n Recibe el gobierno quejas por el ruido que generan durante su plantón


Violan antorchistas ley ambiental

n Autoridades de la Catedral, hoteleros, comerciantes y trabajadores, entre los inconformes

Ricardo Olayo n Decenas de comerciantes, hoteleros y las mismas autoridades de la Catedral se quejaron ante el gobierno capitalino de las molestias que provocan diariamente los integrantes del grupo priísta Antorcha Popular, que con bocinas a todo volumen gritan consignas y ponen música de todo tipo a lo largo del día.

De hecho, el viernes pasado, personal de la Secretaría de Gobierno les decomisó el equipo y, al encontrar oposición de los antorchistas, remitió a siete personas al juzgado cívico número tres. Hasta ahí llegaron Matías Molina, César Castro Pérez, Daniel Jiménez Serrano, Tomás Pérez Martínez, José Osvaldo Avila, Ofelia Hernández Hernández y Rafael Arellanez, a quienes la juez María Tomasa Maya Sánchez los dejó salir con la resolución: "libres no responsables", y el equipo también les fue reintegrado, según se informó en el propio juzgado.

Para analizar el grado de afectación a la salud que provoca el ruido de los antorchistas en plantón, la Secretaría del Medio Ambiente realizó un estudio, cuyo resultado indica que se viola la norma permitida de decibeles, y entre las consecuencias de esta práctica está el incremento de neurosis, hipertensión arterial, pérdida de sensibilidad auditiva y estrés.

Desde febrero existe el estudio, pero se ha intentado convencer a los antorchistas de disminuir el volumen, lo que sólo aceptaron cuando hay una recepción oficial en el Salón de Cabildos. El resto del tiempo, aproximadamente de las 10:30 de la mañana a las 17:30 horas, activan su sonido y altavoces con un volumen tan alto que, según algunos de los servidores públicos entrevistados, hace imposible concentrarse en el trabajo.

El problema, dijeron, no es sólo el volumen alto sino el continuo griterío. Así lo confirma el estudio de la Secretaría del Medio Ambiente: "El ruido obstruye el desarrollo adecuado de muchas actividades físicas y mentales" y pueden volverse "irreversibles". Además, "los efectos de la contaminación por emisión de ruido dependen de la intensidad y frecuencia, variaciones del tiempo de exposición y la susceptibilidad del individuo, en este sentido es conveniente señalar que el daño causado en el ser humano es irreversible, sin solución médica posible hasta el momento".

Como resultado, se obtuvo "que la fuente contaminante (bocina) emite 94.46 decibeles, mucho mayor que el ruido presente en las oficinas administrativas de 47.69, e impide el desarrollo de las actividades normales de trabajo por el exceso de ruido". Adicionalmente, agrega, "disminuye el rendimiento laboral, produce mal humor y dolor de cabeza, entre otros daños sicológicos".

En suma, subrayó en entrevista el subsecretario de Gobierno del Distrito Federal, Leonel Godoy, los manifestantes violan la Ley del Medio Ambiente en lo relativo a la contaminación por ruido, la cual está perfectamente identificada en las normas y considera sanciones.

Además, alteraban el orden público con tanto ruido, pues "decenas" de comercios enviaron cartas de queja al gobierno o se inconformaron por otros medios. Entre los quejosos están los dueños de comercios establecidos cercanos, cuyo personal no aguantaba más el volumen, y las autoridades religiosas de la Catedral. De todo ello hay constancia documental, indicó Godoy.

Advirtió que si hoy lunes intentan instalarse, deberán hacerlo con el nivel de volumen permisible, de lo contrario se les retirará el equipo en cumplimiento de la ley.

El gobierno de la ciudad respeta el derecho de manifestación, y así lo ha demostrado durante los meses que Antorcha realiza mítines diarios afuera de las oficinas de Cárdenas, dijo el subsecretario, pero no puede confundirse el derecho a la expresión pública, que siempre será respetado, con la afectación de terceros y del desempeño armónico de las actividades, concluyó.