n Armando Bartra, prologuista del libro


En Relatos del viejo Antonio, Marcos apuesta por el mito

Javier Molina, San Cristóbal de las Casas, Chis. n El libro Relatos del viejo Antonio, del subcomandante Marcos, con prólogo de Armando Bartra, está en circulación.

Editado por el Centro de Información y Análisis de Chiapas, que tiene entre sus objetivos difundir materiales que contribuyan "a recuperar la memoria histórica de los pueblos, la experiencia de organizaciones campesinas, sociales, políticas, culturales'', el libro es el inicio de una serie que se inscribe en ese propósito, explican Elizabeth Pólito y Adolfo Ocampo, editores del CIAH, que también publican el boletín informativo mensual La palabra.

"El libro también es importante porque puede propiciar el debate en esta coyuntura en que se están discutiendo los acuerdos de San Andrés, para que se pueda entender la especificidad de las comunidades y la necesidad de un reconocimiento de sus derechos como pueblos", complementan los editores.

Armando Bartra afirma en el prólogo a Relatos del viejo Antonio: "Excluida del discurso público desde la conquista, la voz de los mayas de Chiapas se había colado en escritos antropológicos y literarios..., pero ahí los indios eran simple materia prima, 'informantes' del antropólogo o del lingüista... Las cosas empezaron a cambiar en el Congreso Indígena chiapaneco de 1974, cuando un equipo de jóvenes 'traductores' se da a la tarea de recoger las opiniones de los pueblos en torno a la tierra, el mercado, la justicia y la cultura, y vaciarlas en cuatro 'ponencias' correspondientes a las cuatro lenguas autóctonas dominantes en la entidad: tzeltal, tzotzil, tojolabal y chol.

"La novela Balún canán, de Rosario Castellanos ųcomenta Armando Bartraų, comienza precisamente con una frase que dice la nana del personaje (una indígena), en el sentido de que les robaron la palabra.

"...Y entonces, coléricos, nos desposeyeron, nos arrebataron lo que habíamos atesorado: la palabra, que es el arca de la memoria.

"Esta preocupación de que te quiten la palabra ųprecisa Bartraų, es decir, de que tu voz ya no se escuche, de que ya no está en el diálogo, ese es el daño mayor de los 500 años de ignominia.

''No es sólo la pobreza, la explotación, la represión, sino es la negación de una identidad en lo que tiene de básico, que es la palabra".

 

Regresar a los muertos

 

ųEn el prólogo también afirmas que es en los Relatos del viejo Antonio donde mejor se hibridan el imaginario autóctono y el mestizo.

ųYo creo que la idea básica del discurso neozapatista no es volver a las voces originarias de los antiguos, de los muertos, de los viejos, como si nada hubiera pasado; es decir, no es volver a una pureza fundacional, sino reconocer el cambio, la historia, el mestizaje, la hibridación entonces. Y esto se expresa en un discurso sincrético, en donde puedes encontrar la tradición cultural indígena entreverada con la tradición cultural de la izquierda marxista, y además experiencias mexicanas entreveradas con elementos provenientes de la literatura universal. El mestizaje no es un lastre, puede ser enriquecedor.

ųEn cuanto a la observación de que el discurso neozapatista emplea los exitosos recursos de Castaneda, transformando a Don Juan, el chamán yaqui, en el viejo Antonio, ''fundador simbólico del EZLN y conciencia rebelde de la comunidad''.

ųEsos exitosos recursos de Castaneda provienen de que hay un público no indígena muy interesado en escuchar la voz del México profundo con la esperanza de descubrir ahí el sentido de una modernidad que ha extraviado la brújula. El mensaje de Castaneda es muy distinto al del EZLN; sin embargo, apela a la misma disposición a escuchar una voz que viene de las raíces, de aquello que ha sido silenciado.

ųPero no importa cuántos viejos haya detrás del viejo Antonio ųcomentasų, el personaje está dotado de singularidad literaria; es un hombre de carne y hueso, aunque su materia sean las palabras.

ųEs la individualidad. El mito no es expuesto por una voz colectiva, impersonal, sino por un individuo y, por lo tanto, tiene la sabrosura de la singularidad. Además de un ingrediente de humor que proviene tanto de la ironía volteriana (intelectual y sofisticada) que pudiera aportar Marcos, como de la risa popular, de raíz rabelesiana, que viene de lo comunitario.

"Me parece que los Relatos del viejo Antonio tienen una particularidad en la que habría que insistir: no corresponden al discurso intelectual, racional, propio de los manifiestos, programas, etcétera, ni tampoco al discurso literario que recurre a la ficción narrativa, como las historias de Durito. Aquí se trata de un tercer lenguaje, que es el del mito, que apela a experiencias profundas de la humanidad en una búsqueda de la verdad que no es ni fríamente intelectual ni básicamente emotiva, sino ųvalga la redundanciaų mítica".

Armando Bartra sostiene que el éxito de los cuentos del viejo Antonio, "que pueden ser leídos como relatos para niños, como mensajes políticos o como narraciones de ficción, ponen de manifiesto que al final del segundo milenio los mitos siguen siendo una expresión válida de las experiencias profundas de la humanidad".