n Aurelio de los Reyes, investigador cinematográfico
A fin de promover su imagen en cine, Villa firmó contratos con EU
Arturo Jiménez n Genio promotor de su propia imagen publicitaria, Francisco Villa realizó contratos con productoras de Hollywood para que filmaran sus batallas e, incluso, usó "criterios cinematográficos" en la organización de su famoso ejército de Dorados, señaló Aurelio de los Reyes.
Expositor durante la primera mesa tras la inauguración del coloquio Pancho Villa, su Vida y su Tiempo ųen el que el historiador Friedrich Katz es figura principalų, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, el investigador ofreció la charla Villa, una estrella cinematográfica.
Cautivado por el "Villa cinematográfico", De los Reyes ha realizado investigaciones en México y Estados Unidos. Además, es autor de libros como Cine y sociedad en México y Filmografía del cine mudo mexicano.
Según él, el interés de los estadunidenses por la figura de Pancho Villa comenzó a raíz de la toma de Ciudad Juárez, en noviembre de 1913. En unos cuantos meses, explicó, los villistas habían pasado de unos cuantos a un ejército de más de 10 mil hombres.
Para el historiador, el estallido de la Revolución Mexicana coincidió con la "sistematización" de las "imágenes informativas" en Estados Unidos, es decir, con el comienzo del periodismo cinematográfico, inaugurado dos años antes (en 1909) en Francia.
A esta demanda de imágenes informativas, dijo, obedece la presencia de los camarógrafos estadunidenses en la Revolución Mexicana, de los cuales De los Reyes registró unos 85, quienes se desplazaron por todo el territorio nacional.
Reconoció que desconoce cómo se inició el contacto entre Villa y la Mutual Film Corporation ųen esa época una de las productoras más importantes en EUų ni tampoco si el Centauro del Norte solicitó sus servicios o si la empresa ofreció filmar sus batallas.
Sin embargo, el compromiso fue cubrir las campañas militares de Villa desde la toma de Ojinaga (diciembre de 1913) hasta la llegada a la ciudad de México. Para ello se firmó un contrato en la ciudad de Chihuahua, localizado por Katz, autor de Pancho Villa.
Un receso en la batalla
Contó De los Reyes que cuando Villa estaba a punto de tomar Ojinaga suspendió la batalla para terminar los arreglos con la Mutual Film Corporation, la cual le dio un anticipo de 25 mil dólares. "Nadie sabía el paradero de Villa, quien se había ido a Ciudad Juárez por los camarógrafos".
La toma de Ojinaga, continuó, se realizó muy rápido porque los federales ya estaban sitiados y prácticamente vencidos. "No hubo en la película las batallas espectaculares que esperaban, pero exhibieron la cinta en Nueva York tras una gran publicidad".
Por ello, agregó, la película resultó una decepción, además de que Villa, con sus ropas raídas, fue visto más como un bandolero que como un Robin Hood o un general.
En la sala neoyorquina, platicó como anécdota, alguien gritó de repente: "šMi hijo Raúl, mi hijo Raúl!". Era el padre de los hermanos Madero que descubría en la proyección a su vástago, quien sin informarle se había unido a las tropas de Villa.
Durante las tomas militares de Gómez Palacio y Torreón, el jefe guerrillero ya aparece en pantalla con uniforme ante la presión de la productora, la que incluso proporcionó uniformes a la tropa, los famosos Dorados.
De los Reyes dedujo que es cuando se incorporó el general Felipe Angeles, militar de carrera, matemático e intelectual afín al socialismo, quien organiza la milicia, pero ya con un "criterio cinematográfico" para dar la imagen de un gran ejército.
Incluso, Villa acondicionó para los corresponsales de guerra (entre ellos John Reed) y camarógrafos un vagón especial. Estos habían pasado de cuatro a ocho, entre los que se contaban Sherman Martin, Karl von Hoffman, Charles Rosher y Lelan V. Burrud.
Como la imagen de Villa en el exterior se deterioró tras unos asesinatos, decidieron realizar una segunda película: La vida del general Villa, dirigida por William Christy Cabanne y supervisada por conocido director David W. Griffitt.
El joven Villa fue interpretado por el actor Raoul Walsh, mientras el Centauro del Norte se representó a sí mismo como adulto. Para esta película, indicó el investigador, los camarógrafos estuvieron en primera línea y gozaron de libertad de movimiento.
Acerca de la versión de que Villa se comprometió a pelear de las 9 de las mañana a las 5 de la tarde, precisó que esto no aparece en el contrato, pero supone que pudo ser un arreglo verbal ante la necesidad de la luz para la filmación.
Pero Villa siguió combatiendo durante la noche, por lo que un camarógrafo quiso hacer valer el acuerdo y, "naturalmente", el general revolucionario "lo mandó de patitas a la calle". Así, la relación de Villa con los camarógrafos comenzó a "enfriarse" y algunos se fueron. Para la toma de Zacatecas (junio de 1914) ya ninguno llegó.
No obstante, la película fue todo un acontecimiento y un hecho muy importante para la historia del cine. "En estos años (de 1913 a 1915), los productores trataban de captar al público de la clase media y la burguesía, el cual no gustaba del cine, que era un espectáculo fundamentalmente popular".
La vida del general Villa obedecía a esta campaña de publicidad y grandes estrenos en los teatros, dijo De los Reyes. La cinta se estrenó en Broadway y ahora sí se horrorizaron los espectadores, pues presenciaron escenas de guerra que destrozaron "toda esa imagen romántica", concluyó.