En busca de la comunidad científica
Juan Carlos Miranda Arroyo
El martes 23 de febrero, durante la presentación del Programa de Trabajo de Ciencia y Tecnología para 1999 en Los Pinos, el Presidente de la República pidió a la comunidad científica su participación en el análisis "objetivo" de la iniciativa de reforma constitucional para abrir a la inversión privada la expansión de la industria eléctrica.
En su intervención, el doctor Ernesto Zedillo señaló que la opinión de la comunidad científica "tendrá un enorme valor", y externó su confianza de que "ellos sabrán valorarla con una reflexión seria y profunda, que contribuya a que otros sectores tengan una idea clara de las implicaciones de la propuesta para la economía y para el conjunto de nuestro desarrollo". Durante su discurso, el mandatario reconoció también que "...esa reforma tiene, entre otras, una base tecnológica, pues las nuevas tecnologías hacen más costeable la generación de energía eléctrica en plantas más pequeñas y eficientes que las utilizadas hasta ahora..."
Ciertamente y en términos generales, no parece haber desacuerdo en comenzar un amplio debate en torno a la iniciativa de reformas a la Constitución, que no sólo tendría repercusión nacional sino también internacional. Sin embargo, lo preocupante son los términos en que las autoridades responsables de la administración de la ciencia pretenden desarrollar el análisis sobre el tema.
A raíz de la invitación expresada por el Presidente, el Consejo Consultivo de Ciencias (CCC), y en especial el Conacyt, principal aparato burocrático de la ciencia mexicana, preparan una serie de foros y encuentros académicos en los que la comunidad responsable de la investigación científica podrá expresarse al respecto con el propósito de lograr un consenso institucional a través de un examen objetivo.
Llama la atención el hecho de que el Poder Ejecutivo convoque a la comunidad científica nacional para emprender un análisis "sereno, profundo y serio" sobre el futuro de la industria eléctrica, las nuevas tecnologías desarrolladas por ese sector en el mundo y los escenarios económicos asociados con esa fuente de energía.
ƑAcaso las diferentes fuerzas sociales y la opinión pública en general no cuentan con un discurso "calificado" sobre los aspectos técnicos y económicos inherentes a la iniciativa? Y de paso, en la lógica del poder presidencial, tal vez los propios legisladores ųde todos los signos políticosų están siendo cuestionados implícitamente con la invitación hecha a los científicos, puesto que son éstos los únicos calificados para debatir técnicamente sobre esa cuestión.
Por otra parte, me parece que el discurso en Los Pinos sobre la privatización de la industria eléctrica (algo similar a lo que se hizo en otras épocas con los servicios bancarios y financieros, con una parte de la industria petroquímica, con las carreteras, con los ferrocarriles, con el sistema de administración de satélites artificiales para fines de telecomunicación, etcétera) desplazó el eventual debate sobre el futuro de la ciencia y la tecnología en México, que nos podría dar pistas acerca del porqué México importa tecnologías energéticas, así como las razones del porqué no cuenta con un potencial tecnológico propio.
En particular, el mensaje expresado por Carlos Bazdresch Parada sobre los supuestos avances en materia de políticas científicas se dejó en segundo plano.
Ello me recuerda el debate nacional que durante algunos años ocupó a la opinión pública en torno a la posición que guardaría el gobierno de México frente a las políticas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Y en especial, esa coyuntura me recuerda ųa manera de analogíaų la opinión expresada por Miguel Angel Granados Chapa a propósito de los intereses implicados alrededor de la industria petrolera, y que es perfectamente aplicable a la industria eléctrica:
"La industria entera, los servicios, el comercio, nada existe hoy en el mundo que no tenga que ver con el petróleo. Todo se mueve a su conjuro. Todavía insustituible como fuente de energía, el petróleo no es sólo eso, sino que constituye también materia prima para cuanto podamos imaginar. Pero con toda su importancia material, indescriptible en sus vastos alcances, el petróleo no es sólo economía. Ha sido siempre, sobre todo, política."
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