n El gran circo del mundo es la primera exposición del artista en el MAM


Mi obra, búsqueda incesante para no

sentirme solitario: Nahum B. Zenil

n Si bien algunas veces parece ser sacrílega, está hecha con el mayor respeto, advierte

Verónica Flores Aguilar, especial para La Jornada n Después de 26 años de trabajo profesional ininterrumpido y cuatro años de ausencia en las salas de museos mexicanos, Nahum B. Zenil (Chicontepec, Veracruz, 1957) expondrá por vez primera en el Museo de Arte Moderno, a partir del jueves 8. La sala Carlos Pellicer albergará El gran circo del mundo, con cerca de 70 obras recientes (pintura, arte objeto e instalación). Aunque no considera tardío este reconocimiento, ''todas las cosas suceden en el tiempo preciso", Zenil lo asume como la culminación de un trabajo intenso, un premio al esfuerzo.

Su casa, en la colonia Condesa, está habitada por fantasías. El tono sepia de cada una de las obras da una armonía visible con su entorno. La madera de los muebles comulga con la arquitectura del viejo inmueble húmedo, silencioso y se convierte en una magna instalación poblada de espíritus, acompañantes en su vida. En las obras que cuelgan de las paredes de cada cuarto y pasillo se evidencia el deseo por rencontrarse con sus seres queridos después de la muerte. En una de las recámaras hay un altar, retratos y flores.

 

Resistir las remembranzas

 

El gran circo del mundo, explica Zenil en la primera entrevista que concede para hablar de esa muestra, no sólo es la continuación de la exposición anterior (El circo y sus alrededores en la Galería de Arte Mexicano), será una magna instalación, ''un juego interactivo", tal vez con secciones e instalaciones en el trayecto de la exhibición. El espectador será un partícipe activo, pues iniciará con un recorrido por una instalación de La última cena y continuará con otras secciones alusivas al circo: la cuerda floja, el trapecio y personajes como el contorsionista, el gigante y la mujer gorda.

El mundo ųdiceų es la pista del circo y nosotros somos los actores; quien asista encontrará cualquier tipo y tema de obra: religioso, erótico, patrio; la condena, el mito, la muerte, la identidad, el amor, la sexualidad... ''finalmente esa pista del circo que comencé desde hace tanto tiempo en mi obra, empezará a armarse".

ųƑNo abandonó el autorretrato?

ųNo, pues responde a lo autobiográfico de mi producción y por tanto tengo que ser el personaje central y casi el único. Mi obra ha sido una búsqueda incesante de la comunión de sentirme parte de la humanidad y no solitario. Por ello en varias de mis obras soy o he sido todo lo que existe. He sido árbol, la naturaleza misma. Esta intención en particular se manifiesta en El gran circo del mundo: el espectador encontrará un desnudo de tamaño natural y podrá llenar el hueco de la cara con su rostro; es una manera de sentir que soy todos los hombres.

Graduado en la Escuela Nacional de Maestros en 1964 y de la Escuela Nacional de Pintura y Escultura La Esmeralda en 1972, Zenil reconoce que si bien en toda su obra hay una ''cierta dosis de dolor", sobre ella predomina el gusto y el placer. Aunque no ha variado básicamente la técnica, ni el dibujo ha cambiado mucho, sus trazos son ''más finos". Además, dice, en los últimos años ha explorado con instalaciones, performances y arte objeto.

ųObservamos que aún no se agota la nostalgia que caracteriza su obra y por ende esa intención de grabado antiguo.

ųEs cierto, la totalidad de mi obra tiene una pátina como la que deja el tiempo en los retratos, en las tarjetas de felicitación. Partí de ese color sepia de las fotografías antiguas y desde entonces lo conservó. Pocas veces trabajo con colores brillantes porque siento la necesidad de darles el tono de tiempos pasados.

ųƑPara qué retomar esos tiempos, para asir la infancia?

ųNací en la Huasteca veracruzana, en una ranchería sin identidad ni electricidad, en Tecomate, municipio de Chicontepec, estado de Veracruz. En algunas obras hago referencia al lugar, el paisaje de fondo que observas ahora en este teatrito es de mi tierra. Siempre he sentido nostalgia por el lugar donde nací, sobre todo extraño a la gente, a los muertos: a mi madre, mi abuela, que también han sido personajes de mi obra.

ųƑQué añora más del lugar? ƑEse paisaje?

ųEn particular el paisaje lo abordo poco, pero incluso ahora siento mucho cariño por el espacio físico de mi tierra. Después de 35 años regresé hace unos meses, era necesario: llevé los restos de mi madre y los sepulté en el panteón del pueblo. Esta ausencia, larga, se debió a que murió mi abuela, mi madre; se cayó la casa donde viví. Me resistía a revivir los recuerdos. Si bien ya nada es igual, lo conservo en mi memoria tal y como lo viví.

''Desde hace 11 años vivo en Tenango del Aire (estado de México), al rancho lo llamé Tecomate, le agregué el nombre del predio original, Coatolco, así que el lugar donde habito es el rancho Tecomate Coatolco. Vivo ahí por mi necesidad de habitar en el campo. Sin embargo disfruto venir cada fin de semana a la ciudad para visitar museos, ver exposiciones, caminar. Soy solitario y sedentario; no me gusta viajar, lo hago por necesidad del trabajo. Me gusta estar tranquilo y en contacto con la naturaleza."

Humilde católico, fervoroso guadalupano, Zenil culminó recientemente dos obras que se refieren a la Virgen y a Jesús. ''Siento el mismo respeto por las imágenes y por Dios. Soy débil y necesito apoyarme en la religión para sobrevivir. Aunque mi obra, algunas veces, parezca sacrílega está hecha con el mayor respeto".

En su obra asume la sexualidad con naturalidad. Sin embargo a veces sacude a las ''conciencias hipócritas". No se explica por qué existe tanto ''temor" o ''prejuicio" para aceptar obras alusivas a la sexualidad, cuando es una parte vital de los seres vivos: "ƑPor qué asustarse a estas alturas de la Historia, después de dos mil años?"

ųƑOcurre algo similar cuando retoma el tema patriótico?

ųSí, tampoco entiendo por qué hay esa limitante para juzgar una obra que tiene los colores o símbolos patrios: la bandera, el águila; los colores verde, blanco y rojo. Debería existir la libertad para que cada quien los utilizara sin prejuicio ni censura de ningún tipo. Si yo lo hago es por la necesidad de decir algo del país.

 

Renacer todo el tiempo

 

ųƑQué interviene en el proceso creativo?

ųTodo. Somos el tiempo que vivimos, así que acumulamos historias, recuerdos, vivencias, y en el momento de la creación todo se refleja y sale.

Zenil pinta primero la ensoñación, el plano onírico donde las imágenes no tienen explicación, ''basta con que vuelen". Esta etapa inicial le resulta ''la más difícil" y, por tanto, es privada, en silencio. Luego asume personalidades reales y simbólicas que determinan su conducta, más tarde las sintetiza al cobrar cuerpo en su cuerpo y más adelante empieza su lírica de la libertad: ''Más que sentimiento es un trabajo manual". Sólo entonces puede escuchar música e incluso platicar con un amigo.

ųƑDónde quedó su sueño de ser novelista, cuentista, poeta?

ųEscribo de vez en cuando sin pretender nada, son textos que después amplifico en mis obras y forman parte de mi libro Páginas sueltas, así lo llamo porque lo hago en grabado. Lo escribo desde que cursaba el tercer grado de secundaria, en 1960. Me hubiera gustado mucho estudiar literatura, ser escritor pero más ser poeta. Sin embargo, el destino lo guía Dios. Ahora escribo porque me gusta y leo lo más que puedo.

ųPero es un hecho que su obra se nutre en buena parte de la literatura.

ųSí, recientemente leí Del amor y otros demonios, de García Márquez, y me inspiré en Sierva María de Todos los Angeles para hacer La niña del pelo largo, incluso pensé en transcribir un fragmento del texto original como fondo en la obra. Lamentablemente olvidé el libro en esta casa, así que inventé el texto sin perder la idea del realismo mágico. También me he basado en los Veinte poemas, de Pablo Neruda, ilustré casi todos. Actualmente ilustro los textos de Páginas sueltas.

Hoy, Nahum B. (Bernabé) Zenil dice que no quisiera morirse. Siente curiosidad por la muerte y le da miedo: ''Igual que el erotismo, la muerte es algo que nos mueve, nos motiva, siempre está presente y sin esa conciencia de la muerte no podríamos vivir. Es algo fundamental, inherente a nosotros. De hecho morimos a cada instante y renacemos todo el tiempo".