n ''Dios es todo aquello que desconocemos''
La felicidad es una mala receta de nuestra época, decía Sabines
Graciela Atencio, especial para La Jornada/ II y última n Esperanza, La Pelancha, fue el primer amor de Jaime Sabines. A cado rato se peleaba con ella, pero al poco tiempo regresaban. Finalmente se casó con Chepita, una mujer muy estudiosa a la que se acercó gracias a su amiga Tina.
ųƑNo volvió a ver a La Pelancha?
ųNo, la historia no termina ahí. En 1946, La Pelancha vino a buscarme a México y unos amigos me organizaron una cena con ella. Había pasado un año y medio sin verla. Durante la reunión nos dejaron un rato platicando solos, y me di cuenta de que era un truco para que volviera a caer en sus manos, en esa época tenía varias novias... Esa noche me sentí muy triste después de verla. Pensé: "Por qué me pasa esto, por qué la mujer de la que estaba tan locamente enamorado ahora no significa nada para mí". Me acordaba de los versos de Bécquer, que empezaban: "Dime mujer cuando el amor se acaba..." En ese instante tuve la primera noción del desamor. Nunca más volví a verla. Muchos años después, ya casado con Chepita, me la encontré en Tuxtla, en un autobús que venía con una sola pasajera. La miré y descubrí que era La Pelancha, me senté a su lado y le pregunté cómo estaba. Ella también se había casado. Platicamos 20 minutos hasta que me bajé. Creo que yo fui el amor de su vida y ella mi primer gran amor. Cuando se acabó mi amor por ella, empecé a pensar en Chepita.
ųƑFue en la época en que Chepita también vino a estudiar a México?
ųSí, ella estudiaba odontología y yo medicina. Le sobraban los enamorados. Como no estábamos juntos, desde lejos, con mis amigos, averiguábamos si Chepita tenía novio, y nada, no le hacía caso a nadie. Por mi lado seguía con mis novias, pero siempre pensando en ella. No sé por qué estaba seguro y me decía a mí: "Si algún día me caso, será con Chepita que no anda mariposeando de un lado para otro". Y así fue.
ųNo se sentía un Don Juan, pero sus técnicas de seducción eran infalibles...
ųAunque no fallaban, nunca terminé de creer en las técnicas para seducir. En general, si a una mujer le gusta un hombre o si a un hombre le gusta una mujer, tarde o temprano sucede lo que tiene que suceder. Hay mucho cuento y mucho mito en torno a las técnicas de seducción. Esta casi siempre depende de que la mujer quiera ser seducida, ella es la que atrae. Un hombre puede estar tan tranquilo, solo, comiendo en un restaurante sin pensar en el amor, y de pronto pasa una mujer, él se fija en ella y empieza la plática. Pero la atención la despertó la mujer que lo provocó para que le hablara. No voy a negar que de joven usaba todas las técnicas habidas y por haber para seducir a una mujer, les mandaba cartas, flores...
ųƑLes escribía poemas?
ųNo, los sentía demasiado míos y era muy celoso de lo que escribía. Lo fundamental es que dos gentes se gusten. Lo demás son palabras, cómo te acercas, cómo le buscas entrar, cómo la atraes. Mis amigos me preguntaban: "ƑCómo le haces, Jaime?" Y no hacía nada, les decía que las quería, que las adoraba, que no podía vivir sin ellas, pero primero me convencía de lo que sentía por una mujer.
ųPero también le ayudaba el ser guapo.
ųNo se trata de ser guapo para enamorar. Lo importante está en la palabra, atraer y ser atraído no es cosa del otro mundo. No existen las mujeres difíciles... mujeres difíciles son las que no conocemos. No digo que todas sean fáciles. A la mujer que conozco, aunque no me haga caso y le valga madre que sea poeta, tengo que buscarle el modo de entrarle e insistirle. Y quién sabe, con el tiempo puede llegar a decir que sí. Por eso digo que el lenguaje es fundamental, es el medio ideal que uno tiene para comunicarse con una mujer.
Nunca me preocupé por
formar una corte
ųVolviendo a la poesía, Ƒde qué poeta o poetas siente que recibió influencia decisiva?
ųHubo muchos y siempre leí a los mexicanos y a los españoles en especial. Pero el que me marcó a los 18 años fue Pablo Neruda, quien luego me decepcionó cuando lo conocí en el 49. Venía a México a buscar la solidaridad con su causa, porque le habían quitado su banca de senador por el Partido Comunista de Chile y lo habían obligado a exiliarse. Estaba tan entusiasmado por conocerlo que acompañé a un amigo periodista que le haría un reportaje. Ese día me desilusioné tanto... llevaba un ejemplar de Horal, pero nunca se lo di, no abrí la boca en todo el reportaje y tampoco le dije que era poeta. Iba a conocer al poeta y me encontré con un hombre demasiado preocupado por su imagen, su ego y la política. Esa parte de Neruda era todo lo que no quería para mí. Ahora que lo pienso, a la obra de Neruda le sobra 50 por ciento de poesía. A mí nunca me interesó participar en los medios donde se movían los poetas ni formar una corte de aduladores a mi alrededor. Y mi trabajo también siempre estuvo lejos de la poesía. Desde el 59 al 80 pasé la mayor parte de mi tiempo en una fábrica de alimentos para animales, sólo mis ratos libres se los dedicaba a la poesía, pero la poesía nunca me dio de comer.
ųA pesar de que dejó de fumar hace varios años, el cigarrillo debe haber sido un gran compañero de su inspiración y su poesía, Ƒno?
ųCuando escribía era cuando más fumaba. Me recostaba en la cama con mi pluma, mi libreta, mi cigarro y mi cenicero. A lo largo de la vida he escrito de muy diversas maneras, pero sobre todo acostado y con un cigarro en la boca. Siempre en la cama ocurre lo mejor de la vida: el nacimiento, el amor, la escritura y la muerte. Aunque en una época me levantaba a las cinco de la mañana y me iba a escribir al comedor. O también a veces escribía en la mañana, según la temporada. Ha sido un poco variado, pero por lo general he escrito de noche y a solas, con mi mujer al lado no podía hacerlo. Cuando los niños crecieron y hacían una gran escandalera, me quedaba en la recámara solito una hora. El Diario semanario, por ejemplo, lo escribí así. La tarde era el único tiempo disponible que tenía de día. En dos meses lo terminé. Siempre que me inspiro se me amontonan las cosas, las escribo y luego dejo de darle a la pluma por una temporada. Entre mis libros hay dos, tres, hasta cuatro años de diferencia.
ųƑLe costó preservar al poeta de la rutina, las obligaciones y los problemas cotidianos?
ųEs muy difícil separar a la persona del poeta. Jaime Sabines es una sola persona, nada más que Jaime Sabines no se permite ser poeta en algunos momentos de su vida. Hay veces que pienso que es una gran mañosada de la vida ser poeta. Pienso que no sé si las musas o como se llamen lo hacen tonto a uno, lo hacen creer que uno es un hombre libre y eso es puro cuento. Es una pregunta difícil de contestar, todas las cosas me parecen parciales en ese sentido. Cuando recibí el Premio Nacional de Letras dije en el discurso que a uno le habían prestado la libertad y uno se sentía dueño de sí mismo. Pero la libertad es un cuento, yo siempre me he sentido atado, encadenado a la poesía, al diario escribir. No sé si lo digo claramente...
La vida, una ilusión del poeta
ųƑQué hay con la felicidad? ƑSiente que la ha conocido?
ųNo creo en la felicidad, pienso que es una mala receta de nuestra época. Prefiero recomendar, vivir intensamente, felicidad es una palabra tonta. ƑQué cosa es la felicidad? En el libro Quince momentos de felicidad, de un filósofo chino del que no me acuerdo su nombre, hay un episodio que recuerdo muy bien: soy un campesino que estoy trabajando la tierra, hace mucho calor, ya son las dos de la tarde, tengo una sed enorme, voy a refugiarme a la sombra de un árbol, donde resguardo una cantimplora con agua fresca deliciosa, me echo un trago de esa agua, reposo, sopla una brisa... Ese es un gran momento de felicidad. La vida se compone de veinte mil momentos de felicidad y de veinte mil momentos malos y desastrosos durante el mismo día.
ųEn alguna plática anterior que tuvimos, usted dijo que no le gustaba hablar de Dios, Ƒpor qué?
ųPorque todo lo que he dicho acerca de Dios está en mi obra. Estoy en paz con la idea de Dios. Lo único que podría agregar es que cuando lo pienso, siento que Dios es todo lo que desconocemos. Me parece una forma poética de definirlo.
ųEn relación con la muerte, en su obra aparece de distintas maneras, pero, Ƒcómo la ve en realidad Jaime Sabines?
ųEsa pregunta me hace pensar en mi padre. Me veo esa noche antes de que él muriera, mirando la televisión, esperando el momento final y luego como digo en el quinto poema de Algo sobre la muerte del mayor Sabines, me veo "introduciendo agujas en las escasas venas, tratando de meterle la vida, de soplar en la boca el aire...''
ųƑLe tiene miedo a la muerte?
ųNo, no le tengo miedo a la muerte, le tengo miedo a la enfermedad. Me espanta la enfermedad, lo que he pasado con mi cadera y todo lo que me trajo después... Poco a poco voy saliendo pero he dejado de escribir. Después de 35 intervenciones quirúrgicas no quiero saber nada de enfermedades ni de hospitales. Pero si tengo que pedir una ilusión, esa sería no morirme, quedarme tranquilo como estoy ahorita, platicando sobre poesía o sobre cualquier cosa o mirando cómo atraviesa el rayo de sol por la ventana.