n Anuncian la creación de un poblado ejidal
La entrega de tierras, estrategia para atizar pugnas en Chiapas
Hermann Bellinghausen, enviado, Colonia 20 de Noviembre, Chis., 16 de abril n Bajo la apariencia de ''pacíficas'' entregas de armas concedidas en exclusiva a la televisión comercial por el gobierno interino de Chiapas, se está abonando abiertamente el terreno para la guerra civil como última solución para resolver el conflicto.
El show esperado en esta pobre y antigua comunidad tojolabal, hoy aterrorizada, no pudo ser. El presidente municipal de Las Margaritas, Martín Suárez, ''todavía no trae las armas que se tienen que entregar'' al gobernador, revela un labriego tojolabal.
Pero como el programa de deserciones no debe interrumpirse, dado su carácter prioritario para el gobierno de Roberto Albores Guillén, hoy se efectuó un acto más, en este mismo municipio constitucional de Las Margaritas, sólo que, ahora sí, por los rumbos del ''corazón de la selva Lacandona'': en el viejo y degradado pueblo de Guadalupe Tepeyac. En presencia del coronel Leopoldo Díaz Pérez y del secretario de Gobierno, Rodolfo Soto Monzón, transcurrió la predecible ceremonia.
Posteriormente, el gobierno del estado emitió un comunicado de prensa donde, citando al vocero de los desertores, dice que las armas entregadas se compraron ''con dinero que sobró de la Consulta Nacional que realizó el EZLN''. O sea, se compraron la semana pasada, cuando mucho.
Más adelante, en el mismo sentido de las operaciones de despojo anunciadas por los priístas de Taniperla y 20 de Noviembre, la Coordinación de Comunicación Social del gobierno estatal dio a conocer que 137 familias, procedentes de Los Cedros, Toma de Zacatecas, Rizo de Oro y La Gloria, formarán ''un nuevo centro de población ejidal (...) a escasos kilómetros de Guadalupe Tepeyac''.
El comunicado agrega que, ''por cierto'', el gobierno estatal entregó este día a los campesinos redentos ''fertilizante, semilla mejorada y utensilios de labranza para que inicien con el pie derecho su nueva vida dentro de la institucionalidad''... En tierras que no les pertenecen, por cierto. Pero bueno: ningún pie derecho es perfecto.
Convencidos "por fuerza"
Las casas están cerradas. La gente no quiere asomarse ni hablar. Esta tarde. En 20 de Noviembre se respira miedo. Los niños, inevitablemente curiosos, no saben si sonreír, saludar o echar a correr. Inesperadamente, volvió a la memoria de la comunidad el asesinato de varios indígenas de la Unión de Pueblos Tojolabales, a manos de militantes del PRI, hace una década.
Ahora se encuentran igualmente amenazados por una minoría priísta que tiene atemorizado al pueblo. Un hombre, que se identifica como priísta pero no revela su nombre, niega que exista persecución de zapatistas o miembros del PT. Aquí no tienen secuestrado a Francisco Méndez, declara. ''El se fue, solito''. Lo mismo dice de los otros tres campesinos prófugos. ''Se fueron porque quisieron. Allí están sus mujeres en sus casas''. Negó que hubiera problemas.
Pero ni estas mujeres ni nadie más se atreve a hablar.
Más tarde, un campesino tzeltal del vecino municipio autónomo 17 de Noviembre dirá de esta gente: ''Nos da lástima que los compas estén obligados a pasar al PRI. No sé cómo hacen esas personas para atemorizar a la gente. Y es por no dejar de ser zapatistas''.
Pero más crudo lo pone Serafín, otro campesino, él sí de 20 de Noviembre y tojolabal, quien asegura:
''Esos cuatro señores priístas tienen un sueldo del presidente municipal de Las Margaritas para convencer a la gente de que se salga del EZLN. Nueve mil pesos gana cada uno. Son los que amenazan, los que tienen encerrado a Francisco, los que amenazaron a Armando López, y los que presionan a la gente".
Serafín se refiere a Luis López Vázquez, Enrique Pérez Alonso, Armando Luna y Arturo Jiménez Pérez, quienes además de someter mediante el terror a los campesinos, están encargados de organizar la entrega de armas de unos próximos desertores zapatistas. Nada más que todavía no acaban de convencer a los futuros desertores, y ''el presidente municipal de Las Margaritas, Martín Suárez, y un diputado, todavía no traen las armas que se tienen que entregar''.
El trabajo de estos cuatro empleados del municipio margaritense, según Serafín, ''es convencer''.
''Por eso andan metiendo la promesa a la gente de que les van a dar las tierras de La Mendoza y El Amolas''.
Justamente en estas ex fincas vecinas se asientan hoy las comunidades zapatistas 10 de Abril, La Esperanza, Nuevo Reforma, Gabino Barreda y 12 de Octubre.
Los campesinos de 20 de Noviembre son muy pobres. Sus parcelas también son pobres, en esta colindancia con las tierras malas de Chanal y las tierras buenas de Altamirano. Ellos mismos se han reconocido parte del municipio autónomo Miguel Hidalgo, y compañeros de sus vecinos tzeltales y tojolabales del municipio autónomo 17 de Noviembre.
Ahora, los convencedores del PRI están aventando contra sus vecinos a los tojolabales de esta comunidad. ''Ya unos firmaron por fuerza --dice Serafín--. Y les dieron 2 mil pesos. Cuando les digan, tienen que decir que se salen del EZLN. Pero muchos todavía no están convencidos''.
Los cuatro indígenas perseguidos, entre los que están Armando López López y el secuestrado Francisco Méndez, ''quién sabe dónde estarán, pero las casas de los cuatro están esperando que las destruyan'', dice Serafín.
Nadie sabe qué harán primero los priístas a sueldo en 20 de Noviembre: entregar las armas o destruir las propiedades de los insumisos. La decisión depende, según Serafín, ''del presidente municipal de Las Margaritas, y del representante de la Gobernación (Romeo Suárez Culebro, ex presidente municipal de Las Margaritas e instrumentador de los grupos de choque en Maravilla Tenejapa, contra los zapatistas de Tierra y Libertad).
Así avanza en Chiapas la política de reconciliación del gobierno, caso border line. A un paso de los crímenes de guerra, al fomentar deliberadamente los enfrentamientos fratricidas. Ahora, con orgullo, la Secretaría de Gobierno anuncia la creación de un nuevo poblado, con los indios ''recuperados'' esta mañana en el más bien nuestro de los pueblos nuestros de la selva Lacandona: el viejo Guadalupe Tepeyac.