Carlos Martínez García
El pentecostalismo mexicano

Antes se decía que los pentecostales eran un subgrupo de los evangélicos, hoy las cosas se han transformado y no sería exageración afirmar que entre 60 y 75 por ciento de los protestantes mexicanos son pentecostales. ƑCómo fue que se llegó a tal situación en pocas décadas de presencia pentecostal en México? En términos generales, la existencia del protestantismo evangélico en nuestro país tiene 130 años y la del pentecostalismo cerca de ocho décadas.

Los pentecostales son evangélicos, pero no todos los evangélicos son pentecostales. Los rasgos esenciales del evangelicalismo son los siguientes: 1) Un enfoque, tanto devocional como teológico, en la persona de Jesucristo, especialmente el valor salvífico de su muerte en la cruz. 2) La identificación de La Biblia como autoridad final en materia de espiritualidad, doctrina y ética. 3) Un énfasis en la conversión personal o en un ''nuevo nacimiento'' como experiencia religiosa que produce cambio de vida. 4) Una preocupación por compartir la fe con otros, especialmente por medio de actividades evangelísticas personales y de masas. Todo esto lo creen también los pentecostales, pero le agregan el llamado bautismo del Espíritu Santo, consistente en manifestaciones extáticas como el hablar en lenguas (glosolalia), la importancia de la sanidad divina por la oración y una expectativa milenarista por el regreso de Jesucristo a la tierra. Además hay que tener en cuenta que existen pentecostales trinitarios, que son la mayoría, y un ala unitaria cuyos orígenes en nuestra nación se remontan a la segunda década de este siglo.

El pentecostalismo es plural histórica y teológicamente, por ello es mejor hablar de pentecostalismos. En México el crecimiento de los mismos inicio un ciclo muy acelerado en la década de los sesenta. Lo mismo sucedió por todo el continente latinoamericano. En el sector más antiguo e institucionalizado de los pentecostales mexicanos (denominaciones como Asambleas de Dios y la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús) existe ya un pequeño, pero importante, esfuerzo de trazar la génesis histórica de sus respectivos movimientos en la nación mexicana. Asimismo le han fijado límites a la denominada ''libertad del Espíritu'' existente en grupos neopentecostales, que en varios casos son escisiones de iglesias evangélicas bien establecidas en México. Los neopentecostales son agrupaciones en las que las expresiones extáticas son más intensas que en el pentecostalismo que podemos llamar histórico. Mientras en los movimientos pentecostales más antiguos del país existe una definición doctrinal que acota el emocionalismo como fuente de revelación divina, en el neopentecostalismo tales límites son casi inexistentes e incluso hay una reacción hacia todo lo que se llame doctrina o teología por considerar que la ''letra mata, mas el Espíritu vivifica'' ( 2 Corintios 3:6).

La génesis y expansión de los pentecostalismos mexicanos es en su inmensa mayoría producto del trabajo de nacionales. La participación de extranjeros, principalmente estadunidenses, aunque importante en algunas denominaciones no tiene en el conjunto del movimiento un peso que haga dependiente a estas iglesias de transnacionales de la fe. Es más, en los últimos diez años se ha dado un fenómeno sociorreligioso muy interesante, el envío de misioneros pentecostales mexicanos a otros países. Hay todo un campo de investigación en el trabajo de evangelización pentecostal mexicana en países de Centro y Sudamérica, Estados Unidos, Canadá, algunas naciones europeas, Asia y Medio Oriente. Por ejemplo, existe el caso de un movimiento mexicano que se caracteriza por tener como templos grandes naves (tipo bodegas) en zonas periféricas de las grandes ciudades del país que tiene misioneros suyos en Francia, específicamente en París. Que yo sepa no existe un estudio de este singular esfuerzo, al que podemos clasificar como una muestra de evangelización a la inversa. Normalmente los esfuerzos evangelizadores habían sido del centro a la(s) periferia(s), hoy parece que en el campo evangélico se está empezando a vivir el proceso contrario.

Aunque son una clara mayoría en la variada familia evangélica mexicana, los pentecostales son poco conocidos al interior de la misma y con mayor razón en otros ámbitos de la sociedad mexicana. Esto se debe, en buena medida, a la composición popular del pentecostalismo. Son sociedades religiosas inclinadas a la palabra hablada y poco dadas a la letra escrita. Su diversidad social, doctrinal y política debe ser tenida en cuenta a la hora de las generalizaciones. En su seno conviven sectores dados a la espiritualización de todo, grupos gobiernistas, pero también quienes consideran la injusticia social como pecado que atenta contra la dignidad humana de los oprimidos.