n ASTILLERO Ť Julio Hernández Lópezn

Buen batidillo se ha hecho con la propuesta cardenista de unificar a los principales partidos de oposición mediante elecciones primarias para postular candidato presidencial.

El meneo de las pasiones partidistas le ha dado al liderazgo caudillista del PRD un muy benéfico matiz democrático, y un refrescante aire (así fuesen todo apariencias, pero a sabiendas de que, en política, lo que parece, es) de poner el interés superior por encima del grupal.

Echándose para adelante, el ingeniero michoacano se ha instalado plenamente como el candidato real del perredismo y, además, ha ganado un posicionamiento unitario y democratizante que refresca su figura, que ha quedado maltrecha en el ejercicio del gobierno capitalino, tanto por intrigas ajenas como por deficiencias y terquedades propias.

Al panismo, por su parte, le ha permitido atemperar los excesos verbales, las incongruencias ideológicas y las poses de perdonavidas que estaba asumiendo Vicente Fox al sentirse pistolero único del oeste.

Al rehuir las posibilidades de elecciones primarias, las bravuconadas de Fox han quedado como lo que son, meros recursos publicitarios. Pero, además, algunos segmentos panistas preocupados por los desplantes de Fox han aprovechado la oportunidad para bajarle de gas al guanajuatense, recordándole que su deslinde de los citados comicios primarios (a los que calificó como una idea descabellada) es una postura personal, pero no del partido como tal.

En el PRI, mientras tanto, la amenaza de una alianza opositora ha hecho avanzar el discurso duro, amenazante, rijoso. Mariano Palacios Alcocer escogió el mejor lugar para hablar de lo que el PRI piensa rumbo al 2000: aunque se junten los partidos de oposición, el PRI mantendrá la Presidencia de la República, dijo, y consideró que la idea de alianzas proviene del hecho real de que por separado ni PRD ni PAN pueden ganarle al PRI.

Otro gran personaje del priísmo, el coordinador de los diputados federales, Arturo Núñez, ha dicho con claridad que el PRI no está preparado para dejar el poder, y ha advertido que una alianza PAN-PRD llevaría al país a la ingobernabilidad.

En fin, todo lo que ha provocado una debilidad discursiva del joven Felipe Calderón Hinojosa, quien puso una bola boba (como llaman en el beisbol a los lanzamientos lentos y fácilmente alcanzables por los bateadores) frente a la cúpula perredista, que de inmediato aprovechó el regalito de la posibilidad de las alianzas electorales y, con la propuesta cardenista de las elecciones primarias (que Porfirio Muñoz Ledo había hecho 24 horas antes, sin mayor trascendencia) le dio un fuerte jalón al avispero del 2000.

Asuntillos coahuilenses

El ánimo electoral de los coahuilenses está predispuesto contra el oficialismo por diversos incidentes turbios. Está el caso del Parque Maravilla, un proyecto de desarrollo urbano impulsado por el gobernador Montemayor como su principal programa para Saltillo.

La propuesta fue desarrollada inicialmente por el Instituto Estatal de la Vivienda (áreas residenciales, centros comerciales y hasta un estadio de futbol que construiría Jorge Lankenau), pero posteriormente se creó una sociedad anónima, llamada Fodeisa, en la que los socios eran funcionarios del gobierno estatal como el contralor Juan Antonio Zedillo Ríos. A fines del año pasado, al comenzarse a difundir las irregularidades en las operaciones de Fodeisa, se liquidó de inmediato la sociedad, sin dar cuenta al Congreso estatal.

Otros elementos son los desvíos de fondos en el sistema de agua potable de Torreón, a principios del actual sexenio, los malos manejos en un organismo llamado Coproder, operado por gente cercana al gobernador, y las denuncias en torno a las actividades del hermano incómodo, Jesús María Montemayor, dedicado principalmente a la construcción de vivienda para organismos públicos.

En BCS el PRI se cuida la espalda

Ayer comenzó un periodo extraordinario de sesiones de la Legislatura de Baja California Sur elegida tres años atrás. Dominada por el priísmo, esa Cámara de Diputados dará paso el próximo 15 a otra que a su vez será integrada en su mayoría por diputados no priístas, luego de la grave derrota que sufrió el tricolor frente a candidatos arropados por el PRD.

Tanta pasión trabajadora de los diputados locales priístas de aquella porción sur de la península californiana tiene una explicación sencilla: les interesa dejar arreglados, antes de dejar el poder, algunos asuntillos de la familia revolucionaria, tanto pasados como futuros.

Viendo hacia atrás, los diputados deberán aprobar la última cuenta pública del gobierno estatal que hasta el 5 de abril habrá encabezado Guillermo Mercado Romero.

Las sospechas de corrupción no podrán ser confirmadas o desechadas por la nueva Legislatura, la cual, por contar con una mayoría distinta a la del gobernador en entredicho, podría tener una gran autoridad para exonerar, si así fuese el caso, al mandatario saliente de las presunciones de malos manejos.

Pero, por el contrario, con la sospechosa prisa con la que se pretende aprobar la cuenta pública de Mercado Romero, se fortifica la percepción de que mucho es lo ocultable, tanto que bien vale una maniobra de última hora para encubrirla.

Pero no todo queda en las suposiciones. Antonio Ortega Salgado, quien ha sido el secretario general del gobierno de Baja California Sur, y a quien se considera el virtual poder tras el trono en aquel estado, se ha hecho reformas legales a su medida para ser beneficiado, al fin del actual gobierno, con una notaría pública.

Sucede que don Antonio preparó una iniciativa, que hizo llegar al Congreso estatal, en la que se otorga la facultad de eximir del cumplimiento de requisitos para ser notario a aquellos aspirantes que hubiesen sido recientemente funcionarios públicos. Un beneficiario natural de esa peculiar reforma sería, desde luego, Ortega Salgado, quien ha reconocido públicamente su deseo de ser nombrado fedatario público.

Tapar lo hecho atrás con la cuenta pública, y alfombrar el futuro del actual secretario de gobierno, son las dos razones del heroísmo laboral de los diputados priístas de BCS, sacrificados hasta el último minuto en el ejercicio firme del poder... en su beneficio.

Donde parece no haber muchas prisas es en Los Pinos, donde todavía ayer no recibían al gobernador electo, Leonel Cota Montaño, en una actitud que contrasta con la celeridad con la que otros mandatarios estatales electos han sido atendidos por el presidente Zedillo.

Astillas: El lector Daniel Jarquín advierte, con toda razón, un lamentable descuido cometido el lunes pasado por este redactor, al utilizar la poco afortunada fórmula del "y/o" cuando escribió que algunos funcionarios nunca han sido representantes populares y/o no tienen antecedentes de militancia priísta. Ciertamente, el buen escribir es ajeno a flojerosas muletillas como la citada. Expresar correctamente diferenciadas dos posibilidades no cuesta sino un poco más de tiempo y atención. Gracias a Daniel por el señalamiento.

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