Marzo 4 de 1999
Para las mujeres que viven en países en vías de desarrollo, esta situación es aún más precaria: los niveles de analfabetismo son más altos en este sector que entre los hombres, el acceso a la educación frecuentemente es más limitado para las niñas que para los niños y las mujeres en general tienen una mayor probabilidad de vivir en la pobreza. De igual forma, son ellas quienes tienen que recurrir al trabajo sexual. Los roles tradicionales de género promueven la idea de que para un hombre lo esperado y socialmente "aceptado" es tener varias parejas sexuales, mientras que para una mujer lo apropiado es tener relaciones sexuales con una sola persona. Esto hace que para las mujeres resulte difícil sugerir el uso del condón a su pareja sexual, ya que temen ser consideradas como demasiado experimentadas sexualmente.
Múltiples estudios sugieren que en el "empoderamiento" de las mujeres está la clave para que puedan protegerse de la infección por VIH. Una de las estrategias principales preventivas ha sido la promoción del uso del condón masculino, lo cual implica comunicación y negociación entre los miembros de la pareja y, en algunos casos, enfrentar incluso la resistencia del hombre a usarlo. Se ha encontrado que en la mayoría de los países, la comunicación verbal sobre sexo es uno de los aspectos más difíciles de las relaciones heterosexuales.
El condón femenino ha aparecido como una de las pocas herramientas que pueden mejorar la capacidad de las mujeres para protegerse de embarazos no planeados y enfermedades de transmisión sexual (ETS), incluyendo el VIH. Diversos estudios han encontrado que la posibilidad de utilizar el condón femenino puede dar poder a las mujeres en sus negociaciones con los hombres sobre la forma y el contexto de sus relaciones sexuales.
Un estudio sobre el impacto del condón femenino llevado a cabo por la OMS y por el Programa Global Conjunto de Naciones Unidas contra el VIH/sida (Onusida) en México, Costa Rica, Senegal e Indonesia, entre dos grupos de mujeres: trabajadoras sexuales y mujeres no involucradas en trabajo sexual, arrojó resultados interesantes.
- La barrera más importante para la comunicación abierta y efectiva sobre sexo es la creencia, frecuentemente compartida por las propias mujeres, de que hablar sobre sexo y manifestar sus deseos sexuales, no es apropiado para las mujeres y puede derivar en dudas y preguntas sobre su moralidad. Entre las trabajadoras sexuales se da una comunicación más abierta, ya que a las mujeres no les preocupa proteger su reputación ni promover una imagen de sí mismas en la que aparezcan como carentes de experiencia y sabiduría sexuales.
- El comportamiento sexual de las mujeres está determinado por la dependencia económica de los hombres y por la amenaza de que éstos puedan retirarles su apoyo.
- El conocimiento sobre ETS y VIH/sida fue variable en los cuatro países entre las mujeres no involucradas en trabajo sexual. Sin embargo, incluso las participantes que tenían altos niveles de conocimientos, no se percibían a sí mismas en riesgo de infección. En general, las mujeres consideraron que la estabilidad de su relación de pareja y la confianza en su pareja sexual hacían innecesario protegerse.
- De manera general, las trabajadoras sexuales en México tienen un claro conocimiento sobre el VIH y sus formas de transmisión, se perciben en riesgo de infección y utilizan diversas técnicas para propiciar el uso del condón masculino con sus clientes. Sin embargo, no emplean la misma estrategia para protegerse en las relaciones con sus novios o maridos, ya que "confían en el amor y la fidelidad" de la misma forma que las otras mujeres del estudio.
- Solo una minoría de las mujeres participantes en los cuatro países tuvo un nivel de conocimiento y una percepción de riesgo acorde con su comportamiento sexual, y de ellas un número menor fue capaz de negociar prácticas de sexo más seguro.
- El condón femenino fue recibido favorablemente por la mayoría de las participantes de los cuatro países. Los beneficios mencionados por las trabajadoras sexuales incluyeron: mayor lubricación, una eyaculación más rápida de sus clientes y una mayor facilidad para persuadirlos de usarlo.
- En México y en Costa Rica, las mujeres expresaron sentimientos de "empoderamiento" por contar con una forma de protección contra ETS, VIH y embarazos no planeados, sobre la cual ellas tenían el control.
Además de constituir un método efectivo de prevención contra embarazos no planeados, ETS y VIH/sida, el uso del condón femenino puede ser una herramienta para el desarrollo de la asertividad y la autoestima de las mujeres, lo cual puede coadyuvar en el logro de relaciones sexuales más igualitarias entre hombres y las mujeres.