n El Servicio Electoral declaró "empate técnico" a la una de la mañana
A medianoche dos contendientes se proclamaban vencedores
Elena Gallegos n A la medianoche todo se complicó en el PRD. A esas horas, dos de los contendientes por la directiva nacional -Amalia García y Jesús Ortega- se declaraban, aunque de distintas maneras, švencedores!
Luego vino la confusión, el enredo, la sospecha, las versiones encontradas y šla guerra de números! A la una de la mañana, salomónicamente, el Comité General del Servicio Electoral hablaba de... šempate técnico! Pero 60 minutos después las tendencias comenzaban a inclinarse a favor de Ortega. Larga será la madrugada para el perredismo.
Primero, en el auditorio Heberto Castillo y ante cámaras y micrófonos, Amalia García aseguró que la tendencia a su favor se consolidaba y que, "responsablemente", ofrecía sus propias cifras. Eran las 23 horas con 30 minutos.
Casi a las doce de la noche -apenas Amalia y su gente abandonaron el auditorio-, Jesús Ortega y su equipo se presentaron para dar sus propios datos y adujo, igual que Amalia, que él también se conducía "responsablemente".
La una y el otro iban adelante, según sus conteos. Amalia se dejó fotografiar con la "V" de la victoria; Jesús respondió con un fuerte: "šSí, lo es!", a la pregunta: "ƑLa tendencia que nos ofrece es irreversible?" A los dos se les veía seguros y todos negaban, rotundos, que estuviera estallando el conflicto.
Rosa Albina Garavito, aparentemente en tercer sitio, fue también la tercera en hablar ante los medios para mostrar su extrañeza "en las prisas por decretarse triunfadores". Dijo que ella, de plano, no le entraría a esa guerra.
Mientras eso sucedía, los porcentajes puestos en pantalla por el Servicio Electoral estaban -a decir de los que saben- lejos de ser representativos ya que faltaban resultados de varios de los estados que se consideran "altamente perredistas", entre éstos, ni más ni menos, el Distrito Federal. En tanto, unas veces se ponía en la delantera Jesús, y en otras, Amalia.
Larga, larga será la madrugada para los dirigentes del PRD. Aguardaba un minucioso trabajo de recomposición para que no les amanezcan este lunes dos ganadores y un empate técnico... para que ninguno de los contendientes rompa con la institucionalidad. A saber.
Y así llegó a su clímax el primer capítulo de la elección de la directiva del PRD en la que buscó imponerse "la estrategia del equilibrio" -como una manera de garantizar que ninguna tendencia o corriente se quedara con todo- y en la que se hizo evidente que el perredismo tiene todavía un largo trecho por recorrer para romper con las inercias, las viejas prácticas, los pleitos caseros, la enraizada cultura de la sospecha y, por lo que se vio esta noche, hasta del šmadruguete!
Todavía no hay, pues, respuesta para quienes alardeaban que el PRD conseguiría mantener los "equilibrios" -punto central en su camino al 2000- depositando así su liderazgo en manos de uno de los hombres fundamentales en la construcción de la estructura partidaria y de algunas de las candidaturas que llevaron al partido a ganar cuatro gobiernos estatales: Jesús Ortega.
Y como parte de esa estrategia, se colocaría en la Secretaría General no sólo a una mujer, Amalia García, sino a una destacada representante de la izquierda social del partido.
Con graves problemas en el padrón -del que desaparecieron no sólo figuras centrales del partido sino hasta los candidatos-, escasos recursos, deficiencias en la organización, fallas en la logística y un reglamento recién aprobado que, en su primera prueba de fuego, estuvo muy abajo del diez, el PRD estuvo a punto de duplicar, como se había propuesto, la cifra de votantes obtenida hace tres años.
Pero antes, mucho antes de la declaración anticipada de victorias, las posturas se dividieron en torno las anomalías registradas a lo largo de la jornada: "šEs parte del aprendizaje!", desdramatizaron algunos. "šTenemos que actuar con responsabilidad antes de asumir cualquier actitud!", convino al anochecer Garavito. "šNo hay incidentes de gran magnitud que justifiquen la impugnación general del proceso!", sostuvo Carlos Navarrete, de la planilla de Jesús Ortega.
Y, en el ínter, se puso sobre la mesa de debates la propuesta que hizo Porfirio Muñoz Ledo muy tempranito, cuando acudió a votar a la casilla instalada en Horacio y Musset, en Polanco: "Los partidos -convino- no tenemos todavía la capacidad suficiente para elecciones internas cuando éstas son universales. No digo que no lo podamos hacer..." Por eso, planteó la necesidad de que se hagan las reformas pertinentes para que los organice el IFE.
Unas horas más tarde, en ese sitio -porque ambos acudieron a la misma casilla, aunque a diferentes horas- se pidió Cuauhtémoc Cárdenas, que opinara sobre esa posibilidad. Fue contundente: "Lo considero completamente innecesario. Sería admitir que no tenemos capacidad para organizar elecciones. Creo que estamos más que preparados para organizar una elección con transparencia y mucho mejor que como lo ha hecho el gobierno".
En los distintos comités de campaña se acumulaban los reportes del transcurso del proceso. Ya por la tarde, Manuel Ortega (de la planilla de Rosa Albina) se quejaba de la elección en Zacatecas: "Ahí trabajó todo el aparato para apoyar la candidatura de Amalia" y Cuauhtémoc Sandoval (de la fórmula de Amalia) lamentaba que a la gente de Chucho se le "pasara la mano" en algunas casillas, en las que "se alcanzaron resultados atípicos", señaló, pero se negó a usar el término de zapatos tan en voga en las prácticas priístas.
El hecho de que ni Cuauhtémoc Cárdenas, Amalia García, Rosa Albina Garavito, Mario Saucedo y Raúl Alvarez Garín estuvieran en el padrón, llevaba del enojo a la hilaridad. "šEs parte del aprendizaje", se defendían.
Además, y pese al esfuerzo realizado, el conteo fue muy, muy lento, a grado tal que llegó a exasperar los ánimos de quienes ya se sentían con la victoria en el bolsillo, y también de quienes, no obstante los reportes, se empeñaban en abrigar esperanzas.
Casi a gotas comenzó a fluir la información. Por eso, a la medianoche las tendencias que aparecían en las pantallas no podían aún considerarse como definitivas.
Para colmo, la división que vivió la COCEI -baluarte del PRD en el Istmo de Tehuantepec- ocasionó uno de los incidentes que estuvieron a punto de empañar el proceso: simple y sencillamente no llegó nunca la papelería para más de una veintena de casillas que recibirían a casi 40 mil votantes. El equipo de Garavito aseguraba que ahí su candidata había perdido, por lo menos, 25 mil votos.
Otros contaron que el responsable de tamaño incidente fue Rufino Rodríguez en su empeño de saldar cuentas con el senador Héctor Sánchez, de quien había sido uña y mugre. Sánchez es pieza fundamental en la fórmula de Rosa Albina en cuya planilla aparece como secretario general.
Larga, larga madrugada aguardaba al perredismo. Por lo pronto, la jornada terminó con dos contendientes cantando su victoria y un salomónico "empate técnico", según el Servicio Electoral, pero las cifas seguían cayendo y poco a poco parecía desfacerse el entuerto.