n Insiste Fuentes en postular a Silva Herzog


Tecnócratas y populistas dejaron

una nación sin justicia social

César Güemes n Carlos Fuentes no quiere ser presidente de México. A cambio ofrece, con la calidad moral que le confiere su trabajo literario sobre el país, varios puntos de vista que ubican con certeza cuáles son sus preferencias en el terreno político.

Ya que la carrera por la primera magistratura se encuentra como si para las elecciones faltaran 16 semanas y no 16 meses, Fuentes no duda en apoyar a Jesús Silva Herzog como candidato, aunque tampoco descarta las posibilidades que tendría la oposición si finalmente se uniera.

Se manifiesta en contra tanto de los tecnócratas como de los populistas; reconoce que el presidente Ernesto Zedillo intervendrá en la contienda electoral, pero no para designar sucesor, sino sólo como jefe de su partido; está convencido de que la izquierda es mejor vía que la derecha; aprueba totalmente la consulta zapatista y lamenta, con ejemplos varios, que el México en el que confió se haya perdido en gran medida e incluso llegara a derrumbarse.

Todo ello sucede cuando ha terminado su conferencia inaugural del coloquio Apocalipsis y Utopía de la Ciudad de México, que comenzó ayer como parte de las actividades del 15 Festival del Centro Histórico. Así es la charla múltiple con el prosista.

 

Candidato sin partido

 

ųLlegado el caso, para el 2000 Ƒaceptaría la candidatura a la Presidencia de la República por un partido político o una coalición, don Carlos?

ųNo, de ninguna manera. Soy escritor. Tengo 70 años y quiero pasarme por lo menos otros 10 años escribiendo.

ųVaclav Havel también era escritor antes de ser político.

ųPues sí, pero él es jovenzote.

ųƑContinúa pensando que Silva Herzog es el candidato idóneo para el país?

ųPara mí lo es porque coincide con el ideario que es el mío: la posibilidad de combinar la eficacia económica con la justicia social. Tener una sólida base económica y al mismo tiempo desarrollar la justicia social es el dilema que enfrenta México. Los tecnócratas nos han dado una nación desprovista de justicia e incluso de eficacia económica, debo decirlo. Los populistas de antaño hicieron promesas de justicia que tampoco se cumplieron. Entonces, reunir las dos cosas es el desafío del país.

ųƑConsidera viable el camino de la alianza entre la oposición?

ųHay muchas posibilidades, como lo demuestran los hechos de las últimas semanas. Se habla de la alianza de todas las fuerzas de oposición, en cuyo caso se necesitaría un candidato sin partido, y ahí el nombre de Silva Herzog vuelve a jugar. Podría haber una alianza del PRD y los partidos llamados pequeños, que no lo son, para tener un candidato que podría ser nuevamente Silva Herzog. Se están ensanchando posibilidades, hay muchos problemas, muchas loterías que pueden ocurrir, muchos azares que pueden suceder de aquí a julio del 2000. De manera que simplemente estoy diciendo cuál es mi preferencia ciudadana. Coincido mucho con las ideas de Silva Herzog, pero no puedo pronosticar relamente lo que va a pasar en el curso de los próximos meses.

ųAl parecer, entonces, no se trata tan sólo del nombre que enarbole la posibilidad de cambio, sino de una base política concreta que lleve a ese viraje.

ųEs un problema de programas. Necesitamos un programa en el que se diga: la responsabilidad económica es compatible con la responsabilidad social. El programa que sepa articular eso, el que sepa decir cuáles son los pasos para conciliar esas dos responsabilidades hacia un pueblo en el que por lo menos la mitad de sus integrantes viven en la pobreza, será el programa al que me voy a adherir.

ųƑNo ha considerado todavía la opción del dedazo?

ųHay dedo dentro del PRI, pero ya no fuera, lo que es importante.

ųHabría dedo moral, entonces.

ųNo, no, no. Simplemente el presidente Zedillo está actuando como jefe de un partido, y tiene todo el derecho a hacerlo. Clinton actuó como jefe del Partido Demócrata, Blair como jefe del Partido Laborista, etcétera. Lo que creo es que hemos vivido varias etapas en la transición mexicana desde los más recientes cinco años. Una etapa en la que el Presidente de la República pudo retirarse de la contienda, con el fin de que empezaran a funcionar las instituciones democráticas, que se dieran grandes triunfos de la oposición y todo lo que vimos. Pero ahora llega el momento crucial, que es el de la contienda electoral por la Presidencia. Y ahí naturalmente el Presidente va a intervenir, sólo que ahora no puede decidir quién va a ser su sucesor. Esa es la gran diferencia.

ųLa izquierda, por sí misma, Ƒes vía aún?

ųLa izquierda siempre será vía, porque tiene o debe tener los programas de justicia social en los que la derecha nunca va a pensar.

ųƑCuál es su postura respecto a la consulta zapatista que viene?

ųLa apruebo totalmente.

 

Apocalipsis de exportación

 

ųSu visión de utopía y apocalipsis respecto de la ciudad de México es muy fuerte, don Carlos. Parecería que la salida no está a la mano.

ųEsta es una ciudad en la que, curiosamente, la utopía y el apocalipsis coincidieron en la fundación misma de la urbe: el asombro de los españoles y luego el hecho de destruir la ciudad azteca. La época a que me referí hoy es curiosa: la ciudad después de la Revolución Mexicana estaba llena de utopías extraordinarias, como lo demuestran la pintura, la literatura, la música, el cine. Hoy estamos desconcertados ante nuestro futuro. Siento que estamos esperando, más que nada, la llegada de una generación nueva. Mi generación en los años 50 tuvo muchas esperanzas respecto al país.

"Hoy vivimos una profunda desilusión, pero veo que es algo generacional, aunque también se da en hombres y mujeres más jóvenes que nosotros. Siento que estamos esperando la llegada de una juventud que le va a dar nueva razón de ser al país; le va a dar una nueva utopía a México. ƑQuiénes son, dónde están? No lo sabemos. ƑQuién sabía en 1910 dónde estaban o quiénes eran Villa, Zapata, Obregón, Calles, Cárdenas? No lo sabía nadie. Estamos en un país que tiene la mitad de habitantes con menos de 20 años. De manera que estoy a la espera de una nueva juventud que nos va a indicar el rumbo a nosotros, los que ya pasamos por otro México en el que creímos, y que en gran medida perdimos y se nos derrumbó.

"Ultimamente hemos tenido tales descalabros y fracasos, que más bien hemos exportado apocalipsis: el efecto tequila sería un ejemplo. Pero también está por ahí el efecto samba. Eso quiere decir que estamos en un mundo muy desordenado. Por eso es muy importante que en el 2000 tengamos en México un gobierno capaz de entender cuáles son las dimensiones de la globalización, cuál es nuestro lugar en ella, y afirmar que si no se resuelven los problemas locales, no podemos participar en los problemas mundiales".