Jean Meyer
Política y hambruna

Dijo Zvi Kolitz, autor de Iosl Rákover habla a Dios (FCE, 1998): "Me he vuelto incapaz de no sentir cualquier tragedia como algo personal, no importa dónde ésta tenga lugar. Lo que ocurre en Bosnia o en cualquier sitio me afecta personalmente. Esto es una herida. Toma el periódico: cada día es una herida".

Corea del Norte es una herida. Huang Dzhang Yop, el número tres del régimen hasta 1997, el teórico de la ideología durante el largo reinado de Kim Il Sung, hizo defección para decir al mundo que desde 1995 la hambruna está causando estragos en este país sellado, a punto de lograr el arma nuclear y los misiles de largo alcance. En una entrevista que dio a Le Monde (14 de marzo, 1999) afirma que 3 millones de personas han muerto de hambre en Corea del Norte, en los últimos cuatro años. Se evalúa, digo "evalúa" porque cualquier cifra es secreto de Estado en este régimen, la población total a 25 millones.

Oficialmente, hace cuatro años, Corea del Norte atribuyó a unas inundaciones excepcionales su necesidad de recurrir a la ayuda internacional; en 1997 invocó la sequía, hoy no menciona el clima pero sigue recibiendo uno de los mayores programas de asistencia alimentaria implementados por la comunidad internacional en los años noventa. Sin embargo, es difícil saber qué pasa, ya que ni las escasas organizaciones humanitarias autorizadas a entrar tienen acceso a la información o libertad de movimiento. Así que, Ƒescasez?, Ƒhambruna?, Ƒlocalizada y momentánea? ƑHambruna masiva y persistente? ƑCincuenta mil muertos o 3 millones?

No es la primera vez en el siglo XX que, en regímenes despóticos, la gente se muere de hambre sin que nadie lo sepa. En la Ucrania soviética, granero tradicional de Europa oriental, 5 millones de personas murieron de hambre, en silencio, en 1933. En la China de Mao fueron 30 millones las que fallecieron de la misma manera, en el mismo misterio, entre 1959 y 1961. Corrieron rumores pero hubo que esperar muchos años para que se aceptara la terrible realidad. Poca gente creyó a los Huang Dzhang Yop de aquel entonces; hoy en día, sin los testimonios de los refugiados que alcanzan a entrar a China y sin los razonamientos de algunos expertos, el mismo escepticismo triunfaría. A diferencia de las dos hambrunas mencionadas, la de Corea no se debe a un giro revolucionario, la colectivización en Ucrania, el gran salto hacia adelante en China. Se debe al callejón sin salida en el cual se encerró de manera voluntaria un sistema dictatorial firmemente establecido desde hace 50 años.

El problema es de tipo estructural en un país militarizado, urbanizado, industrializado. No se trata de una hambruna en un tercer mundo rural, devastado por la guerra o la revolución; se trata de la quiebra de una economía ineficiente porque se encuentra, desde 1953, movilizada en permanencia para lograr la reunificación de las dos Coreas por las armas: 30 por ciento del PNB a la guerra, un ejército permanente de un millón de hombres (más de el doble de las fuerzas armadas de Estados Unidos), la movilización permanente de todas las energías hacia una guerra inminente... tal es el marco estructural.

El problema alimentario es anterior por mucho a las inundaciones de 1995. En 1960 el lema oficial era "El arroz es el socialismo". En 1991 se transformó en: "Hagamos sólo dos comidas al día"... Hasta la caída de la URSS, la ayuda soviética permitió disimular la realidad y alimentar de manera frugal la población; luego todo se vino abajo.

Hace cuatro años que Corea del Norte depende de la ayuda internacional; los vecinos (Japón, China, Corea del Sur) y Occidente ayudan cada vez más, porque todos temen el derrumbe brutal de un Estado totalitario capaz de dar unos terribles coletazos. Según dijo un presidente de Corea del Sur, se trata de evitar el crash y de lograr un soft landing. šOjalá y se logre! Pero, mientras, cientos de miles de coreanos se mueren de hambre, porque el régimen reparte la ayuda internacional según sus criterios estratégicos y deja sin socorro a la cuarta parte de la población.