Alberto Aziz Nassif
Chihuahua: la reversa

Una vez que termina el primer gobierno de alternancia y, además, regresa al poder el partido que gobernó casi setenta años, se abre una disyuntiva: la consolidación de los cambios o el regreso al pasado. Esta es la situación que se vive hoy en Chihuahua.

Durante varios años se ha especulado en México sobre los significados de la transición democrática, la cual, según experiencias regionales, tiene que pasar por experiencias de alternancia; así ha sido en los estados en los que el PRI ha perdido el poder. Ahora se pueden empezar a plantear los nuevos problemas de la consolidación democrática.

El gobierno del PRI --encabezado por Patricio Martínez-- ha llegado a los seis meses y ya desplegó un perfil preocupante: cuando el gobernador fue alcalde de la capital del estado fue un municipalista declarado, pero hoy combate al municipio de Ciudad Juárez, simplemente porque está gobernado por el PAN: le litiga proyectos, impone decisiones y cierra espacios, a tal grado que el alcalde tuvo que declarar una suspensión temporal de relaciones. El gobernador Martínez, que salió de las filas de la iniciativa privada y que pugnó por el desarrollo regional, hoy se da el lujo de desmantelar el mejor proyecto de desarrollo que ha tenido el estado para atraer inversión extranjera y crear empleos, nada más porque se hizo durante una administración panista; ya cerró la oficina de promoción y hay amenazas de que será cancelado un innovador proyecto de desarrollo social que tiene recursos fiscales. Otra perla fue la imposición unilateral a las empresas de un aumento de 2 a 3.5 por ciento al impuesto sobre nómina, batalla que perdió porque ya se han otorgado amparos definitivos a decenas de empresas. Desde el inicio de su corta carrera política, Martínez ha tenido buen espacio en los medios; sin embargo, hoy no tolera los espacios independientes: chantajea a los medios críticos, ha cerrado espacios radiales, ha removido a comentaristas ``incómodos'' y no ha dejado de acosar a los pocos periódicos independientes, como Norte de Ciudad Juárez.

En la campaña electoral, Patricio Martínez se quiso ubicar como el continuador de Barrio, pero hoy ha mostrado una posición completamente adversa; queda claro que no es el continua- dor, sino el restaurador.

Extrañamente, y no obstante que ganó la elección con legitimidad, sigue en campaña, lo que genera efectos negativos para la vida pública del estado: en lugar de buscar consensos con los grupos, polariza; en vez de aprovechar lo que se hizo y funcionó bien del anterior gobierno, quiere empezar de cero; y en vez de empujar un proyecto para consolidar cambios (eficacia, eficiencia, honestidad, transparencia, participación), impulsa una reversa que puede regresar a Chihuahua a etapas ya superadas. Hoy este gobernador priísta, que recibió una administración ordenada y transparente, sigue obsesionado en demostrar que las cosas se hicieron mal. Insistir en la polarización, cuando se tiene menos de la mitad de los votos, es el camino más seguro para generar falta de gobernabilidad.

A pesar de que ya han transcurrido seis meses de gobierno, todavía no se sabe con certeza adónde va esta administración, si tendrá proyecto propio, más allá de cancelar lo ya hecho. Las decisiones se han concentrado, los espacios de un gobierno que consulta, que tiene contrapesos sociales, hoy parecen cosas del pasado; los espacios ganados para tener información plural y diversa a la oficial, factor básico en cualquier democracia, se han cerrado poco a poco; la transparencia generada para informar a la sociedad de las decisiones gubernamentales, ha desaparecido. En síntesis, la estrategia ha sido errática y llena de ocurrencias.

¿Cuándo llegará el límite para detener la regresión en Chihuahua? ¿Cuánto tiempo aguantará la sociedad para exigir resultados? Las próximas elecciones pueden ser una buena oportunidad para volver a medir fuerzas. Pero no todo ha sido fácil para el PRI, la sensibilidad popular ya ha expresado su repudio en las cuatro rechiflas públicas que hasta hoy lleva el gobernador. Los primeros meses del regreso del tricolor al poder en Chihuahua han significado una reversa y son un mensaje para la sociedad que votó por esta opción.