El Instituto Federal Electoral (IFE) ya cumplió, por ahora, con la parte que le correspondía respecto al voto de los mexicanos en el extranjero. El Congreso aprobó en 1996 una ley ordenándole a la autoridad electoral integrar una comisión de especialistas que hiciera un estudio sobre las formas en que ese sufragio podría organizarse, y esa comisión desde noviembre del año pasado entregó el resultado de su trabajo de seis meses.
En su reporte, ''la comisión concluyó que es viable llevar a cabo la elección presidencial del año 2000 con la participación de los votantes mexicanos en el exterior y que para ello es posible acudir a diversas modalidades para la emisión del voto, aquí identificadas, que cumplen con la racionalidad jurídica del sistema electoral mexicano''.
Desde el acuerdo de 1996 en el que el Presidente de la República y los dirigentes de los partidos aprobaron la idea de legislar sobre el sufragio de los mexicanos en el extranjero, la presentación del informe de la comisión de especialistas es el acontecimiento de mayor trascendencia en esa dirección. Considerando que las principales objeciones a este procedimiento se encontraban en el terreno de las dificultades técnicas y logísticas, el reporte tuvo la gran virtud de allanarlas. La variedad de mecanismos, universos y costos posibles que la comisión identificó para recibir el sufragio confirmó que éste es factible.
Sin embargo, aunque ese sufragio sea técnicamente posible, el IFE todavía no tiene autoridad para organizar elecciones en el extranjero; antes, el Congreso debe modificar el Código Federal de Instituciones y Procesos Electorales (Cofipe) adoptando cualquiera de las modalidades que se presentan en el reporte mencionado.
Es ahí donde está atorado el problema. Al Congreso se le entregó en tiempo la materia prima que necesitaba para producir la ley correspondiente, pero ahora resulta que lo que realmente le falta son ganas de hacerlo. A cuatro meses del informe de la comisión y a 15 meses de la próxima elección presidencial, todavía ningún partido ha presentado ningún proyecto de ley para reglamentar el sufragio en el exterior. Muy pronto la justificación más sencilla será que ya no hubo tiempo para hacer la ley correspondiente.
En ausencia de un debate parlamentario en el que cada partido haya exhibido con claridad sus posiciones respecto al sufragio extraterritorial, lo que queda es conocerlos por las opiniones que algunos de sus representantes han expresado a través de los medios de comunicación. Así, se supone que el gobierno federal y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no quieren que haya voto en el extranjero en las elecciones presidenciales del año 2000, mientras que los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) sí quieren. La aritmética invita a pensar que si PAN y PRD congeniaran en este tema, a pesar del PRI, en la Cámara de Diputados se podría aprobar con la mayoría que entre los dos pueden formar. También, en esta misma lógica, a pesar de que PAN y PRD puedan formar mayoría en la Cámara de Diputados, el PRI mantiene la última palabra en la Cámara de Senadores y podría dejar atorado el asunto.
Para el movimiento en Estados Unidos a favor del voto de los mexicanos en el extranjero, el anterior era el escenario más previsible; pero hasta ahora este es sólo una proyección de los datos que se conocen. La situación real es que el PAN y el PRD tampoco han presentado ningún proyecto de ley ante el cual el PRI haya tenido que pronunciarse.
Este periodo de sesiones es la última oportunidad para que se legisle el voto extraterritorial para el año 2000; después podría ser demasiado tarde para regresarle el paquete al IFE. Pero también podría ser tarde para que las distintas fracciones parlamentarias deslinden sus responsabilidades o para tratar de la lavarse las manos en caso de que coincidan en ignorar este asunto.
Si a los mexicanos en Estados Unidos se les dejara ''vestidos y alborotados'', no hay duda de que buscarán cobrarle los platos rotos a quien resulte responsable; y sería bueno no perder de vista que el voto no es el único recurso que tienen a su disposición para participar desde ahora hasta la contienda del 2000.
* Raúl Ross es autor del libro Los mexicanos y el voto sin fronteras, recientemente publicado por la Universidad Autónoma de Sinaloa y el Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista.