Masificación y comercialización, causas del deterioro de la práctica profesional
Por una medicina de calidad
Luis Benítez Bribiesca
En los últimos años ha habido una creciente preocupación por la calidad del ejercicio médico. La medicina había adquirido un enorme prestigio en la primera mitad de este siglo, con sus enormes logros en métodos diagnósticos, terapéuticos y preventivos. El médico era visto como un gran científico y un profundo humanista. Se decía con orgullo que la medicina era la más humanista de las ciencias y la más científica de las humanidades. El paciente confiaba plenamente en que el médico aliviaría sus males y consolaría su dolor.
Paradójicamente, pese a los formidables avances de la ciencia y la tecnología aplicada a la medicina de la segunda mitad del siglo, la práctica de la disciplina y la formación del médico han sufrido un enorme deterioro. Dos razones fundamentales explican ese viraje: una es la masificación de la práctica médica con la medicina socializada, y la otra es la comercialización de la medicina privada.
En los sistemas de salud gubernamentales, el médico ha dejado de ser la figura principal para convertirse en empleado de un engranaje dirigido por administradores y burócratas que le señalan un marco de restricciones laborales y técnicas con las que debe cumplir.
Es innegable que la medicina socializada ha tenido éxitos resonantes, pero también es cierto que la masificación de la práctica médica ha destruido uno de los elementos curativos más importantes: la relación médico-paciente. El enfermo ya no identifica ni conversa con su médico, y éste solo conoce a sus pacientes por número o diagnóstico.
Por otro lado, la medicina privada se ha comercializado tanto que ahora los centros hospitalarios son administrados por empresas lucrativas. Para ese sistema, el objetivo principal de la medicina ųcurar y prevenir la enfermedadų pasa a segundo término, pues el primero para esas empresas es hacer que el gran capital invertido rinda las ganancias esperadas. El médico privado es ahora un empleado del consorcio que antes dirigía con un criterio diferente.
El médico actual fluctúa por lo general entre los dos polos: el de la medicina masificada y el de la comercial, para poder equilibrar su presupuesto, pero en ambos está sujeto a críticas, desconfianza y demandas por parte de sus pacientes.
Aunque muchos son los factores que determinaron ese lamentable deterioro de la imagen mdica, puede afirmarse que uno de los principales responsables es el catico estado de las instituciones encargadas de formar al profesional de la medicina. En nuestro pas existen alrededor de 60 escuelas, nmero a todas luces excesivo.
A semejanza de la prctica mdica, unas se encuentran deterioradas por la sobrepoblacin y masificacin y las otras por su carcter comercial. En Estados Unidos prevaleca una situacin similar a principios de siglo, cuando haba 160 escuelas mdicas, la mayora con programas dismbolos, deficiente infraestructura y peores recursos acadmicos. Huelga decir que sus graduados eran generalmente mdicos mal preparados.
En 1910 se public un acucioso estudio de la Fundacin Carnegie, conocido como Informe Flexner, que recomendaba permitir la existencia de escuelas de medicina slo cuando garantizaran una slida formacin en ciencias bsicas, con profesores y laboratorios adecuados, acceso a hospitales universitarios y una estricta seleccin de alumnos.
Flexner consideraba que el mdico deba ser ante todo un cientfico y los profesores investigadores, siguiendo el modelo humboldtiano de las universidades alemanas. Con esos rgidos, pero necesarios, criterios se cerraron 84 escuelas, y sobrevivieron slo las que cumplan plenamente con aquellos requisitos.
As despeg la medicina estadunidense hasta convertirse en una de las mejores del mundo. Pero en Mxico carecemos de criterios precisos y de mecanismos legales para regular la calidad de la enseanza mdica; cualquiera puede abrir una escuela de medicina. Las grandes universidades pblicas cuentan en general con excelentes recursos, como son los departamentos de ciencias bsicas y profesores investigadores de tiempo completo, pero su taln de Aquiles es la sobrepoblacin estudiantil, que impide la utilizacin ptima de esos recursos.
Adems, la enseanza de la clnica, que debe hacerse metdicamente en hospitales y centros de salud adecuados, es muy deficiente por la abundancia de estudiantes y la falta de profesores clnicos de tiempo completo. Aunado a ello, existe la gran variabilidad de programas entre instituciones, que en lo nico que coinciden es en disminuir el tiempo de la duracin de la carrera. Mientras en otros pases se ha alargado el tiempo de estudio a ms o menos seis aos completos, aqu se ha reducido a cuatro con un ao del llamado internado y otro de servicio social. En verdad los cuatro aos son solo ocho cuatrimestres, que hacen imposible contar con el tiempo necesario para una preparacin adecuada del estudiante de medicina.
Las escuelas privadas tienen otros problemas. Todas carecen de la infraestructura ptima. Las ciencias bsicas, en el mejor de los casos, se reducen a unos cuantos laboratorios de prctica y no existen profesores investigadores de tiempo completo, por lo que la enseanza es generalmente terica y la de la clnica se complica, ya que al carecer de hospitales propios tienen que recurrir a aquellos que usan las grandes universidades, con lo que aumentan y comparten el problema de la saturacin.
Los profesores son subrogados por horas de las instituciones oficiales, y con frecuencia deben contratar a jvenes mdicos inexpertos para llenar las vacantes de sus ctedras. Los planes de estudio son tomados de las escuelas de medicina oficiales para lograr la incorporacin a una universidad de prestigio establecido. Pero ese programa lo arreglan o desarreglan, segn su conveniencia, para tener ocupado al alumno y hacerle sentir que est desquitando las fuertes colegiaturas que eroga.
Si queremos elevar la calidad de la medicina mexicana deberamos empezar por normar nuestras escuelas mdicas para reforzar las buenas y eliminar las de pacotilla, como lo hiciera Flexner a principios de este siglo. Es preferible carecer de mdico y recurrir a los remedios tradicionales que caer en manos de personas impreparadas y deshumanizadas. El mal mdico es un peligro para la salud y la iatrogenia puede ser mortal.
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