La Ley de Herodes
Fernando Figueroa n La telenovela Rosalinda, que estelariza Thalía, ya está vendida a 120 países. Por lo tanto, sería muy difícil que al actor venezolano Fernando Carrillo le den una patada en el trasero, tal como sucedió con el actor uruguayo Marcelo Bouquet, quien fue protagonista de El diario de Daniela. Bouquet intentó obtener un aumento salarial cuando las grabaciones entraban a la recta final y, sin más ni más, fue suplido por otro actor. El pecado de Carrillo, quien está cobrando un millón de dólares por su participación en Rosalinda, fue creerse más divo que la mismísima Thalía. Al sudamericano le dio por llegar tarde a sus llamados (una vez el angelito se retrasó siete horas) y se negaba a salir al foro si no le decían que la protagonista ya había hecho lo propio. O sea, que le quería vender chiles a la Clemente Jacques. En la oficina de prensa de Televisa se dijo que Carrillo se estaba pasando de tueste y que podría ser sustituido por Juan Soler. Eso salió publicado. Fernando Carrillo sintió pasos en la azotea y se alineó como si fuera el más ortodoxo de los priístas (dicen que no hay borracho que coma lumbre). La verdad es que a Carrillo no lo pueden correr porque podría caerse un negocio de muchos millones de dólares, pero el actorcín sólo necesitó un pequeño calambre para bajarle de yemas. Hace un año, Arturo Peniche también pecó de soberbio, lo botaron y tuvo que pedir perdón para volver al redil de ovejas. Mientras son peras o son manzanas, Rosalinda sigue con buen rating, pero no al nivel que se esperaba; incluso corre el riesgo de perder el horario privilegiado que tiene ahora y ser sustituida por el culebrón Tres mujeres, que arrancó a tambor batiente en horario vespertino. Este podría ser el principio del fin de ciclo ñerita sexy de Thalía, quien sustituyó en ese papel a Verónica Castro (Los ricos también lloran y Rosa salvaje). POR CIERTO, LA VERO ya rompió lanzas contra Emilio Azcárraga Jean. Mientras los achichincles de Emilio III se esfuerzan por decir que la Castro es una institución en Televisa y que tiene las puertas abiertas para hacer lo que quiera en ese emporio, el chipocludo le dijo a la Chapis que para ella no había más trabajo. Para el junior son suficientes tres fracasos seguidos de la Vero en cuestión de rating: Mi pequeña Soledad, Valentina y Pueblo chico, infierno grande. Las finanzas de la empresa no están tan sanas como para seguir la política de su padre, quien siempre arropó a sus actores. El tercer aire de Verónica Castro podría surgir de la empresa Argos; se dice que Epigmenio Ibarra la quiere como protagonista de una telenovela en la que alternaría con Omar Fierro, quien en la vida real fue el idem de la popular actriz. Si alguien tuvo bien puesta la camiseta de Televisa, ella fue Verónica Castro, quien llegó a decir cosas tremendas contra aquellos actores que se iban a la tienda de enfrente; de muertos de hambre no los bajaba. Todo cambia y a cada capillita le llega su fiestecita. EDITH GONZALEZ abandona la obra Aventurera por órdenes de su médico. Fue demasiado trajín combinar las grabaciones de la telenovela Nunca te olvidaré y el meneo rumbero en el Salón Los Angeles. La sustituye Itattí Cantoral, a quien Carmen Salinas le ofreció originalmente el papel. Edith tiene planes ambiciosos para cerrar el siglo XX y arrancar a todo vapor para ser la diva del siglo XXI. Viene exposición fotográfica sobre ella en el Centro de la Imagen y en París, libro y show propio. SI LE QUEDARON unos cuantos pesitos luego del viacrucis vacacional de Semana Santa, le recomendamos que aviente su resto para ver a Madredeus, jueves 8 y viernes 9, en el teatro Metropólitan, así como el domingo 18 de abril en la Sala Nezahualcóyotl, allá en Ciudad Universitaria. No permita que la voz de Teresa Salgueiro se convierta en coto privado de la intelectualidad exquisita.