José Cueli
Drama y ternura de Sabines

Drama y ternura son los dos componentes que acompañaron al poeta Jaime Sabines en la hora de su muerte. Frente al drama de la enfermedad que lo llevó al más allá, fluía la delgada vena de entrañable delicadeza. El dolor lo carcomía pero, al mismo tiempo, pensaba en el ''olor a la tierra fresca, húmeda, nacida de mujeres que dormían con la mano en el sexo, complacidas. ''Y nos vamos llorando, llorando por la hermosa vida". ''Total hay días que son prodigio de luminosidad, ternura y calidez, presta para llorar. Así fue el día en que se murió, luminoso, terso, cálido, presto para llorar.

Emoción que conmueve y deja el poeta con su canto franco e ingenuo lleno de musicalidad. Cosas sencillas que acompañan y decoran la vida del hombre. Nostalgia de algo que no existía y decora la vida humana y el alma soñaba ansia de lo que pudo ser y no fue.

El más penetrante dolor que vive el hombre en la tierra, en lo más hondo de su verso. Los amorosos de las más entrañable raíz y significación laten sin duda en su personal sensibilidad lírica.

Por eso en Los amorosos busca Sabines, sin encontrar, la sicología de lo mexicano y es que los mexicanos ''somos amorosos, andamos como locos, porque estamos solos, solos, solos, buscando, buscando, sin encontrar nada".

''Siempre nos estamos yendo, siempre alguna parte, esperando, esperando, el amor en la prórroga perpetua, siempre al paso siguiente, el otro, el otro."

A Sabines la atmósfera se le adelgazaba sin existir los tiempos lejanos. Los coloridos de nuestro paisaje le llenaban las pupilas y otra mirada se sumergió en él. Seguir y seguir sin encontrar nada. Algo que le hechizara y acompañara en su muerte y desde el más allá seguir buscando esas formas luminosas infantiles. Esas manchas ribeteadas primero oscuras que levantando van adquiriendo color y se llenan de fuego, suben y bajan y va por el cielo sin forma hasta desvanecerse de nuevo en la oscuridad.

Fue su verso de amor y de muerte, de drama y ternura: ''No es que muera de amor/ muero de ti/ amor, amor de ti/ de urgencia de piel, de ti/ de mi alma de ti/ y de mi boca/ y el insoportable que soy sin ti/ O desde ese morir de ti y de mí/ muerte de ambos/ de nosotros/ de ese, desgarrado, partido/ me muero/ te mueres/ morimos donde yo no se/ pero supongo que un hombre y una mujer algún día se quieren/ se van quedando solos/ poco a poco/ solos sobre la tierra/ se penetran/ y se van matando uno al otro".

Historias de amor y desamparo, transidas en esa telaraña de metáforas unidas, de mito y mímesis de este pregonero del relato, guardián de la vida y la muerte, la ficción y la realidad. El poeta peatón se fue al más allá que idealizaba entre el drama y la ternura.