que más importa:
despertar.

Es el sueño heideggeriano de un reino de la libertad anterior al de la historia, que el poeta de soledades identifica en el río Guadalquivir, viéndolo correr fangoso y lento en San Lucas de Barrameda.

Un borbollón de agua clara
debajo de un pino verde
eras tú ¡que bien soñabas!
Como yo, cerca del mar,
Río de barro salobre,
sueño con un manantial.
Dicho de otra manera y como remate
Creo en una fe que nace
cuando se busca a Dios y no está.