n Lisandro Otero, autor de Llueve sobre mojado
La única opción para Cuba es profundizar un socialismo eficiente
n El fin de toda literatura consiste en enfrentar los problemas
Renato Ravelo n ''En La Habana me silencian y en Miami me insultan'', dice Lisandro Otero, el escritor que presenta su libro Llueve sobre mojado. Memorias de un intelectual cubano. Desde que en 1992 publicó en Le Monde un artículo en contra del régimen de Fidel Castro, es un autor prohibido en la isla, donde se puede comprar el ejemplar de sus memorias en la tienda de turistas con dólares.
Cuatro décadas abarca el ejercicio memorioso del autor de Temporada de Angeles, testigo él de la edificación y caída del Muro de Berlín. Ahora, sin más, postula que la única opción política para Cuba es la profundización de un ''socialismo eficiente, democrático y liberal".
Otero fue de los impulsores de la desaparición de los campos de concentración de homosexuales en Cuba, y cree que el traslado gradual del poder es la única opción para la isla. Otero (La Habana, 1932) pertenece a ese grupo de artistas cubanos que siendo adultos jóvenes vivieron el inicio de la Revolución. Aunque se le señala que sus memorias son selectivas y abundan más en los primeros 15 años de las cuatro décadas que abarca, él insiste que hay un equilibrio. A México le tocó venir a cubrir la elección presidencial de Adolfo Ruiz Cortines y aunque manifiesta un gusto por Europa, prefirió nuestro país para radicar, donde actualmente dirige el suplemento Arena del diario Excélsior. (El libro de memorias se presentará el próximo miércoles en la Casa Lamm).
-ƑQué fue lo que más te llamó la atención de Hemingway?
-Me gustaba mucho su sentido de participación. Era un hombre que había participado y fue testigo directo de muchos acontecimientos importantes. Y yo, en mi adolescencia, cuando me leí toda su obra fui un gran admirador suyo.
''Otro autor que conocí fue André Malraux, que era lo mismo, había participado en la guerra de España; en fin, era un hombre de su tiempo."
Estar adentro, pero inconforme
-Mencionas en el libro la crisis de la izquierda latinoamericana y cómo las guerrillas han perdido vigencia. ƑHasta qué punto crees que los modelos europeos de la izquierda sean una opción para su similar latinoamericana?
-No creo que ningún estilo se adapte a otro país; cada país debe elaborar formas propias de acuerdo con su historia, sus tradiciones e instituciones. Lo que sí creo es que en América Latina la izquierda en este momento está descabezada y en una etapa de repliegue. Hace falta diseñar nuevos modelos. Es obvio que el socialismo real, tipo soviético, no ha funcionado porque dio lugar a un régimen paternalista y deficiente desde el punto de vista económico, y tampoco creo que el neoliberalismo y la globalización funcionen puesto que tienden a acentuar cada vez más la pluralización de la riqueza, las legiones de miserables aumentan y los millonarios también. Entonces, hay que buscar un régimen de justicia social, de distribución equitativa del producto social que no llegue a los extremos del absolutismo del socialismo que conocemos: el partido único, el centralismo económico, la cúpula máxima que dirige todo y los ciudadanos que sólo reciben órdenes; eso hay que abolirlo.
''Se deben elaborar nuevos modelos que pueden partir de ciertos experimentos de la socialdemocracia en algunos países, pues en todos hay cosas aprovechables."
-ƑCuál que es el papel actual de la literatura y su relación con la realidad?
-Creo que el papel nunca cambia, siempre ha constituido un medio para el hombre conocerse mejor a sí mismo. Esa profundización, esa instrospección, esa manera de enfrentar los problemas es el fin de toda literatura. Es una de las formas cognoscitivas como la ciencia o la poesía.
-ƑQué te llevó a esperar hasta los años noventa para deslindarte de esta...?
-Bueno, pues no haber vivido suficiente. Ya en los años noventa se tiene una edad en la cual no hace memoria prematura -como una vez escuché-, porque la memoria necesita una cierta decantación, madurez, para mirar las cosas con profundidad.
-Me refería a tu publicación del artículo de Le Monde, que representó tu ruptura con el régimen cubano...
-šAh, bueno!, porque llegó un momento en el cual consideré que era necesario decir las cosas. El problema es que tuvimos durante los años sesenta y setenta una actitud crítica, pero era interna y a eso los intelectuales cubanos le llamamos inhibición responsable, a partir de la cual considerábamos que estando Cuba bajo el fuego de Estados Unidos, siendo atacada, bloqueada y agredida, exponer públicamente los motivos de nuestra inconformidad con las cosas que ocurrían en Cuba era una manera de cooperar con el enemigo.
''Logramos muchas cosas; los campos de concentración de homosexuales se acabaron, en buena medida, por el embate nuestro. Pero esas cosas no las hicimos públicas, eso fue la inhibición responsable. Ya después de tantos años de revolución y en vista de que muchas cosas no se arreglaron y se reincidía en muchos problemas, me pareció que había que decir las cosas. Desde luego mi artículo de Le Monde, más todo lo que he escrito, es una manera de decir que estoy adentro, pero no conforme. Un artículo de estos es de posiciones revolucionarias, no contrarrevolucionarias, ni yo coincido con los de Miami que quieren regresar a Cuba a sangre y fuego y recuperar los latifundios y las centrales azucareras. Creo que hay que profundizar un socialismo eficiente, democrático y liberal, no absolutista que es el poder hacia el cual se ha derivado."
Descubrir la isla
-Cada vez crece más el grupo que pide esa modificación, pero dentro de los mismos márgenes de justicia social. ƑCrees que te va a tocar esa transformación?
-Ojalá me toque, pero pienso que es un proceso de transición que va para largo. Estados Unidos ofreció algunas aperturas en el proceso cubano, ha estimulado ciertos intercambios, pero el proceso de descongelación va muy lento; por otra parte, el gobierno cubano necesita crear estructuras sustitutas de las que tienen actualmente para propiciar esa transición. No sé si en Cuba se pudiera dar algo como el pacto de la Moncloa, en España.
-En tus memorias manifiestas un gusto constante por Europa, Ƒqué te hace radicar en México?
-Porque también me gusta mucho. Hay dos razones, la primera es que conozco México desde hace 50 años, llegué como periodista para cubrir las elecciones de Ruiz Cortines, vine por 15 días y me quedé seis meses. Como escritor comprometido y preocupado por los líderes sociales, la Revolución mexicana creo que fue el primer deslumbramiento que tuve de este país. Europa, desde joven me fascinó, sobre todo Francia. México y Francia son dos países que siempre me han fascinado.
-ƑTienes algún nexo con Cabrera Infante?
-Ninguno. Cabrera Infante es un demente. No para de calumniarme a mí y a todo el mundo, tiene una lengua ponzoñosa. Fuimos íntimos amigos en la adolescencia, empezamos a escribir juntos, nos mostrábamos los cuentos, las narraciones que hacíamos, pero después esa relación se deterioró y no precisamente a causa de su exilio sino por razones de carácter personal.
-ƑSigues cercano a lo que se hace en literatura en Cuba?
-No muy bien, desafortunadamente las personas que tengo cerca, las que están aquí son a las que más sigo: Diego, Andrés Jorge y algunos que vienen por acá como Leonardo Padura.
-La literatura cubana en algún momento jugó un papel muy importante de apoyo a la Revolución...
-Todos los intectuales estuvimos en favor del proyecto nacional nuevo que planteaba la Revolución.
-Hoy, Ƒcuál crees que sea ese papel?
-El mismo de siempre, dar a conocer al hombre, dárselo a sí mismo, tanto las circunstancias del que está allá como las de los que estamos aquí.
-Aludiste a Padura y al leerlo da la impresión de que la literatura está resolviendo lo que no puede solucionar la ideología.
-Creo que está yendo un poco más allá de lo que están viendo los ideólogos, filósofos y pensadores que muchas veces tienen dificultades para expresar íntegramente lo que piensan; creo que la literatura cubana está ayudando a dar a conocer una situación interna. Como Cuba es un país que ha estado cerrado, ahora hay una especie de descubrimiento, es lo que pasa con su música y sus libros.