Marzo 4 de 1999
La discriminación sigue de la mano de la ignorancia. Aún en los lugares donde se supone que se debe contar con mayor información para atender a las personas infectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), siguen prevaleciendo la hostilidad, el maltrato y la falta de atención simple y llana.
Así lo denunciaron 20 mujeres portadoras del VIH, al licenciado Genaro Borrego Estrada, titular del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en una misiva fechada el 20 de febrero de 1999. En dicha carta, las pacientes del Hospital de La Raza informan cómo desde 1984 han solicitado la práctica de legrados para las mujeres embarazadas con VIH, servicio que les ha sido negado por la Comisión de Etica Médica sin tomar en cuenta el riesgo de dar a luz a un pequeño o pequeña portadores del virus.
Durante todos esos años, el Hospital de Ginecobstetricia ha negado la atención a las pacientes embarazadas que viven con el VIH, por lo que son remitidas a la sección de Infectología, en donde les suministran el medicamento antirretroviral AZT, que ha logrado reducir la transmisión del virus de las madres a sus bebés de 35 a sólo 8 por ciento de los casos.
El año pasado, con el fin de dar cauce adecuado a este problema, se reunieron el director de Ginecobstetricia, doctor Sergio Téllez, el coordinador de Atención Médica, doctor Alberto Fratti, con el director y subdirector de Infectología, doctores Manuel Pacheco y Carlos Lavalle, respectivamente, y los infectólogos encargados de los pacientes con VIH, doctores José Luis Estrada, Carmen Gorbea y Carmen Villarreal. ¿El resultado de la reunión? La exigencia por parte del personal paramédico de que se otorgara un sobresueldo de 20 por ciento por el factor de riesgo que supone atenderlas, (el cual, como se sabe, es bajísimo y mucho menor al de otras enfermedades transmisibles como la hepatitis B, por ejemplo) y la designación de una ginecóloga (la doctora Pérez Ochoa) para la atención de estas pacientes.
Para colmo, esta médica también las discrimina, pues deja a las mujeres con VIH hasta el final del día, a pesar de haberlas citado desde las ocho de la mañana y, cuando puede, cancela la consulta, además de que se niega a portar las muestras, por lo que son ellas mismas quienes las trasladan a Infectología.
Por todo lo anterior las pacientes exigen se les proporcione atención médica adecuada y expedita a las mujeres con VIH, además del tratamiento y los medicamentos necesarios, no sólo para combatir el VIH, sino el virus del papiloma humano (que suele desembocar en cáncer cérvico-uterino) y el herpes, que afecta de manera especial a las personas con el sistema inmunológico dañado.
Por último señalan como posible solución la instalación de una sección especializada dentro de Infectología con médicos especializados, enfermeras y el equipo necesario, así como la indispensable capacitación al personal del IMSS involucrado, sobre todo lo referente al VIH, pues la ignorancia es una de las principales fuentes de discriminación. (Manuel Zozaya)