La Jornada Semanal, 21 de marzo de 1999



Naief Yehya

Más angustia milenarista digital

Otro fin del mundo

Desde los orígenes de la humanidad los hombres han sentido una atracción irresistible por las historias de destrucción catastrófica. Con el final de la Guerra fría y la disolución de la Unión Soviética la amenaza apocalíptica más real en la historia parecía conjurarse. Tras décadas de vivir bajo la amenaza de la política del MAD o Destrucción Mutua Asegurada, con la que las potencias mantuvieron un frágil equilibrio atómico, súbitamente creímos quedar liberados del terror de ser aniquilados por el fuego radiactivo. Pero con puntualidad para alimentar los temores milenaristas populares apareció otro peligro más democrático y doméstico que los anteriores, un terror que no consiste en una lluvia de fuego o de misiles, sino que se trata de un depredador invisible, virtual de hecho, que espera el primer segundo del año dos mil para tornar computadoras, máquinas y el entorno mismo en nuestra contra (de manera similar a como el virus de la inmunodeficiencia humana vuelve al cuerpo en su contra). Como en muchos otros mitos de la antigüedad esta amenaza apocalíptica es producto de la vanidad del hombre y su sacrílego intento frankensteiniano de usurpar el terreno del creador al manufacturar mentes electrónicas y vida artificial. Este mito del fin del mundo, como ya todos sabemos, es de origen digital y se debe a la elección que realizaron ciertos programadores hace unas décadas al utilizar dos dígitos en vez de cuatro para definir las fecha (en vez de 1981 bastaba escribir 81). En esos tiempos la memoria de computadora era un recurso escaso y tenía sentido ahorrarla, además no existían estándares universales y nadie se preocupaba en serio por el nuevo milenio. El problema es que al llegar el año 2000 algunas computadoras (¿hace falta añadir que serán fundamentalmente las PC poseídas del espíritu microsoftiano?) creerán que están en 1900 o en 1980, que es la fecha inicial determinada de muchos sistemas.

El otro virus

Este defecto que se ha dado en llamar, el virus del milenio, el bug del año 2000 o el Y2K (un nombre perfecto para el marketing), podría parecer insignificante pero en realidad no lo es, ya que muchos programas y maquinas usan fechas en sus cálculos para realizar adecuadamente sus funciones. En particular las aplicaciones más susceptibles a verse afectadas son los programas financieros, pero una gran variedad de programas pueden tener reacciones inprevisibles. Además, se temen las consecuencias de los circuitos preprogramados que se encuentran en el interior de infinidad de aparatos, como maquinaría industrial, controles de tráfico aéreo y marítimo, sistemas de agua potable, drenaje, plantas nucleares, alarmas de seguridad, relojes y videocaseteras, entre muchos otros.

Tres técnicas

Dado que no es nada fácil detectar todas las ecuaciones que involucran fechas; no hay soluciones automáticas. Por el momento se emplean tres técnicas para corregir el problema: la primera, conocida como expansión de fecha, consiste en identificar los campos de fechas y añadirles dos dígitos. Esto no siempre es posible debido a las características de algunos programas, y en ocasiones puede crear serios problemas con la información que es compartida por diferentes programas. Otra estrategia es conocida como windowing o ventaneo y consiste en determinar un pivote, por ejemplo 45; se considera que toda cifra mayor a este número está en este siglo y toda inferior está en el XXI. Esta solución no es aplicable en todos los casos y puede a su vez crear nuevos problemas. El tercer método es la encapsulación y consiste en aplicar un sencillo algoritmo aritmético que reside en sumar varios números a las fechas con el fin de transformarlas en un nuevo sistema. Las tres técnicas se han utilizado para solucionar alrededor del 95% de los problemas potenciales provocados por el bug del milenio. La mayoría de las grandes corporaciones usan una combinación de las tres pero esto de ninguna manera garantiza la erradicación total del problema. A nivel doméstico la mejor manera de cerciorarse de cómo reaccionará una computadora personal es cambiar manualmente la fecha al 31 de diciembre de 1999 y la hora a las 23:59 y esperar a ver qué pasa.

Mercaderes del Apocalipsis

Nadie tiene idea de la magnitud del impacto que tendrá el virus del milenio y las especulaciones de los expertos van desde quienes aseguran que nada sucederá o que los efectos no durarán más que unos minutos, hasta los alaridos histéricos de los que dicen que la civilización entera sucumbirá, se desatarán epidemias, escasearán los productos básicos e incluso veremos volar misiles intercontinentales disparados accidentalmente. Aparte de los miles de asesores, programadores, aseguradores y abogados que actualmente viven de especular con este fenómeno, semana con semana aparecen nuevos libros, artículos en revistas, reportajes televisivos, páginas de Internet y mensajes en todos los medios destinados a prepararnos para sobrevivir la crisis del virus del milenio. Resulta fascinante cómo, tanto grupos religiosos de extrema derecha como organizaciones laicas (privadas y gubernamentales), han respondido al fenómeno con histeria semejante. Parecería que el simple hecho de que esta amenaza es producto de nuestras tecnologías de cómputo le diera legitimidad y eliminara cualquier escepticismo. A este ritmo no hay duda de que para el próximo fin de año estaremos tan cansados de haber oído hablar de esto que agradeceremos que se haya cumplido el plazo, Apocalipsis o no.

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