PRD: REMONTAR LA CRISIS
A partir del pasado 14 de marzo, día en que realizó elecciones abiertas para integrar su Comité Ejecutivo Nacional, el Partido de la Revolución Democrática se enfrentó con una inesperada crisis interna a raíz de las muchas y diversas irregularidades que se presentaron y que, una vez documentadas, llevaron a la anulación de tales comicios, mediante una resolución emitida el primero de abril por la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia del partido. El episodio reviste interés nacional, toda vez que involucra a una de las tres mayores fuerzas electorales del país. El próximo fin de semana, el Consejo Político Nacional partidista tendrá que abordar la situación, designar una directiva interina en reemplazo de la que encabeza Andrés Manuel López Obrador y establecer las modalidades para la integración del Comité Ejecutivo Nacional que habrá de dirigir al partido en las elecciones del año entrante.
El hecho de que prácticas y tendencias antidemocráticas producto del persistente atraso político nacional --aunadas a deficiencias de organización, capacitación y cultura en materia de procesos electorales-- se hayan expresado en la jornada del 14 de marzo, que pretendía ser un ejercicio cívico ejemplar, y que se hayan producido en las filas del instituto político que mayor intolerancia ha manifestado ante las distorsiones de la voluntad popular, llevó al PRD a una circunstancia en la que se han puesto a prueba sus instancias partidarias, su institucionalidad interna, su unidad y la coherencia de la organización con su propio ideario.
Hasta el momento, y si bien no han faltado tensiones entre diversos sectores perredistas, el partido del Sol Azteca ha podido transitar por la coyuntura sin desgarrarse y sin llegar a una confrontación intestina. Ello ha sido posible, en buena medida, por el desempeño de la directiva saliente, del Comité General del Servicio Electoral y de la mencionada Comisión de Garantías y Vigilancia, órganos que han actuado con imparcialidad, afán de esclarecimiento y apego a los estatutos.
Cabe esperar, finalmente, que ese mismo espíritu se manifieste en la próxima reunión del Consejo Político Nacional, que éste logre los consensos necesarios para concluir esta etapa difícil en la vida del PRD y que la experiencia amarga de los comicios internos del 14 de marzo sirva --tanto a éste como a las otras formaciones partidarias, y a la ciudadanía en general-- para perfeccionar los procedimientos de participación popular en todos los niveles y depurar de prácticas irregulares la vida política del país.