Juan Gelman *
Al teniente general Balza: de Orletti y el general Cabanillas
Señor teniente general Martín Balza: tiene usted bajo su mando a uno de los responsables mediato del robo de mi nieta o nieto/nacido en cautiverio. Se trata del general Eduardo Rodolfo Cabanillas, comandante del Segundo Cuerpo de Ejército con asiento en Rosario. Como usted no ignora, ese delito es imprescriptible. ¿Piensa hacer algo al respecto?
Un sumario de la justicia de instrucción militar caratulado ``Comando de la IVta Brigada de Infantería Aerotransportada, Letra 417; Nro: 0035; Cde: 1'', recoge las declaraciones que ante el juez de la institución José Herman Llera formuló el 17 de noviembre de 1977 el entonces capitán Eduardo Rodolfo Cabanillas. La causa se inició por el secuestro extorsivo que la banda de Aníbal Gordon perpetró el 24 de julio de ese año contra el empresario Pedro León Zavalía, quien contaba al parecer -como en muy pocos otros casos de esa naturaleza- con los contactos jerárquicos necesarios para que el hecho pasara a la justicia militar. Aníbal Gordon era el jefe de los ``inorgánicos'' que cobraban sueldo de la Secretaría de Información del Estado (SIDE) y operaraban en ``Automores Orletti'', centro clandestino de detención que fue polo de la Operación Cóndor en Argentina.
El hoy general Cabanillas declara en dicho sumario (pág. 146 y ss) ``que se desempeñó como segundo jefe de la OT 18, ya que como dijera anteriormente, el jefe lo era el Mayor Calmon, realizando Actividades Especiales de Inteligencia ordenadas por la SIDE''. Señalo a su atención, señor teniente general Martín Balza, dos elementos de ese testimonio que hacen directamente al tema que me ocupa. La OT 18 fue una base operativa que se instaló primero en la calle Bacacay y luego en la calle Venancio Flores de esta capital en ``Automotores Orletti''. El segundo elemento es el periodo en que el declarante se desempeñó en la SIDE como subjefe de la OT 18. Durante ese lapso, exactamente el 24 de agosto de 1976, mi hijo Marcelo Ariel y su esposa María Claudia Garcpia Iruteta Goyena de Gelman, de 20 y 19 años de edad, fueron secuestrados en su domicilio por personal de Orletti y llevados a ese campo de concentración. Mi nuera estaba embarazada y durante ese lapso, exactamente el 7 de octubre de 1976, fue vista por un sobreviviente: María Claudia estaba en esa fecha encinta de ocho meses y medio, no había sido torturada y todo indica que su bebé ya estaba destinado a una pareja de apropiadores. No hay dudas de que mi nuera dio a luz durante el periodo en que el capitán Cabanillas se desempeñó como subjefe de la OT 18. Supongo, señor teniente general, que coincidirá conmigo en que al general Cabanillas le cabe una responsabilidad en la entrega de mi nieta o nieto a manos extrañas a mi familia. ¿Piensa usted hacer algo al respecto?
En el mismo sumario (pág. 279 y ss) el teniente coronel retirado Juan Ramón Nieto confirma que la OT 18 ``se constituyó por orden del entonces secretario de inteligencia de Estado, general Otto Carlos Paladino'', que su personal era una mezcla de ``inorgánicos'' al mando de Aníbal Gordon, El Viejo, coronel Silva, Ezcurra, y de ``orgánicos'' o agentes de la SIDE como Eduardo Alfredo Ruffo y Juan Rodríguez, que éstos dependieron primero del vicecomodoro Guillamondegui ``y posteriormente de los entonces capitanes Calmon y Cabanillas'', y que los efectivos de esa base ejecutaban los blancos operacionales fijados por el Departamento de Contrainteligencia de la SIDE que el declarante dirigió desde el 20 de enero de 1975 hasta el 8 de octubre de 1977. Esos ``blancos operacionales'' comprendieron a mi hijo, asesinado de un tiro en la nuca a menos de medio metro de distancia y cuyos restos aparecieron 13 años después; a mi nuera desaparecida y su bebé robado.
¿Acaso el general Cabanillas no sabe lo que supo el capitán Cabanillas? ¿Y qué piensa hacer al respecto, señor teniente general Martín Balza? A usted compete la responsabilidad de que los seis cuerpos de la causa no desaparezcan. También la de leerlos: atañen a su subordinado inmediato, nada menos que comandante de un Cuerpo de Ejército.
En su notorio discurso del 25 de abril de 1995 ofreció a los familiares de las víctimas de la dictadura militar ``respeto, silencio ante el dolor y el compromiso de todo mi esfuerzo para un futuro que no repita el pasado''. Pero, ¿cómo impedir la repetición del pasado si se lo aplasta con inmunidad y silencio? El dolor necesita palabras. Hable, señor teniente general. A usted le será mucho más fácil que a mí averiguar el destino de María Claudia y su bebé. Tiene acceso a todos los medios para ello, Si no lo hiciere, procure evitar el castigo del insomnio: el no sueño de la mala conciencia es un territorio devastado por la muerte.
* El escritor argentino Juan Gelman publicó el pasado fin de semana en el diario Página/12 la primera denuncia contra un alto jefe militar en actividad en el robo de un bebé en cautiverio. En este artículo se ofrece a los lectores de La Jornada un extracto de esa denuncia.