``Unidos vamos al 2000'', es el lema del PRI en esta fase de elección de su candidato presidencial, y probablemente también lo será posteriormente, pues sólo si los militantes del tricolor presentan un frente común podrán derrotar a la crecida oposición.
El lema apareció en casi todas las fotos y grabaciones aparecidas en los medios de comunicación, al dar cuenta de la reunión que sostuvieron el presidente del partido todavía gobernante y los tres precandidatos que públicamente han expresado su interés en convertirse en candidatos a la Presidencia de la República.
También, según dan cuenta la mayor parte de las informaciones relativas, tanto los dirigentes del tricolor -participó asimismo su secretaria general, Dulce María Sauri- como los precandidatos dieron muestras de que, a pesar de aparentes o reales diferencias, están convencidos de que la unidad interna es el principal requisito para aspirar a la victoria en los comicios de julio del año venidero.
Esta es probablemente la experiencia más importante derivada de los más recientes procesos de selección de candidatos a gobernadores. Tanto miembros del CEN priísta como precandidatos presidenciales saben con certeza que las entidades en donde se produjeron divisiones internas el resultado fue la derrota. Basta nada más recordar lo sucedido, primero en Zacatecas y luego en Tlaxcala y Baja California.
Por eso, más allá de las poses para los medios, José Antonio González, Manuel Bartlett Díaz, Roberto Madrazo Pintado y Humberto Roque Villanueva, así como la mencionada Sauri, trabajan para consolidar bases que permitan una contienda interna que no genere escisiones. Y lo mismo sucederá cuando Francisco Labastida Ochoa y Esteban Moctezuma se incorporen oficialmente a la lista de aspirantes a la nominación presidencial del tricolor. Pero no sólo eso, también tendrán que convencer a sus simpatizantes, pues luego la lucha es más enconada entre las infanterías que entre los jefes de alto rango.
La cosecha
Además de los tres estados en que perdieron las elecciones, los priístas tienen otros ejemplos vivos de los efectos nocivos de la división interna. Uno de estos últimos es Guerrero, donde el nuevo gobernador René Juárez Cisneros todavía resiente las consecuencias de una controvertida elección interna, a la cual se sumó posteriormente una reñida lucha contra el PRD, cuyo candidato, el senador Félix Salgado Macedonio, todavía lucha por impedir la buena marcha del gobierno de su contendiente priístaÉ Ayer, por ejemplo, en Acapulco fue necesario un fuerte dispositivo de seguridad para impedir que las protestas perredistas llegaran hasta el Centro de Convenciones, donde se inauguró el Tianguis Turístico, el más importante acto en la materia, donde se concretan millonarias inversiones en el ramoÉ Por cierto, en lo interno, este tianguis es un ejemplo de pluralidad, pues dentro hay pabellones lo mismo de los estados gobernados por priístas que por panistas o perredistasÉ No podía ser menos, por el importante impacto económico del turismo. Al decir del secretario del ramo, Oscar Espinosa Villarreal, 1.7 millones de personas tienen empleo en ese sector, que genera casi 10 por ciento del producto interno bruto.