n Informe anual del BID a sus gobernadores
Riesgo de volatilidad bursátil e inestabilidad en América Latina
Antonio Castellanos, enviado, París, 14 de marzo n El director del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias, advirtió aquí que no se puede descartar la posibilidad de nuevas erupciones de inestabilidad en América Latina. En el horizonte, dijo, se perfila la posibilidad de una drástica contracción de los mercados bursátiles de Estados Unidos, y en otros lugares podrían producirse nuevas situaciones de volatilidad.
En el informe anual del BID, presentado en la 40 Reunión Anual de la Asamblea de Gobernadores, se señala que en el frente comercial la contracción del crecimiento mundial mantendrá deprimidos los precios de productos básicos, lo cual constituirá un gran desafío para el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica en varios países de la región.
El organismo apunta que la prudencia fiscal y monetaria sostenida, ciertamente, será decisiva. Sin embargo, algunos sucesos recientes indican que la liquidez también es un factor muy importante: las economías líquidas han sido menos propensas que las ilíquidas a sufrir grandes cambios en el ánimo de los inversionistas.
Indica también que, según los cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI), la tasa de crecimiento de la economía estadunidense bajará de 3.7 por ciento en 1998 a 1.8 por ciento en 1999, mientras que Japón presentará una contracción adicional de 0.5 por ciento.
Con este crecimiento lento como telón de fondo, agrega el informe, la postura expansionista de la política monetaria y las bajas tasas de interés en los países desarrollados deberían llevar a una recuperación de las corrientes de capitales a los mercados emergentes.
En 1998, América Latina se mantuvo como un mercado importante para las inversiones extranjeras directas y la compra de acciones, operaciones que representaron 56 por ciento de las entradas de capitales privados.
Iglesias plantea ante la comunidad financiera de América Latina y de Europa, reunida en la capital francesa, que en vista del compromiso continuo de la región con la política de libre mercado y la integración con el resto del mundo, estas fuentes de financiamiento probablemente seguirán siendo importantes este año.
Hace ver que las corrientes de capitales a economías de mercados emergentes, que llegaron a 245 mil millones de dólares en promedio en 1996 y 1997, cayeron a 191 mil millones en 1998, nivel similar al de 1994 y 1995. Añade que el costo de estos fondos aumentó considerablemente.
La crisis financiera en Asia y luego en Rusia provocó en América Latina una contracción de las reservas internacionales de divisas, la reducción del acceso al crédito externo y presiones tanto en el tipo de cambio, como en las tasas de interés de la región. En el extenso documento se hace una amplia referencia a los efectos provocados por el fenómeno climático de El Niño.
El informe expone que 1998 se caracterizó por la caída ''a pique'' de los precios de productos básicos y turbulencias financieras sin precedentes en todo el mundo. El desplome de precios se debió en gran medida a la recesión que se produjo en algunos países asiáticos, especialmente Japón, Indonesia, Corea, Malasia y Tailandia.
El caso del petróleo, puntualiza, tal vez sea el más notorio: el precio bajó 31 por ciento en 1998, tras una disminución de 5 por ciento en 1997.
Iglesias informa que en un entorno de menor acceso al financiamiento externo, los gobiernos de toda la región se vieron obligados a tomar metas fiscales restrictivas a fin de mantener la estabilidad macroeconómica.
En varios países, como Argentina, Brasil, Costa Rica, México, Venezuela y otros, se implementaron planes de austeridad fiscal. En consecuencia, el deterioro de la situación fiscal fue leve; el déficit promedio de la región pasó de 1.7 por ciento del producto interno bruto, en 1997 a un 2.5 por ciento en 1998, concluye el informe.