n "Priísta, no somos tus enemigos", dicen zapatistas


Tensión en San Andrés, tras el retorno del concejo autónomo

Hermann Bellinghausen, enviado, San Andrés Sacamch'en, Chis., 8 de abril n Cuando la plaza de San Andrés se llenó del rojo de los huipiles y los paliacates en los rostros, miles de puños en alto y voces gritando: "Fuera Seguridad Pública", en los tres camiones cargados de policías con casco y escudo sobrevino un momento de tensión y repliegue. Algunos agentes aprestaron los gases lacrimógenos.

Los R-15 de los oficiales permanecieron colgados al hombro. Después de dilatarse dos horas la marcha de zapatistas y perredistas que venían a recuperar las instalaciones que ayer les habían sido arrebatadas, su aparición en la plaza fue muy rápida. Aunque esperada, inesperada.

Pronto, un mar de indígenas, en su gran mayoría sanandreseros, rodearon dos de los tres camiones y una pick-up de la policía. Los vehículos encendieron los motores y, tras un breve grito colectivo, todos los manifestantes empezaron a batir las palmas con fuerza. Algunos golpeaban las carrocerías con las manos.

Para evitar problemas, la Seguridad Pública abandonó el centro de San Andrés, después de custodiar durante 27 horas la presidencia municipal.

"Priísta, entiende, los zapatistas no son tus enemigos", habían gritado en el camino. Y también: "Priísta, entiende, los zapatistas somos muchos pueblos".

El aplauso se prolongó, subió de tono mientras los camiones, llevando un centenar de policías, descendían a la salida del poblado, para estacionarse 300 metros más allá del cuartel militar que desde una loma domina San Andrés, oficialmente apellidado Larráinzar, en memoria de un terrateniente coleto que fue dueño de muchas de estas tierras.

Desde diciembre de 1994, el ayuntamiento indígena, al declararse autónomo, pasó a denominarse San Andrés Sacamch'en de los Pobres.

Ayer los echó la fuerza pública, pero hoy volvieron. La multitud se plantó frente a las oficinas municipales para realizar un mitin, en protesta contra "la sucia y vergonzosa acción del gobernador impuesto de Chiapas, Roberto Albores Guillén", según dijo el orador principal del acto. Y agregó: es "el gobernador más sanguinario de la historia de Chiapas".

Llamó a la población priísta a no "hacerse cómplice" del gobierno estatal. "Deben pensar bien lo que hacen, y no dejarse llevar".

La casa de los mayoles, durante un día en poder de la policía, estaba ya ocupada por un grupo de hombres mayores del municipio. No obstante, el orador indicó: "No es por pelear un espacio de cuatro paredes que estamos aquí".

La prensa rodeó a los organizadores de la protesta, y un reportero interrogó: "ƑQué respuesta esperan del gobierno?".

Un hombre joven, de pasamontañas, respondió ágilmente: "El pueblo siempre espera respuestas del gobierno, pero el gobierno no responde". Y también dijo: "No vamos a permitir más desalojos".

Fotos de gobernadores

Aunque hoy ya no estuvo reunido el ayuntamiento constitucional priísta que ayer se había instalado aquí, todavía minutos antes de que llegara la manifestación, un hombre seguía pintando los arcos y la fachada del inmueble. Ese fue el segundo acto de los priístas, luego de colgar un retrato del gobernador en las oficinas: ordenaron pintar afuera.

Por eso el mitin se desarrolló entre escaleras de palo, costales de yeso, brochas y botes de pintura, que aparecieron aquí inmediatamente después de los priístas.

Se ve que no les alcanzaron los retratos del gobernador Albores, porque la oficina del Registro Civil fue decorada ayer con el retrato oficial del gobernador Julio César Ruiz Ferro, pues al parecer les da lo mismo a los priístas.

Los indígenas que respaldan el concejo autónomo, al reingresar hoy a las oficinas, encontraron entre lo traído por los priístas tres grandes fotografías sin enmarcar de Albores Guillén, Ruiz Ferro y López Moreno. Pero es que en Chiapas los gobernadores cambian tan seguido que luego se acumulan.

Hacia el fin del mitin, las fotografías fueron exhibidas a los 3 mil indígenas reunidos, quienes, otra vez en medio de aplausos, vieron cómo los retratos eran rotos en tiras longitudinales. Al poco rato, de ahí mismo brotó una fugaz columna de humo y se esparció un cierto olor a papel quemado.

San Andrés, factor de equilibrio

Uno de los motivos de la protesta era el despojo de su tienda que había sufrido ayer la Sociedad Cooperativa Artesanal de Mujeres por la Dignidad, SCC, que agrupa a 980 de las mejores bordadoras de Los Altos de Chiapas, que es como decir del mundo entero.

El presidente municipal priísta, Marcos Díaz Núñez, se había apoderado ayer de las propiedades de esta cooperativa registrada legalmente.

Cuando algunas artesanas, acompañadas por miembros de la sociedad civil, intentaron recuperar el local, y lograron sacar parte de sus huipiles y telas, la policía las trató agresivamente, ayer por la tarde.

A uno le arrebataron a golpes una grabadora. A otro, que llevaba cámara, le dijeron: "Tomas una foto y te lleva la chingada".

Cortando cartucho, azuzaban a los priístas allí reunidos: "Ya amárrenlos en los árboles, para que dejen de chingar".

La cordura de los tzotziles de ambos bandos impidió que el acoso se pusiera peor. La verdad, los priístas estaban un poco espantados.

Hoy la situación pareció invertirse, pero de manera inestable. Ahora hay un problema, agudizado, que no puede quedar así. Es necesario recuperar las condiciones mínimas de diálogo y tolerancia que permitan la coexistencia pacífica de los indígenas priístas, zapatistas y perredistas.

San Andrés no es una población cualquiera. Es un centro ceremonial. No es propiedad de nadie, es un símbolo comunal desde hace siglos. Por algo aquí fueron las negociaciones de paz. Por algo no se ha roto el hilo conductor de la tradición comunal, ni siquiera después del levantamiento de 1994.

ƑA quién puede interesarle desquiciar una pieza comunitaria, política y religiosa de primer orden, que resulta clave para la paz en estos tiempos turbulentos?

Aun con la poderosa militarización, hay vueltas de tuerca que no se pueden dar, a riesgo de producir graves fracturas. Por esto, todavía después de la matanza de Acteal, la convivencia no se rompió en Yabteclum, la sede de la autoridad tradicional de Chenalhó.

No son los pueblos indígenas los que quieren romperse.

A pesar de todo, esta noche la Seguridad Pública permanecía en las afueras de la cabecera municipal y se teme que intente reingresar a la plaza. Por lo pronto, los 3 mil indígenas zapatistas no se han retirado, y se disponen a pasar la noche resguardando la sede de su concejo municipal autónomo.