La Jornada miércoles 14 de abril de 1999

Alejandro Nadal
Réquiem de Acapulco

Algunos creen que el sistema bancario sigue en quiebra. La realidad es que sólo ha muerto. Sobre su carcasa se celebró la 62 convención bancaria en Acapulco. Algunos participantes aparecieron sonrientes en fotografías para la publicidad. Pero detrás de las sonrisas forzadas se esconde la triste realidad del deceso de la banca mexicana.

Las cifras no mienten. El sistema bancario mexicano ha dejado de cumplir su papel. Esto es grave porque la función de creación monetaria de la banca juega un papel crítico en cualquier economía que busca crecer y desarrollarse.

La primera señal de terminación de signos vitales viene por el lado de los depósitos. La captación para toda la banca mexicana en 1997 fue de 921 mil millones de pesos (mmdp), y en 1998 alcanzó en términos nominales 1 billón 76 mmdp. Si descontamos la inflación, en términos reales hay una caída de 1.5 por ciento pues la captación bancaria sólo alcanzó 907 mmdp.

Este hecho se acompaña de un descenso en los préstamos que hacen los bancos. En 1997 la cartera vigente (sin incluir la cartera comprada por el Fobaproa) alcanzó los 42 mmdp; en 1998, pasó en términos nominales a 49 mmdp, y en términos reales sólo alcanzó 41 mmdp.

Es decir, en su conjunto la banca a duras penas prestó unos 4 mil millones de dólares (mmdd) en 1998. Para una economía de 96 millones de personas, con un PIB de unos 415 mmdd, se trata de migajas. Si usamos esa cifra como indicador de la penetración financiera real del sector bancario, tenemos un coeficiente del 1 por ciento del PIB.

Sin depósitos nuevos y sin préstamos frescos, la función de intermediación ha sido aniquilada.

Pero ahora viene lo sorprendente: las utilidades de la banca, en su conjunto, pasaron de 681 millones de pesos en 1997, a 6 mil 608 mmdp en 1998. Descontando la inflación, las utilidades el año pasado ascienden a 5 mil 571 mmdp.

¿Cómo es posible que una banca en la que se reducen captación y préstamos, genere un aumento tan notable de utilidades? La respuesta es que la banca se ha dedicado a la especulación. O, en otros términos, la banca murió, pero los banqueros siguen muy activos.

Mientras tanto, el problema de cartera vencida no se resuelve. Según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) el índice de morosidad empeoró en 1998. Este coeficiente mide la cartera vencida como proporción de la cartera vigente total y pasó de 11.3 en 1997 a 11.4 en 1998.

Esta cifra es engañosa y debe ser corregida. Para la CNBV la cartera vigente total incluye los ``créditos al Fobaproa''. Es decir, las operaciones de compra de cartera por el Fobaproa se consideran parte de la cartera total ``vigente'', cuando en realidad son créditos viejos que, de ser cartera vencida, pasaron a ser cartera rescatada. En su mayoría, esos créditos son incobrables.

Si ahora comparamos la vencida contra la vigente total, pero sin incluir la comprada por el Fobaproa, el índice de morosidad se dispara a 20 por ciento y ahí permaneció entre 1997-1998.

El punto clave aquí es que el índice que debería servir como indicador real del problema de cartera vencida duplica el de las cifras benignas (por distorsionadoras) de la CNBV. La estabilidad de ese indicador en el nivel de 20 por ciento debería sacar de la autocomplacencia a los estériles funcionarios de la CNBV y de la SHCP.

Ahora bien, los bancos aumentaron sus reservas preventivas y, por esa razón, se afirma que no están en quiebra. En estricto rigor contable es cierto. En términos nominales, las reservas pasaron de 53 mmdp en 1997 a 65 mmdp en 1998. Si descontamos la inflación, el aumento es pequeño y apenas rebasa los 55 mmdp.

¿Por qué las utilidades crecen 800 por ciento en términos reales y las reservas preventivas apenas 3.7 por ciento? ¿Qué harán en 1999 los banqueros con esas ganancias? ¿Seguir especulando?

El gobierno impuso una carga fiscal insoportable sobre la sociedad al promover el esquema Fobaproa-IPAB. ¿Por qué no puede obligar a los banqueros a realizar un esfuerzo paralelo en el rescate de los bancos?

En síntesis, la función bancaria se ha visto desnaturalizada por la desregulación financiera y la apertura de la cuenta de capital de la balanza de pagos. En la actualidad la especulación es lo que genera utilidades para los bancos. En Acapulco, el réquiem fue para las funciones normales de intermediación de la banca.