n Una misión vino a promover usos eficientes
Políticas realistas de precios en electricidad, pidió el BM
Roberto González Amador n Una misión del Banco Mundial visitó México en los primeros días de febrero de 1997 para supervisar un proyecto de construcción de dos plantas hidroeléctricas, financiadas por ese organismo. Pero el grupo de especialistas no sólo vigiló la forma en que se gastarían los recursos.
Informes de circulación restringida del Banco Mundial revelan que los objetivos del proyecto tenía un alcance de más largo plazo: se trataba de promover el ''uso eficiente de la electricidad'', a través de ''políticas realistas de precios''; diversificar las fuentes de generación, y fortalecer la posición financiera de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a partir del ''incremento en las tarifas y la puesta en marcha de un acuerdo de rehabilitación financiera''.
Las observaciones del grupo de especialistas del Banco Mundial sugieren modificaciones en la estructura de la industria eléctrica nacional, emitidas exactamente dos años antes que el gobierno del presidente Ernesto Zedillo diera a conocer una propuesta de reforma de ese sector.
Un documento del Banco Mundial, fechado el 27 de junio de 1997, da cuenta de los resultados de un proyecto con valor de 460 millones de dólares financiado por el organismo para la construcción de dos plantas hidroeléctricas: la de Aguamilpa y la de Zimapán. Los recursos fueron empleados, además, para pagar estudios relativos a la conservación y eficiencia en el uso de energía eléctrica, así como otros relacionados con la estructura de tarifas y administración de la CFE.
El informe, titulado Implementation completion report, señala que durante el desarrollo del proyecto fueron identificados varios de ''los principales problemas en el sector energético''. Cita: ''uno de ellos es el alto consumo de energía por unidades de producción económica, lo que en parte explica un ineficiente uso de la energía''.
''Una de las lecciones derivadas del trabajo en este proyecto ųseñala el documento- es que la mejoría financiera de las empresas eléctricas en el país será sostenible en el tiempo, sólo si el mecanismo de fijación de tarifas es independiente a la influencia de los eventos políticos. Ese proceso independiente es posible sólo si existe un adecuado marco regulatorio y una comisión independiente encargada de determinar las tarifas''.
Además, señala que las del servicio público de energía deben reflejar los costos económicos de éste.
Entre las observaciones que el Banco Mundial hizo en ese documento a la forma de operar de la CFE, destaca que esa empresa debe reforzar su situación financiera, debilitada, entre otras causas, por una inadecuada política de tarifas.
Menciona que la situación económica de la compañía se deterioró durante 1993 y 1994 por una disminución en el precio de las tarifas, como consecuencia de la decisión de reducir los cobros a un grupo de consumidores y por la crisis económica que afectó al país al final de ese periodo.
De 1993 a 1995, señala, los ingresos de la CFE disminuyeron 30 por ciento, mientras que la tasa de retorno pasó de 5.7 a 1.2 por ciento y los ingresos de operación tuvieron un descenso de 78 por ciento.
Agrega que las tarifas aumentaron 23 por ciento, en términos reales, de 1989 a 1992, pero declinaron en los años siguientes. Durante 1993 y 1994 las tarifas residenciales se mantuvieron constantes en términos reales, como resultado de un ajuste en la estructura de cobros y una reducción general de los cargos a las grandes industrias para darles más condiciones de competitividad ante el TLC.
la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio.