Recursos naturales, legislación y soberanía
Carlos H. Avila Bello
Durante el pasado diciembre finalizamos, en el Colegio de Posgraduados en Ciencias Agrícolas, un interesante curso sobre legislación ambiental. En él pudimos revisar la mayor de las leyes mexicanas relacionadas con nuestros recursos vegetales. Me sorprendió encontrar que, con excepción de la Ley de Conservación de Suelos, que data de 1945, todas las leyes han sido modificadas sustancialmente, sobre todo a partir de la firma de diversos tratados internacionales (TLC, Ronda de Uruguay, Leipzig, El Cairo, etcétera).
Hace algunos meses, Matilde Landeta dijo en las páginas de este periódico que con la firma del TLC estamos perdiendo nuestra cultura. Creo que no sólo eso: en el corto plazo podremos perder nuestros recursos naturales. ƑPor qué, como lo han hecho otros países subdesarrollados, tuvimos que cambiar nuestras leyes relacionadas con nuestros recursos vegetales?
Me parece que hay dos respuestas: la primera es que no comerciarían con nosotros; la segunda es que los países desarrollados, y las transnacionales por supuesto, tienen un interés fundamental en los recursos naturales de los países subdesarrollados, ya que en conjunto estos últimos poseen 95 por ciento de la diversidad vegetal y animal del mundo, mientras que los desarrollados sólo tienen el 5 por ciento restante. En ese sentido, el último número de National Geographic llama la atención respecto al peligro en que se encuentra la biodiversidad mundial, incluida la de México.
Un ejemplo de las citadas reformas es el de la Ley de Recursos Fitogenéticos. Con ella se protege el derecho de propiedad intelectual de los obtentores de una nueva variedad, es decir, cuando se modifican uno o varios genes de una planta, ello normalmente puede ser llevado a cabo por los investigadores de una trasnacional o vía financiamiento a proyectos en los que los derechos sobre los descubrimientos son protegidos de antemano por dicha trasnacional, no a favor del investigador o el país. Por cierto, con el poco dinero e importancia que se da a la investigación científica en México, los investigadores tenemos que recurrir con mayor frecuencia a ese tipo de financiamiento; por ello me parece que la investigación científica debería ser declarada constitucionalmente protegida, como el petróleo, le energía eléctrica, los recursos naturales, o como un bien estratégico para la nación. De otro modo estaremos poniendo en bandeja de plata para las trasnacionales recursos que pueden regresar, pero a precios elevadísimos. Ejemplo de lo anterior son las plantas alimenticias y medicinales. En este último caso, las trasnacionales buscan agentes activos que puedan auxiliar en la cura de muchas enfermedades.
A propósito, en el número de noviembre de Time, Tim McGirk pone a discusión la idea de las trasnacionales de que los recursos naturales son patrimonio de la humanidad (idea que impulsan en los foros ya mencionados). En el artículo titulado "Gene Piracy", pone el ejemplo de un investigador hindú que encontró una mezcla preparada por una tribu de India a partir de diferentes plantas, la cual evita el contagio de malaria. El investigador se negó a entregar la sustancia, no sin antes recibir amenazas de su propia institución.
Coincidentemente, mientras terminaba esta colaboración, en Cuernavaca se reunieron diversos investigadores que llamaron la atención ųcon toda razónų respecto al uso de plantas transgénicas. Ya en Estados Unidos se comprobó que la liberación de una especie de colza resistente a un herbicida fue contraproducente, pues como son plantas de polinización libre el gen de resistencia se transmitió a otra especie de colza que ahora se está convirtiendo en un gran problema, ya que resiste los herbicidas.
Otros aspectos sumamente interesantes se discutieron también durante el curso. Uno de ellos es que no se reconocen sin ambigüedades, en ninguna de las leyes analizadas, los derechos indígenas relacionados con los recursos naturales, ya que según las leyes ellos no hacen ciencia. ƑEstán seguros? El descubrimiento del maíz, el frijol y la calabaza, por mencionar sólo algunos de los más importantes, fueron obra de indios de este país mediante un proceso milenario de selección, lo que implica observación, pruebas, ajustes y más pruebas y ajustes; ello constituye, en términos muy someros, la ciencia tradicional. ƑLa diferencia con la ciencia occidental? No es tan sistemática, no se publica en revistas internacionales y no se analizan estadísticamente los resultados, sino que se transmiten de generación en generación de manera oral. Debemos agregar, además, que no se le reconoce y que nos da de comer.
Lo más adecuado para superar lo anterior puede ser: 1) invitar a los científicos y que éstos participen, con el reconocimiento de sus instituciones (Conacyt, SNI), en la elaboración de las diferentes leyes en las que se pueda tener competencia; 2) reconocer en los hechos a la ciencia y los científicos que la practican como fundamentales para el desarrollo del país; 3) en el caso de los recursos naturales es fundamental la participación de los productores indígenas, y 4) que los diputados o senadores tomen en cuenta las opiniones y esfuerzos de investigadores y productores en caso de participar en la elaboración de las leyes.
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