La iniciativa emitida por el Ejecutivo para privatizar el sector eléctrico parece ser resultado de una fuerte presión, que urgió a sus colaboradores a emprender acciones al vapor. Tan fue así, que ni siquiera les dio tiempo de revisar los documentos emitidos por el propio gobierno. Si uno se guía por lo expuesto en los documentos oficiales, descubrirá diferencias nada despreciables entre los montos calculados para garantizar las expansión y modernización del sector para los próximos años y los calculados en la apresurada iniciativa. Así las cosas, uno no puede más que imaginar que tras esta urgida pretensión se halla la respuesta a las condiciones impuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para renegociar la deuda externa del país. Baste recordar que apenas unos días antes de que se diera a conocer el plan para reformar los artículos 27 y 28 constitucionales, el secretario de Hacienda y el gobernador del Banco de México, solicitaron al FMI refinanciar ese débito, a cuyo pago se habrán destinado, al finalizar la actual administración, algo así como 13 mil 690 millones de dólares, cantidad equivalente a más de cinco veces lo invertido en el sector eléctrico en esta administración. Y es que aunque uno no quiera pensar mal, qué otra explicación hay a la acelerada campaña -de terror, la llama el Sindicato Mexicano de Electricistas-, para privatizar el sistema eléctrico, cuando entre las cifras oficiales hay severas contradicciones. Entonces, ¿cómo explicar esta repentina postura? Según el Plan de Desarrollo 1995-2000 y el Programa de Desarrollo y Reestructuración del Sector de la Energía, el gobierno se obligó a seguir promoviendo la participación del capital privado en la generación, acorde a las reformas a la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, pero en ninguna parte hay argumentos que planteen profundizar la privatización del sector. La Prospectiva del sector eléctrico presentada por la misma Secretaría de Energía, destaca la necesidad de incorporar al sistema eléctrico 13 mil 189.2 megavatios (MW) de capacidad de generación para los siguientes diez años, de los cuales 3 mil 260.7 corresponden a proyectos de construcción, licitación o ya contratados y 9 mil 928.5 a la capacidad adicional. Asimismo, en ese documento, que ya incluye la participación del capital privado, se garantiza la expansión y desarrollo del sector eléctrico para la próxima década, en plena contraposición a lo expuesto en la iniciativa del ejecutiva. Y echándole más leña al fuego, el anterior director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Rogelio Gasca Neri, declaró en 1998 que la capacidad comprometida se estimaba en 7 mil 600 MW y que con nueve convocatorias que la CFE emitiría en ese año, se garantizaría el abasto oportuno y eficiente de electricidad para los mexicanos hasta el año 2006. ¿Qué pasa ahora? La Secretaría de Energía, en respuesta a la postura del PRD en torno a este asunto, responde que es cierto que la CFE tiene un superávit acumulado de 19 mil 990 millones de pesos, sin embargo sostiene que esa cifra está muy por debajo de las inversiones financiadas con recursos privados por 52 mil 612 millones de pesos, que implican obligaciones de largo plazo y compromisos contractuales a cargo del gobierno federal. Pero aún quedan muchas preguntas, por ejemplo: ¿de dónde salen los 250 mil millones de pesos, a precios actuales a que se refiere el gobierno para atender los programas de expansión e la CFE, cuando en la Prospectiva se requerían tan sólo 195 mil 550 millones de inversión para la próxima década, mismos que serían obtenidos por inversión privada (48.7 por ciento) de acuerdo a los lineamientos actuales y por la CFE (51.3 por ciento)? Y una cuestión más, para que respondan los asesores presidenciales o algún diputado, del partido que sea: ¿Por qué no se ha llamado a comparecer a Rogelio Gasca Neri, ex director de la paraestatal?, ¿será cierto que si habla, lo encierran, acusándolo de malversación durante su gestión al frente de la CFE? Y como dice el articulista José Antonio Almazán, si la intención de privatizar no responde a una necesidad real del sector eléctrico, entonces ¿a qué intereses responde? ¿Por qué se utilizan como argumento privatizador -los subsidios- lo que es resultado de una política estatal descapitalizadora?
Melée
Con recesiones y devaluaciones acechando a América Latina, México es un candidato poco probable para convertirse en una estrella en términos bursátiles. Sin embargo, el mes pasado la Bolsa Mexicana observó el mejor desempeño entre los índices principales mundiales, con un incremento de 9 por ciento en términos de dólares. Aunque en 1998 el país fue contagiado -según analistas del Financial Times-, por los mercados emergentes, este año se ha desvinculado enfáticamente de sus vecinos del sur. En lo que va de 1999, la BMV ha aumentado en más de 6 por ciento en términos reales: Argentina ha retrocedido 11 por ciento y Brasil, Venezuela y Colombia han registrado descensos por encima del 20 por ciento. Parte de las razones son los vínculos cercanos de México con su vecino del norte. Dicen los analistas del Times que la fortaleza de Estados Unidos ha impulsado a la economía mexicana, que crecerá entre 2.5 y 3 por ciento este año, mientras que la de Brasil y Argentina decrecerá. México parece ser la mejor apuesta de América Latina para este año. ¿Será?