n Te venimos a adorar con toda confianza, con todo respeto, le dijo su tiempero
Ofrenda y mañanitas a Don Goyo, cerca del cráter
María Rivera n Desde tiempos inmemoriales los hombres se han acercado al cielo para hablar con Dios. A escaso kilómetro del cráter de Popocatépetl y siguiendo a su tiempero, don Antonio Analco, los habitantes de Santiago Xalizintla llevaron el pasado 12 de marzo, como cada año, sus ofrendas.
Firmes en su fe, desestimaron las advertencias gubernamentales sobre el incremento de la actividad del volcán y festejaron el santo de Don Goyo con música de teponaxtle y chirimías.
Un día antes, el destacamento militar posicionado en el poblado había alertado de una posible evacuación. Don Antonio, desesperado, se preguntaba: ''ƑY ellos cómo lo saben? ƑCuándo les dio Dios mi padre esa información?''.
El campesino de 52 años, explica que desde niño Dios le mandó el don de controlar mágicamente el clima. A través de los sueños, el volcán le avisa sobre la temporada de lluvias, el granizo, el frío, en fin, todo lo que este mundo de tierras de temporal necesita para sobrevivir.
El siempre nos espera...
Por eso don Antonio no podía entender cómo los militares habían llegado a la conclusión de que existía peligro. No había soñado nada, Don Goyo nada le había avisado por esas fechas.
''Yo sé que no hay peligro, él siempre nos espera el día de su santo. Cuando nuestro padre Dios le dé órdenes (al volcán), él me lo va a comunicar porque siempre estamos en contacto. El me va a avisar para que yo se lo diga a todos. Entonces sí, švámonos!'', dice.
Xalizintla es un poblado en el que la mayoría de sus dos mil habitantes vive del campo. La mayor parte de sus jóvenes apenas al terminar la primaria migra a Puebla o al Distrito Federal, donde se suman al ambulantaje. ''Tiene su puesto en México'', es la respuesta de los padres al preguntarles sobre sus hijos. Los que se quedan, no tienen más que pedir que Dios los proteja y les mande buenas cosechas.
El 12 por la mañana, los noticiarios de Puebla informaron que las peregrinaciones se cambiarían por esta ocasión al volcán Iztaccíhuatl. El Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) había intentado convencerlos del cambio, sin resultado. Los campesinos continuaron con su ceremonia, como lo tenían previsto.
ƑPor qué creerles a los soldados si don Antonio no les había avisado nada? El año pasado, después de la visita a la volcana (Iztaccíhuatl), el tiempero salió a la boca de la cueva para decirles que no pensaran que por haberle llevado su ofrenda iba a llover a tiempo. Y efectivamente, así sucedió. Esto lo avisó ya desde el 3 de mayo. ƑCómo desconfiar de él ahora?
Cuesta arriba, la penitencia
Evadiendo a los militares, los habitantes de Xalizintla llegaron hasta las faldas del volcán en camiones de redilas. Para no ser detenidos por los soldados buscaron un camino de difícil acceso. Tras cuatro horas de viaje cuesta arriba -que toman como penitencia- llegaron a la cueva cercana al cráter.
Mientras los teponaxtles entonaban Las mañanitas, don Antonio floreó tres cruces con claveles rojos y gladiolas guindas frente a las cuales fue colocando uno a uno los presentes que el volcán les había pedido.
Con lágrimas en los ojos, el tiempero felicitaba a Don Goyo por su santo. ''Te venimos a adorar con toda confianza, con todo respeto. šFelicidades!''.
Las prendas de vestir -camisa azul, pantalón café y un sombrero de palma- fueron los primeros regalos. Enseguida, la fruta: sandía, mangos, manzanas, plátanos y mandarinas. Luego, la comida. Por ser día de cuaresma, le prepararon una cazuela de caldo de pescado con nopales, que completaron con tortillas, tazas de café caliente y pan dulce. Hasta unas bolsas de gomitas recibió Don Goyo de postre. Y para terminar, una botella de tequila blanco, cervezas y cigarrillos.
A coro llegaron las alabanzas: ''Por favor señor Don Gregorio/te vengo a decir oh, mi salvador/que yo te amo a tí con el corazón''.
La ceremonia terminó con el rezo de padres nuestros y avemarías, entre sahumerios de copal.
Fumarola de agradecimiento
Los coheteros, haciendo honor al refrán popular, quedaron mal. Llegaron cuando la ceremonia estaba por terminar y entre regaños de los festejantes lanzaron unos cuantos fuegos artificiales. Fue hasta entonces que comenzó el banquete. Cada uno ofrecía al resto lo que había podido llevar, como tortas de camarón con nopales, arroz con papas, rajas de chile poblano y frijoles.
Don Goyo, para agradecer la ofrenda -según la interpretación del tiempero-, lanzó una impresionante fumarola de más de dos kilómetros, que la gente del pueblo festejó con risas.
Por su parte don Antonio, receloso, comentaba que el volcán le había avisado que este año el tiempo no sería tan malo como el pasado, pero que tampoco habría que esperar bonanza. ''Ya depende de la labor que uno le meta a la siembra y de la ofrenda de mayo'', matizaba.
Para los habitantes de la región, la celebración del santo del volcán es apenas una fiesta de anticipación. La petición de lluvia es hasta el 2 de mayo en el Popo, y el 3 en el Iztaccíhuatl.
El 30 de agosto -día de Santa Rosa de Lima- se festeja el santo de la volcana y hacen una nueva peregrinación. Para entonces, ya se puede calcular qué tan abundante será la cosecha. En diciembre puede volver a ir el tiempero a dar las gracias, pero eso ya no es obligatorio.
La mayoría de los pueblos que dependen del clima para su cosecha, aún conservan la creencia en sus tiemperos. Sin embargo, con la introducción de los sistemas de riego en algunos lugares la gente dejó de creer, desplazando la confianza de Dios hacia la técnica.
TRADICION TOLTECA
Los tiemperos son una tradición de origen tolteca. Desde las últimas décadas del siglo pasado se encontraron los primeros vestigios arqueológicos de estas ofrendas, que en su mayoría consistían en vasos con el rostro de Tláloc.
Según el antropólogo Julio Glockner, en este rito pleno de sincretismo hay un cambio de funciones de los elementos que componen el ritual, pero la estructura queda prácticamente intacta, en el sentido de que siguen haciendo procesiones no en los atrios de las iglesias, sino en la cimas de los cerros, que no es un elemento cristiano. Allá, se tiene un diálogo directo con el volcán, con los vientos, con las lluvias.
Por otra parte, hay nuevos personajes de culto que han sustituido a Tláloc, como San Gregorio, Santa Rosa de Lima, Santa Bárbara o San Juan.
Actualmente, los elegidos ven su oficio más como un trabajo especializado que como un don divino, explica el autor de Los Tiemperos, libro publicado por la Universidad Autónoma de Puebla. ''Ellos están bien conscientes de que es un trabajo sagrado, pero esto no los hace pensarse a sí mismos como seres semidivinos. Saben que fueron agraciados por Dios para realizar un trabajo que beneficia a toda la comunidad. Finalmente, la petición de lluvia se hace para todo mundo, para el universo, como dicen ellos''.
El investigador precisa que puede haber casos de gente que tenga revelaciones desde niños. Un elemento tradicional en la zona es que tienen que ser señalados desde el cielo por un rayo que caiga en el cuerpo del elegido, o bien que truene el cielo, que es el caso de don Antonio Analco. Según el tiempero de Xalizintla, un día de junio, azul, sin nubes, en el momento en que él estaba moviendo una cruz, tronó. El lo tomó como la señal del cielo y entonces comenzó su labor mágica.
Los tiemperos tienen una serie de técnicas mágicas que les permiten ahuyentar los vientos o los granizos que van a perjudicar las milpas y las frutas. Si las cosas fallan, lo explican como resultado de infracciones rituales o porque Dios está empeñado en dar una lección.
Glockner menciona que en los pueblos de la región se habla mucho de que los hijos se revelan contra los padres o de que hay divisiones dentro de las comunidades. ''Estas descomposiciones del mundo campesino son vistas como un mal síntoma, como una especie de castigo que viene del cielo. Dios avisa y advierte que estas relaciones se tienen que enmendar para que la gente no sufra estas desgracias''. (María Rivera)