n La participación será mediante un proyecto
Tutorías en el X-Teresa, programa
para impulsar a jóvenes artistas
n Permitir la confrontación entre creadores, uno de sus propósitos
Angélica Abelleyra n Con la presencia de los artistas Gabriel Orozco (México) y Maurizio Cattelan (Italia), el espacio de arte alternativo X-Teresa inició un programa de tutorías dirigido a creadores jóvenes y a potenciales curadores, los cuales podrán establecer un intercambio de experiencias, ideas, investigaciones y proyectos que animen su trabajo artístico.
Como continuación de la experiencia surgida en el Foro Internacional sobre Teoría de Arte Contemporáneo (FITAC), realizado en Guadalajara desde 1992 durante cuatro versiones, el programa de tutorías en el ex convento de Santa Teresa la Antigua es coordinado por Guillermo Santamarina. Se desarrollará cada tres semanas, a lo largo de un año, con grupos no mayores de 15 personas, entre artistas y curadores previamente seleccionados.
La participación para los asistentes será gratuita, pero estará determinada por la aprobación de proyectos y trayectorias personales que efectuará un consejo integrado por miembros de X-Teresa y tres especialistas del extranjero.
Orozco y Cattelan fueron los iniciadores del programa y lo continúan otros especialistas como Louise Neri (Australia), editora de la revista Parkett y curadora de las bienales de Sao Paulo y Sydney; Germaine Koh (Canadá); Tunga y Arthur Barrio (Brasil); Rirkrit Tiravanija (Tailandi); Wendy Anderson (Gran Bretaña); Teresa Gleadowe, directora del programa de curadores del Royal College of Art de Londres; Lawrence Weiner y Thomas Hirshhorn, ambos creadores de Inglaterra, y finalmente Hermann Nitsch (Austria).
Experiencia disfrutable: Orozco
De acuerdo con Gabriel Orozco, la importancia del programa radica en que es una experiencia ''muy disfrutable" y una posibilidad de confrontación y crítica entre los artistas invitados y los jóvenes curadores y productores que presentan sus trabajos.
''Platicar, exponer proyectos y estar abierto a las críticas siempre es algo benéfico, pues redunda en ideas y en posibilidades de ir adelante", comentó el veracruzano que radica desde hace seis años en Nueva York y quien invitó a Maurizio Cattelan, porque ''es un artista contemporáneo con peso en Italia, quizá el más importante de su generación", que motiva ideas y genera adhesiones y rechazos, como se advirtió en su exposición Proyectos, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (Moma, por su acrónimo en inglés).
Orozco añadió que el intercambio de ideas que provocó su tutoría conjunta con Cattelan tuvo una doble vía: por un lado dar cauce a información que a los artistas mexicanos no les llegaría de otro modo; por otro, ofrecer la posibilidad a los más jóvenes de confrontar sus ideas y experiencias con creadores de más trayectoria que redundará en ideas para trabajos futuros.
Además, subrayó, ''es un complemento perfecto para las escuelas de arte en México que carecen de este tipo de formación no ortodoxa y que se convierten en una especie de cursos de especialización".
Por su parte, Maurizio Cattelan opinó que actividades de ese tipo son relevantes, porque ''más que sorprenderme, los jóvenes artistas mexicanos me han generado cierto temor porque son competitivos y tienen muy buenas ideas. Tengo mucha curiosidad de verlos en uno o dos años exponiendo", sostuvo el autor nacido en Padua, en 1960, que edita la revista Permanent Food: reciclaje de páginas que algunos artistas recogen de otras publicaciones y que Cattelan compila en un volumen que distribuye desde 1995, con periodicidad irregular.
Cattelan expuso entre noviembre y diciembre pasados su serie Proyectos, en el Moma. Productor no convencional del arte, considerado lo mismo un anarquista que un charlatán, o un bromista perpetuo, fue seleccionado en 1997 como uno de los tres artistas que representaron a Italia en la 47 Bienal de Venecia. Su más reciente participación en Nueva York fue, entre otras cosas, una ''descarada parodia" de un icono de la alta cultura del modernismo, que lo hizo aparecer como un icono de la cultura popular: Pablo Picasso. Su amigo David Cote se colocó una enorme cabeza simulando el rostro del famoso pintor, quien daba la bienvenida a los asistentes del Moma, como si se tratara de un Mickey Mouse que atiende a los invitados que acuden en masa a Disneylandia.
''Si hasta Apple usa a Picasso para vender computadoras, Ƒpor qué no usar su imagen para dar la bienvenida en un museo, un aspecto importante que a los responsables de estos espacios se les ha olvidado? Claro, pensé poner a Duchamp, pero nadie lo habría identificado", comenta en su inglés italianizado.
''Con mi trabajo no quiero hacer ninguna crítica, sino simplemente pasarla bien, divertirme y confrontar mis ideas con las de aquellos que me invitan a exponer en cualquier sitio", añade.
En esta, su primera visita a México, Cattelan admite que observó una actividad rica en cuanto al arte no convencional que hacen los jóvenes.
''No soy un maestro ni alguien que se interesa por enseñar nada. Pero me quedé sorprendido por el buen nivel que mostraron los artistas y por su posibilidad de saltar a la escena artística dentro de muy poco". Respecto de la confrontación que logró de su propio trabajo, indicó:
''Mi labor consiste en confrontarme todo el tiempo, así que esta tutoría fue un camino natural en mi propio proceso.''
Defender ideas en el Moma: Cattelan
En torno de su presencia en el Moma, Cattelan sostuvo: ''No puedo decir mucho, pero ha sido mi mayor experiencia con la burocracia. Fue importante porque es una manera fantástica de comprometer tus ideas y defenderlas frente a las ideas que se forman de tu trabajo las personas que te invitan a exponer. Es una especie de intercambio de posiciones y un proceso creativo para seducir a esas personas y convencerlas de tu trabajo".
Gabriel Orozco, asimismo, recordó que el proyecto de Cattelan de situarse a la entrada del museo como un mendigo pidiendo limosna fue rechazado por el curador. ''No begging", le contestaron al italiano y él lamentó la decisión porque ''simplemente quería remover un poco los comentarios entre los estadunidenses", opinó quien asume su trabajo como algo ''absolutamente irregular y convencional, que no trata nunca de medirse en comparación con la enorme tradición pictórica italiana.
''El Renacimiento y el oficio de los pintores italianos es tan grande y tiene tanto poder que nunca pienso en términos comparativos. Prefiero conservar mi pequeño conocimiento de mi diminuto universo y tratar de trabajar con él respecto de lo que pasa en el mundo. Mi trabajo en el arte, los performances son mi manera de encontrar mi propia dimensión dentro del sistema", finalizó el creador quien dentro de tres semanas ofrecerá otra de sus versiones polémicas en la Anthony d' Offay Gallery, en Londres.