n Lourdes Galaz n
šBanqueros con más poder que los políticos!
* Los responsables gubernamentales de la economía siguen el festín de las expectativas
* Pero en la vida real, en la calle y en los hogares, se manifiestan claros signos de desaceleración
De Japón a la Unión Europea y de paso por Estados Unidos, los políticos electos con el voto de los ciudadanos cada vez tienen menos injerencia en las decisiones de las principales economías del mundo. El poder se concentra en los nuevos monarcas financieros, los responsables de las bancas centrales. Y es que a los políticos se les dificulta controlar los vaivenes de la economía. El triunfo de la política monetaria sobre la gubernamental facilita en cierto modo (dicho de banquero) que las naciones respondan a condiciones cambiantes del mundo globalizado.
Aquí mismo, en este país que rompe barreras en el mercado bursátil, el poder del Presidente de la República está en el Banco de México. El señor Ernesto Zedillo es un egresado de los cubículos del banco central. Como Guillermo Ortiz, el hoy gobernador del Banxico, Zedillo está convencido de que la política monetaria apoya la estabilidad. No hay quien los saque de lo suyo: el peso está fuerte, las tasas de interés bajan y se cumple la meta de lograr una inflación de 13 por ciento.
El gobernador del banco central festina: la política monetaria (restrictiva) ha traído expectativas de menor inflación, caída de las tasas de interés nominales y apreciación del tipo de cambio. Y en estos días en que la independencia y el poder del Banco de México (uno de los logros del gobierno salinista, cuando Guillermo Ortiz era secretario de Hacienda) se miran tan claros, la economía real ya está manifestando síntomas de una drástica desaceleración.
Aquí, como en Washington lo hace la Reserva Federal, con toda su independencia, Zedillo y el Banxico podrían decidir mañana mismo modificar rápidamente las tasas de interés y la oferta de dinero. Es decir, aplicar una menor restricción monetaria; por ejemplo, disminuir el corto, para impulsar una aceleración (ficticia o real) de la economía nacional. En tiempos políticos y con riesgos electorales se vale, aceptan hasta los monetaristas.
Y todo viene a cuento porque ahora que con la ola neoliberal los gobiernos fomentaron la independencia de las decisiones de los bancos centrales, uno se plantea una pregunta no resuelta aquí, en Japón, ni en la Unión Europea, pasando por Estados Unidos: ahora que los banqueros centrales ejercen más control en las
... la tentación de
acelerar la economía
puede estar ya entre
nosotros para crear un
ambiente de bonanza
artificial en el 2000,
similar al que imaginó
Carlos Salinas en
1994, para ganar las
elecciones federales,
con todo y un candidato
presidencial caído
en campaña...
políticas públicas, Ƒante quién son responsables? Bueno, en el caso mexicano, los señores Ortiz y Zedillo, dos monetaristas que dicen saber cómo hacerlo, tendrán que responder en el año 2000, cuando los mexicanos vayan a la urnas el primer domingo de julio.
En algunos sectores políticos ya se advierten síntomas de preocupación por el cambio de poderes. Y es que en la pasada convención bancaria, los dueños del dinero, los funcionarios del sector financiero, los altos ejecutivos del Banco Mundial (BM) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), conversaron sobre las elecciones del 2000. Y el análisis comenzó con las previsiones del BM para éste y el próximo años. Dicen sus expertos que la crisis financiera en los mercados emergentes (los latinoamericanos, por supuesto) será mucho más profunda y prolongada de lo previsto y el crecimiento medio de América Latina caerá 1.5 por ciento, tan sólo en 1999. Es más, se afirma que la plena recuperación de esos mercados es "improbable" antes del año 2001.
Pero ųsiempre hay perosų dicen los del gobierno que el programa macroeconómico "goza de confianza" en los mercados internacionales y hay optimismo en los inversionistas con la suerte del mercado de valores, que ya superó el umbral de los 5 mil puntos, cuando el Dow Jones, en Nueva York por supuesto, marcó por arriba de los 10 mil. También se aprecia el alza de 2.50 dólares el barril de petróleo, como consecuencia del acuerdo de la OPEP, pues con mayores ingresos petroleros disminuye la presión sobre las finanzas estatales. En fin, hay "indicadores optimistas" para los hombres del gobierno.
Nunca antes había sido tan riesgosa una elección nacional para el PRI, con 70 años en el poder. Para un partido en el gobierno es totalmente distinta una elección en un ambiente recesivo que con una economía en expansión, advierte el maestro José Blanco (La Jornada, 6 de abril /99). Y dice que la tentación de acelerar la economía puede estar ya entre nosotros para crear un ambiente de bonanza artificial en el 2000, similar al que imaginó (y nos hizo ver) Carlos Salinas en 1994, para ganar las elecciones federales, con todo y un candidato presidencial caído en campaña.
Como entonces, el adelanto de los tiempos políticos puede acelerar las decisiones que lleven a una crisis económica de fin o principios (como le tocó a Zedillo en el 95) de sexenio. El maestro Blanco y otros especialistas alertan que a mediados de este año Banxico y Zedillo tendrían que poner en práctica una política expansionista para generar ese ambiente de bonanza que mueva a los electores a votar por el PRI. De ser así, crecerá el riesgo de una crisis abrupta a fines del 2000 y el cambio de poderes se daría en medio de una franca recesión, peor aún que la de 1995.
En el PRI, en el PRD o el PAN no ven así el mundo. Qué va, primero buscan las normas y los acuerdos para lanzar al valiente que lleve los colores de la escuadra. En mayo, la asamblea nacional del PAN dirá cómo y hasta quién, pues parece que el gobernador Fox está en veremos. En el PRD, Cuauhtémoc Cárdenas tiene la estafeta segura, y los perredistas se debaten en la búsqueda de unidad para integrar el equipo directivo de su partido con toda seriedad, luego del escándalo del fraude y la anulación de su elección interna. Con eso de los candados, en el PRI hasta el secretario Labastida se tambalea y regresan por sus fueros Bartlett y Madrazo, mientras Pepe Toño González espera línea y recorre el país "buscando consensos".
En el Congreso, los representantes de los partidos políticos han avanzado en los acuerdos para una nueva reforma electoral. Se trata de enmiendas a una docena de capítulos del Cofipe que han propuesto los diputados de oposición y a las que se oponen los legisladores priístas. Juntos, tendrían mayoría PAN, PRD, PT, PVEM y votarían a favor de reducir gastos de campañas, tipificar como delito la compra de votos y el uso de los programas sociales del gobierno en campañas políticas; también, del registro de coaliciones de partidos para postular candidatos en el 2000.