n De anfitriones "fichados" y amagos con arma, al creciente interés jalisciense en el EZLN

Jaime Avilés, enviado, Guadalajara, Jal., 20 de marzo n Esta es la breve crónica de la primera semana zapatista en Jalisco, o de cómo la señora Tita quedó "fichada" en Tepatitlán por haber acogido en su casa a los rebeldes, o de cómo éstos no subieron a la sierra nahua de Manantlán porque a sus anfitriones los intimidó el Ejército, o de cómo Paulina, delegada indígena de 32 años, fue internada en el Hospital Civil de esta ciudad, por supuestas "complicaciones de embarazo", cuando la realidad es que tiene el hígado del tamaño de una sandía, o de cómo, en fin, los encapuchados visitantes realizaron más de 300 actos públicos en la entidad, en donde este domingo se abrirán 580 mesas de votación para la gran consulta nacional contra la guerra.

Pero es también la crónica de cómo hoy, en el zócalo de Tequila, un piquete de judiciales encañonó y trató de llevarse a los únicos dos indígenas chiapanecos que tanto han trabajado en ese municipio, o de cómo el miércoles alguien echó tiros al aire ante la casa de las madres carmelitas que alojan a los zapatistas en Guadalajara, o de cómo el jueves en la Prepa 7, también aquí, una maestra de gramática afirmó que no se entiende eso de mandar obedeciendo, "porque le falta el sujeto directo", o de cómo la noche del martes Beto salió llorando del Hard Rock Café, porque tantas emociones le han triturado el alma, o de cómo, según noticias de caminantes recién llegados hasta acá, los del EZLN fueron recibidos por una multitud alegre en la sierra huichola, que los cubrió de elogios y flores.

Pero es también la crónica de cómo en 1994 no pasaban de cinco las buenas personas de Jalisco interesadas en "ayudar a Chiapas", o de cómo hoy son más de 2 mil, una mitad en Guadalajara y la otra en 80 de los 124 municipios de Jalisco, en donde se logró convocar y organizar la consulta, o de cómo finalmente lo más duro del trabajo ha recaído en un puñado de cien jóvenes de la oficina de enlace, que llevan una semana sin dormir, porque primero viajaron en camiones hasta el Aguascalientes del ejido Morelia, 90 kilómetros al este de San Cristóbal de Las Casas, después recogieron a los 290 delegados del EZLN, luego se los trajeron hasta acá y ahora andan casi como zombis de Zahuayo, porque el teléfono empieza a sonar a las siete de la mañana y repiquetea sin descanso hasta las 3 de la mañana siguiente.

Pero es también la crónica de cómo la semana comenzó más bien floja, con actos, aquí en Guadalajara, que lunes y martes se caían a último momento, o de cómo a partir del miércoles, al revés, dieron en multiplicarse, o de cómo los pobres zapatistas ya piden esquina porque se han reunido con estudiantes de primaria, secundaria, preparatoria, licenciatura, carreras técnicas, artísticas y de las otras, así como con toda clase de educadores, profesores, investigadores y lumbreras de la ciencia, así como madres de familia, madres de presos políticos, desaparecidos, deudores de la banca (barzonistas y de los otros), cristianos de base y de cúpula, activistas de derechos humanos, comerciantes, jóvenes anarco-punks, indígenas mixtecos, ex guerrilleros de los años 70, diputados del PAN, PRD, PRI y Verde Ecologista, así como colonos de barrios populares, funcionarios del gobierno estatal, transeúntes de la avenida Chapultepec, damas popis de Plaza del Sol (el Perisur tapatío) y niños fresas del Instituto de Ciencias, que esta tarde los convidaron a presenciar un festival taurino en el lienzo de los Zermeño, donde fueron lidiados cinco bravos becerros de la ganadería de Cerro Viejo, tan bravos que al quinto nadie se atrevió a hacerle fiestas.

 

Paulina: urge atención médica

 

Pero ésta, que todavía no principia, es también la crónica de cómo otros delegados zapatistas han hecho mítines relámpago, visitado ranchos, primarias, telesecundarias, templos y moradas campesinas, y asistido a festivales y verbenas, y concedido entrevistas de radio y cumplido numerosas actividades más en Ciudad Guzmán, Atemajac de Brizuela, Tapalpa, Sayula, Tolimán, Zapoltitic, Zapotitlán de Badillo, Amacueca, Etzatlán, Tamazula, Tuxpan, Lagos de Moreno, Mazamitla, Valle de Juárez, Quitupan, Arandas, Totatiche, Temastlán, Villa Guerrero, Chimaltitlán, San Martín de Bolaños, Bolaños, Santa María de los Angeles, Cuquío, Colotlán, Mezquitic, Huejuquilla, San Cristóbal de la Barranca y Tlajomulco.

O la crónica de cómo, en medio de tanto, el periplo zapatista se detuvo en la casa de doña Tita, allá en los Altos de Jalisco, precisamente en Tepatitlán, o de cómo apenas se retiraron los pacíficos huéspedes, un sujeto llamado Ramiro Rentería, jefe de la policía municipal, mandó llamar a la buena dama y una vez que la tuvo en su presencia la interrogó durante una hora, preguntándole por "las armas de los revoltosos", queriendo saber si "Ƒestos indios no serán del PRD?", e informándole que "traer capucha es delito en México", tras de todo lo cual despidióla diciéndole "usted queda fichada y nosotros vigilaremos su casa 24 horas al día".

Pero es también ésta la crónica de cómo, por motivos semejantes, los indígenas nahuas de la sierra de Manantlán, que mucho se habían esforzado en brindar un digno recibimiento a los delegados del EZLN allá en sus montañas, a última hora avisaron que siempre no se iba a poder, porque "hay mucha militarización y el Ejército nos está molestando", y porque si bien no creían que hubiera problemas mientras con ellos estuvieran los zapatistas, "ya supimos que los soldados van a detener a las personas que los atiendan cuando (los indígenas rebeldes) se vayan".

Así que ésta es, igualmente, la crónica de cómo los aparatos represivos de Jalisco han emprendido tímidos esfuerzos por intimidar a la población y evitar que mañana (hoy) se instalen las 580 mesas que fueron registradas ante la Fundación Arturo Rosembleuth, 60 de las cuales, sin embargo, realizaron la consulta ayer viernes en igual número de planteles escolares de Guadalajara, en los que todavía no se sabe cuántas personas intervinieron, así como tampoco se tiene un cálculo de las que acudirán a las urnas en las próximas horas, porque con excepción del periódico Público, que ha hecho una excelente cobertura de la consulta, el resto de la prensa tapatía la ha ignorado, o se ha referido a ella en espacios editoriales con el único fin de desprestigiarla.

Pero ésta es también la crónica, la triste crónica, de cómo una joven y hermosa delegada zapatista llamada Paulina, de 32 años de edad, salió de Chiapas sintiéndose pero de veras mal, creyendo que traía "complicaciones de embarazo", y que al llegar a esta ciudad fue internada en el Hospital Civil, en donde los médicos constataron que no estaba preñada sino que, al parecer, anidaba en ella un tumor "que le desplazó ocho centímetros el paquete intestinal", pero que tras las pruebas de detección de cáncer resultó que no era tumor sino que el hígado estaba "crecido como una sandía", probablemente por cirrosis en estado terminal, y dada de alta el día de hoy, ahora aguarda a que la oficina de enlace le consiga un especialista en México y, por instrucciones de la Comandancia General del EZLN, la transporte en avión a la mayor brevedad posible.