n Marta Lamas, titular del GIRE


La mujer sólo sera ciudadana cuando decida sobre su cuerpo

n Dejar el mujerismo, reto del movimiento feminista, dice

Angélica Abelleyra n ƑEn qué momento vamos a ser las mexicanas unas ciudadanas con plenos derechos?, pregunta Marta Lamas. Ella misma puntualiza: "Mientras no exista el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo en términos sexuales y reproductivos no podemos hablar de ciudadanía. El ejercicio de esos derechos será el eje político para que las mujeres puedan ser ciudadanas de otra manera en el siglo XXI. Esa es la brecha a salvar: conquistar nuestro derecho a una responsabilización de nuestro cuerpo por medio de una educación sexual, el uso masivo de anticonceptivos y el derecho a interrumpir un embarazo no deseado".

Según Lamas, en términos simbólicos y prácticos éste es un rezago fundamental, porque "es un problema de justicia social y de salud pública, pues las mujeres la pasan pésimo haciéndose un aborto clandestino, le cobran exageradamente y un número impactante tiene complicaciones de salud, o muere. Y no son las mujeres clase media alta ni las feministas quienes viven esto; ellas tienen los recursos para abortar sin riesgos: Es la mayoría de las mujeres pobres en el país con las que tenemos un compromiso".

Feminista con amplia trayectoria al frente del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), una de sus batallas inmediatas es la próxima discusión en la Asamblea Legislativa sobre las iniciativas para homologar el Código Penal del DF al de otras entidades del país, como el de Yucatán, considerado "de avanzada", pues se permite el aborto cuando peligra la vida de la madre, por violación, o cuando se justifiquen condiciones económicas adversas.

 

Las concepciones del siglo XXI

 

Datos proporcionados por el GIRE indican que mientras las estimaciones oficiales registran en México de 200 mil a 850 mil abortos por año, instituciones internacionales de investigación y ONG determinan que las cifras van de 500 mil a un millón 500 mil mujeres que abortan: una realidad que se sitúa en el cuarto lugar como causal de muerte entre mexicanas en edad reproductiva.

"La legislación vigente en el DF es obsoleta y lucharemos para modificarla, pero es una batalla que no sólo le toca al movimiento feminista. Este puede señalar caminos y abrir ventanas, pero mientras no haya una respuesta ciudadana de estas franjas de mujeres, de entre 20 y 40 años, seguiremos como grupitos aislados que peleamos por algo que teóricamente muchas quieren, pero de las que no oímos las voces protestando".

Sobre el compromiso del movimiento feminista a este respecto, dijo que pese a las diferencias entre los grupos del sector, "deberemos desarrollar una propuesta estratégica" que nos permita avanzar en torno a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Los años 1999 y 2000 serán de intensidad política, pues se vislumbra una alternancia en el poder (de derecha o izquierda) por lo que un eje en torno al cual debemos tomar posición es el aborto y obligar a que en el debate político sea un tema sobre el cual los candidatos a la presidencia se definan.

La entrevistada considera que siglo XXI será "la gran batalla entre una concepción moderna de las mujeres y otra fundamentalista-religiosa. Y ahí no sólo México, sino todos los países de Latinoamérica tenemos el desafío de hacer efectiva la separación Iglesia-Estado, reconocer la existencia de muchas otras iglesias y la pluralidad de los países" para hacer efectiva la democracia en todos sentidos: en la cama, en la casa, en el trabajo, no al autoritarismo, no a la corrupción, sí a la transparencia, sí al respeto de la diferencia, sí a darse cuenta que somos un país plural y diverso, con una religión mayoritaria, pero también con gente sin ella. Seamos modernos en el buen sentido: como ilustración de los ciudadanos con derechos y garantías.

ųAnte el peso de la Iglesia y de grupos conservadores en México, Ƒestamos preparados para un debate serio sobre la despenalización del aborto?

ųMéxico está sometido por un lado a esa tradición religiosa que nos dificulta cierto tipo de debates, pero también tenemos un poderoso vecino que nos tiene bombardeados en términos mediáticos y nos muestra que hay otras pautas y valores. México está abierto al mundo y en zonas urbanas del país ya hay una generación progresista, con pensamiento moderno, de mujeres que buscan los mismos derechos que los hombres. Es la generación de 35 a 40 años que ahora está concluyendo sus estudios, trabaja y plantea nuevos arreglos familiares y sexuales. Con ellas están hombres poco machistas que asumen la paternidad de manera distinta. Hay un cambio generacional indudable y esa franja será la que presione.

ųƑEstarán nuestros políticos a la altura para sostener el debate?

ųAún entre los secretarios de Estado tenemos diferencias y todo es marca generacional. En temas sobre la mujer no tienen nada que ver algunos dinosaurios priístas con dos o tres funcionarios más jóvenes. La mirada de Labastida o de Esteban Moctezuma no es la misma. Eso pasa también en la izquierda, porque en ella hay también gente oportunista y con cabeza de derecha, mientras que existen panistas modernos en desacuerdo con la postura confesional del PAN.

ųComo autocrítica, Ƒel movimiento feminista se adaptó a los cambios?

ųNo podemos hablar del movimiento como unidad, pues en su interior existen diferencias. Necesitamos tanto a las ultrarradicales como a las ultrarreformistas. Pero el gran desafío del feminismo es superar su mujerismo y centrarse en sus exigencias más radicales. El año que entra cumplimos 30 de haber resurgido en México, y hemos ganado el reconocimiento del problema de la mujer. Pero debemos ir más allá y concentrarnos en lo básico: los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Frente a ello, lo político y lo laboral pasan a segundo término. Por eso me preocupa que muchos grupos que han logrado impacto en nichos de educación, educación y capacitación, dejen de lado demandas radicales que implican confrontación con grupos de poder en México.

"Es válido el trabajo de las feministas en ámbitos no cuestionados (la violencia intrafamiliar, la violación), pero es lo mismo que la derecha quiere hacer, pues son temas de consenso social. Sin embargo, es fundamental tener posturas comprometidas con el derecho de interrumpir un embarazo en las mismas condiciones de seguridad y salud que tienen las mujeres ricas del país. Debemos encontrar la manera en que demandas estratégicas para la autonomía de las mujeres, como ésta, sean apoyadas por el movimiento, a pesar de nuestras diferencias".

Con esto, finaliza Lamas, no quiero decir que los grupos dejen de hacer lo que hacen, sino que miren todo el bosque, intervengan y luchen en esta batalla simbólica y práctica relativa a los derechos de las mujeres a decidir sobre su cuerpo.