n Los ideales por los que luchó son los mismos de los indígenas, se dijo


Actos en varios estados para recordar al Caudillo del sur

De los corresponsales n Miles de indígenas zapatistas de diversos municipios de Chiapas se concentraron ayer en San Andrés Larráinzar para conmemorar el 80 aniversario del asesinato de Emiliano Zapata, así como para "protestar y repudiar los actos de provocación del gobernador Roberto Albores Guillén y del presidente Ernesto Zedillo por desmantelar y desalojar a las autoridades del pueblo". Del mismo modo, se realizaron otras marchas en Oaxaca, Morelos y Veracruz.

Durante el acto realizado ayer por la tarde, el concejo autónomo de San Andrés Sacamche'n de los Pobres afirmó que las demandas por las que luchó Emiliano Zapata siguen siendo las mismas que ahora tienen los pueblos indígenas: justicia, libertad, respeto, tierra, trabajo, salario justo para obreros y campesinos, "y que los malos gobernantes actuales nunca han querido cumplir".

Desde la noche del viernes, en decenas de camiones de redilas procedentes de distintos municipios, cientos de indígenas comenzaron a arribar a San Andrés para participar en el homenaje a Zapata y para reforzar la defensa del edificio municipal ante un posible desalojo por parte de la policía chiapaneca, la cual se retiró este sábado al mediodía por órdenes de Albores Guillén.

Al comenzar el acto frente al palacio municipal, los integrantes del concejo autónomo informaron sobre la muerte de un simpatizante zapatista que del ejido Morelia, municipio de Altamirano, se trasladaba a San Andrés junto con un grupo de personas, pero el camión en que viajaban, que estaba estacionado a la orilla de la carretera, fue arrollado por una camioneta. Siete indígenas resultaron lesionados.

En Tapachula, en calma total transcurrió la conmemoración del aniversario del asesinato de Emiliano Zapata, en el que organizaciones campesinas, sociales y de deudores, así como el magisterio democrático, marcharon por las principales calles de la ciudad y terminaron en un mitin en la plaza central donde gritaron consignas de protesta contra la "política represiva" del gobierno estatal.

Mientras, en Oaxaca, unas 20 mil personas ųentre campesinos e integrantes de la Sección 22 del SNTEų marcharon en diferentes ciudades de la entidad, donde además de recordar a Zapata exigieron solución a sus demandas agrarias, políticas, económicas y sociales.

La Dirección de Tránsito estatal informó que tanto profesores como miembros de organizaciones realizaron marchas y mítines en Tuxtepec, Salina Cruz, Juchitán, Huajuapan de León, Pinotepa Nacional, Huautla de Jiménez, Puerto Escondido, Cuicatlán y en la capital del estado, sin que se presentaran incidentes.

En Veracruz, campesinos, indígenas, obreros y ONG condenaron la ''guerra de exterminio contra los pueblos indios, orquestada por el gobierno, los proyectos neoliberales para privatizar el sector eléctrico y la desatención al campo''.

En las distintas zonas serranas de la entidad se recordó a Zapata y exigieron al presidente Ernesto Zedillo detener las ''agresiones'' a comunidades indígenas en Chiapas, además de facilitar una salida pacifica y negociada en el conflicto.

En Orizaba, con la consigna de "Zapata vive, la lucha sigue", miembros del Frente Zapatista de Liberación Nacional y de organizaciones obreras se manifestaron por la inclusión de los acuerdos de San Andrés en la Constitución y la modificación de la política agraria y laboral, así como atender a los campesinos y obreros que hoy en día "libran una lucha por sobrevivir al neoliberalismo". En Jalapa, los representantes de diversas organizaciones colocaron en la Plaza Lerdo un periódico mural acerca del movimiento zapatista.

En Tlaltizapán, Morelos, unas cien personas recorrieron parte de la ruta zapatista hasta el punto denominado San Rafael, para montar una guardia de honor a su compañero Marcos Olmedo, asesinado en un enfrentamiento entre policías y simpatizantes del Comité de Unidad Tepozteca.

Recordaron que hace tres años se les impidió llegar al lugar donde el presidente Ernesto Zedillo encabezaba un acto agrario. (Elio Enríquez, Rodolfo Villalba, Andrés Morales, Guadalupe López, Francisco Guerrero y Víctor Ruiz)


n Cumplir acuerdos de San Andrés y derogar reformas al artículo 27, demandas


Carabina 30-30, himno de la marcha en memoria de Zapata

Claudia Herrera Beltrán n Ochenta años después de su asesinato, Emiliano Zapata convocó ayer a centenares de campesinos, indígenas y militantes de organizaciones sociales y obreras, que marcharon por el centro de la capital del país con tres demandas fundamentales: cumplimiento de los acuerdos de San Andrés, respeto a los municipios autónomos de Chiapas y derogación de las reformas salinistas al artículo 27 constitucional.

Con los seguidores del Caudillo del Sur, se encontraban trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas y representantes estudiantiles, que llevaron al mitin en el Zócalo capitalino el rechazo a la privatización de la industria eléctrica y al incremento de cuotas en la UNAM.

Veterano combatiente del ejército de Rubén Jaramillo, Félix Serdán, de 82 años, iba al frente portando una bandera nacional que ųplaticabaų fue un obsequio de la comandante Ramona, cuando estuvo en el Distrito Federal. A su lado, viejos luchadores campesinos ųcomo Efrén Capiz, de la Unión de Comuneros Emiliano Zapata (UCEZ) de Michoacánų de más de 80 años escoltaban el lábaro patrio.

Del Monumento a la Revolución y hasta el Zócalo, organizaciones encabezadas por el Congreso Nacional Indígena gritaron durante más de una hora consignas reivindicando a Zapata, y ocurrentes frases como ''A caballo y a pata, que viva Emiliano Zapata''.

Al son del corrido Carabina 30-30, la marcha partió a las 11 horas y frente al monumento a Cuauhtémoc se detuvo diez minutos. Ahí se escuchó a Serdán ųcon su gran bigote blancoų evocando al héroe revolucionario que ''le dio la vida a su pueblo cuando fue traicionado en Chinameca (Morelos) y representa los mejores valores de la Revolución Mexicana''.

Caminata por Paseo de la Reforma a golpe de huaraches y tenis

Este 10 de abril de 1999 fue la edición 20 de la caminata por el aniversario luctuoso del legendario caudillo agrarista, recordó Genaro Domínguez, del CNI, quien comentó que la primera marcha fue en 1979.

A lo largo del Paseo de la Reforma iban integrantes de la Coordinadora Nacional de Pueblos Indios, de la Central de organizaciones Campesinas y Populares, de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, de la Organización Campesina Emiliano Zapata, del Frente Campesino Independiente y de la urbana organización Frente Popular Francisco Villa Independiente.

Los huipiles rojos de las indígenas del Movimiento de Artesanos Indígenas Zapatistas (MAIZ) resaltaban en la hilera de mujeres y hombres de huaraches y tenis. Ataviadas con sus largas túnicas de San Juan Copala, las oaxaqueñas repartían en el camino folletos de la pasada consulta zapatista.

Procedente de la Montaña de Guerrero, una banda de música entonó corridos en honor a Zapata y viejas canciones revolucionarias, durante las más de cuatro horas de recorrido y mítines.

''Pueblos indígenas contra el saqueo colonial, hoy llamado neoliberalismo'', decía una de las mantas que se extendía en los cuatro carriles de avenida Juárez y que competía con otras vistosas pancartas que demandaban poner fin a la guerra en contra de las comunidades indígenas.

Después de marchar por la avenida Madero, los zapatistas se concentraron pasadas las 13:00 horas en la plancha del Zócalo entre gritos de ''Zapata vive, vive; la lucha sigue, sigue'', y el tronante sonido de la banda y de los instrumentos prehispánicos con los que se saludaba a los indígenas de distintas etnias.

Antes de que hablaran los oradores de las agrupaciones, el CNI dio a conocer una declaración de su quinta asamblea nacional que concluyó el viernes pasado, en donde manifestaron un enérgico repudio a las acciones del gobernador interino de Chiapas, Roberto Albores Guillén, y de la Secretaría de Gobernación para el desalojo del municipio autónomo de San Andrés Sacamch'en ''que pretende abonar con más sangre indígena''.

Este hecho fue calificado como una ''provocación'' para detener el proceso de diálogo y el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés Larráinzar ųlos primeros entre el gobierno y EZLNų y como un ''atropello'' a las comunidades indígenas, sumándose a los despliegues policiacos, militares, paramilitares o propagandísticos oficiales.