Masiosare, domingo 21 de marzo de 1999
No estaba pactado. Pero el 11 de marzo Eugenio Clariond se lanzó a fondo: en el futuro, dijo, el peso sólo debe servir ``para dar propinas y cosas por el estilo, pues no tiene gran relevancia''.
El peso, dijo el líder del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios -la cúpula de cúpulas del empresariado-, debe ser como cualquier otro símbolo de la mexicanidad, igual que la bandera y el himno nacionales. Nada más.
En la misma reunión, el presidente Ernesto Zedillo dijo que no, y defendió el régimen cambiario de libre flotación que -aseguró- ``nos ha permitido amortizar los efectos de la volatilidad financiera internacional sobre nuestra economía, aun en momentos críticos''.
Al día siguiente, el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, afirmó que en la política cambiaria ``no hay recetas mágicas''. Al finalizar un desayuno con el Consejo Coordinador Empresarial, Ortiz quiso cerrar el episodio: ``Ya está dicho todo: el esquema de libre flotación es el que más nos conviene''.
Pero Héctor Larios Santillán, presidente del CCE, lo rebatió: ``El día que se pueda evitar la especulación de la moneda con respecto al dólar se tendrá una mayor estabilidad para el desarrollo sustentable''.
El mismo día, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Cuauhtémoc Cárdenas, expresó su negativa: ``Afectaría la identidad de los mexicanos y de México como nación''.
Porfirio Muñoz Ledo invitó a los aspirantes a la presidencia a debatir al respecto y adelantó: ``Es una propuesta ilógica e irracional''.
El 13 de marzo salió al paso otro precandidato a la presidencia. Vicente Fox apoyó la propuesta de los hombres de negocios, aunque aclaró que el peso no debe desaparecer.
Desde París, el secretario de Hacienda, José Angel Gurría -impedido de aspirar a la candidatura presidencial por los candados del PRI-, dijo que la propuesta fue a título personal (de Eugenio Clariond), pues en la cúpula empresarial no hay consenso: ``No hay necesidad de abrir cuentas en dólares y no se dará marcha atrás al reloj''.
El lunes 15 las principales cámaras empresariales y la Confederación Patronal de la República Mexicana volvieron a la carga y demandaron al gobierno analizar ``detenidamente'' la conveniencia de dolarizar la economía.
Un día después, Guillermo Ortiz recordó que en Europa tardaron 40 años para lograr la unión monetaria y machacó: ``México todavía no está preparado para ello, la inflación es alta, tenemos déficit en finanzas públicas y aún hay que consolidar el sistema mexicano''.
Consultado por Masiosare, el gobernador de Guanajuato precisa su postura sobre el tema.
``Lo primero que hay que preguntarse es para qué se quiere la dolarización'', dice.
Y explica:
``Lo que yo escucho de los empresarios y la sociedad es que desean la dolarización para tener estabilidad financiera, tasas de interés mucho más adecuadas, una moneda fuerte y un escenario más estable para poder planear, y para ello se necesitan dos cosas: 1) tener en orden las finanzas públicas, lo cual significa no sólo tener déficit fiscal, sino también lograr una reforma fiscal integral, y 2) una política monetaria que combata la inflación''.
En un tema que toca a los empresarios del país, Vicente Fox no ofrece soluciones rápidas: ``Como empresario entiendo lo que demanda la sociedad, no obstante, para nosotros este importante tema debe analizarse en un contexto más amplio. Necesitamos estabilidad financiera, pero también mecanismos que nos permitan contar con instrumentos financieros que complementen la apertura comercial, y contar con un sistema financiero ágil y eficiente para el siglo XXI ? Lo anterior no se logra sólo con dolarizar y delegar nuestra política monetaria a los Estados Unidos''.
¿Debe el peso servir sólo para ``las propinas y cosas por el estilo''?
Explica el hombre de los debates fallidos con Esteban Moctezuma:
``Lo que debemos analizar los mexicanos es cómo lograr un sistema financiero moderno y globalizado, y un sistema monetario integrado con el resto del mundo que nos permita utilizar tanto el peso como el dólar u otras monedas con las que se mantenga una relación estable; y una política monetaria acorde a la internacionalización de la economía''.
Ninguno de los sistemas que hasta ahora se han propuesto (dolarización, consejo monetario o unión económica), dice Fox, es ``una varita mágica'', sobre todo si no se mantienen en orden ``los fundamentales de la economía''.
``Los plazos para instrumentar cualquier medida -concluye- están en relación directa con el control de los indicadores fundamentales de la economía y con la modernización del sistema financiero. Estas son las tareas inmediatas a realizar, y a partir de estas acciones iniciar el debate''.
(Jesusa Cervantes)
David Brooks y Jim
Cason/Washington
Más reos en el país de la libertad
El número de reos en las cárceles de este país ascendió a un índice sin precedente: 1.8 millones, según un informe del Departamento de Justicia difundido esta semana. Desde 1985, el porcentaje de la población encarcelada se duplicó. Medido de otra manera, la tasa de encarcelamiento se incrementó, en ese periodo, a 668 reos por cada 100 mil habitantes. Las cifras oficiales indican que los ciudadanos de Luisiana, Texas y Mississippi tienen mayor probabilidad de acabar en una cárcel que los habitantes de Minnesota, Dakota del Norte o Vermont. Los negros tienen una probabilidad seis veces mayor que los blancos de acabar en prisión.
Después de Monica
El escándalo de Monica Lewinsky quizá ya concluyó, pero aún continúan abiertas cinco investigaciones a cargo de fiscales independientes sobre posibles violaciones legales del gobierno de Bill Clinton, reportó Business Week. Los fiscales independientes (una oficina creada como resultado del escándalo Watergate en los setenta) investigan a tres secretarios de Estado en funciones o retirados, y varios altos funcionarios de la presidencia de Clinton.
Desconfianza a los policías de NY
Menos de 25% de los residentes de la ciudad de Nueva York cree que la policía trata a los negros y a los blancos de la misma manera, y nueve de cada 10 negros opinó que la policía comete actos de brutalidad contra ellos, según una encuesta del New York Times. A raíz del incidente en el que cuatro policías blancos dispararon 41 balas y mataron a un joven negro sin historial criminal y desarmado, las percepciones de la policía y del alcalde de esa ciudad han empeorado.