Escrituras, compilación de Raquel Tibol


Frida Kahlo debe tener la opción de defenderse por sí misma

''Empecé a escribir de ella desde antes de conocerla''

José Angel Leyva, especial para La Jornada Ť Comenzó a circular el libro Escrituras, de Frida Kahlo, cuya presentación, compilación y articulación se debe a la minuciosa labor de Raquel Tibol. A este título le precede otro de 1998, Frida Kahlo, una vida abierta, de la crítica de arte; ambos aparecieron bajo el sello de la UNAM, del programa editorial de la Coordinación de Humanidades, que dirige el poeta Marco Antonio Campos.

Con dichas obras, Tibol pretende no sólo una aproximación, sino un entrañamiento a ''un ser singular en la historia de la cultura mexicana", a una mujer que rebasó su época y su entorno, su propia individualidad y su dolor, para inventar, crear, luchar y amar sin concesiones de ninguna especie; al personaje y a la artista que escribiera ante la calamidad y sus frustrados intentos de embarazo: ''Tengo voluntad de hacer muchas cosas más y nunca me siento decepcionada de la vida, como en las novelas rusas".

Raquel Tibol confronta con ambos títulos, pero sobre todo con Escrituras ųreflejo verdadero e íntimo de su espejo real, cotidianoų, la imagen rosa y mercantil de la fridomanía, la imagen snob y extravagante de la pintora, de la militante, de la esposa, de la intelectual, de la surrealista, de la amante.

 

Personaje sobado

 

ųƑCómo ha podido la biógrafa evadir la tentación de recrear o ficcionar los documentos escritos por un personaje tan rico y sugestivo?

ųDesde hace años trabajo sobre la vida y la obra de Frida. El primer libro que publiqué sobre esta pintora fue Frida Kahlo, crónicas, testimonios y aproximaciones, en 1977. Frida Kahlo, una vida abierta, la primera edición salió en 1983 y la segunda, ampliada, el año pasado. Es interesante observar tales ampliaciones porque son artículos que fui publicando sobre el personaje desde 1983.

''Empecé a escribir sobre Frida desde antes de conocerla. Tuve la oportunidad de entrevistar a Diego Rivera en un tren que iba de Santiago de Chile ųdonde yo ejercía el periodismo culturalų a Concepción. Diego me dijo que antes de hablarme de él iba a hablar de su mujer y así lo hizo. La entrevista apareció en junio de 1953. Ese mismo año, incluso antes de que apareciera la nota en Buenos Aires, visité México. Me hospedaron justo en la casa de Frida, en Coyoacán. Mi oficio me impulsó a proponerle que escribiéramos su biografía y comencé a hacer notas basadas en largas charlas con ella. Pero no aguanté mucho tiempo vivir bajo su techo y busqué otro sitio donde hospedarme. Más tarde, en mayo de 1954, si mal no recuerdo, publiqué esos ''Apuntes para una autobiografía de Frida Kahlo", en México en la Cultura. De esas entrevistas se hicieron hilachas, hebras y transfiguraciones por parte de quienes escribían acerca de la pintora. En poco tiempo, Frida se convirtió en un personaje muy sobado por parte de numerosas personas de distintas concepciones.

''Ante el exagerado manoseo, muchas veces melodramático, oportunista, sentimentalón, vulgar, pensé que Frida debería tener oportunidad de defenderse y tirar los sambenitos que le han colgado y no le corresponden. Debido a que se truncó la autobiografía dictada, que alguna vez tuve la oportunidad de hacer, me di a la tarea de reunir documentos. En el ínter, Frida se convirtió en el elemento de mercado que conocemos y cada papelito, cada detalle que le perteneció, cuesta mucho. Alguien ha comprado las cartas a Alejandro Gómez Arias, el amor juvenil de Frida, y va a publicarlas en alemán, antes que en español.''

 

Gómez Arias, pasión de adolescente

 

''En Escrituras hay algunas cartas de Gómez Arias, porque yo fui a su casa a copiarlas y fui la primera en dar a conocer, en Diorama de la cultura, en 1974, la correspondencia entre Frida y este hombre que fue el amor de su adolescencia. Hay una de 1946, que él mismo me la envió a casa, para informarme y aclararme la amistad que hubo y continuó entre ellos. Eso ocurrió antes de que Hyden Herrera hiciera su tesis sobre Frida, la cual más tarde convertiría en libro. Muy pocas personas sabían de dicha pasión de Frida, de ese novio adolescente que marcó su primera juventud. Yo vengo después de la explotación del personaje. Mi intención ha sido, insisto, darle la posibilidad de que se defienda por sí misma, como sucede en este volumen, Escrituras, donde ella, Frida, lo hace por propia mano.''

ųƑEsas Escrituras tienen, realmente, una categoría literaria o simplemente es un testimonio que nos abre paso al conocimiento del artista y del personaje?

ųCoincido con Von Siegler al situarla en una literatura intimista, al considerarla una de las más fuertes muestras literarias de su género. Si usted pone este trabajo junto al de Salvador Novo, podrá reconocer que en el de Frida hay más fuerza. Claro, no hay una sola carta donde se revele su homosexualidad. Sólo hay esa fotografía, que publiqué en Una vida abierta, donde aparece acostada con Teresa Proenza, cuyo lesbianismo era ampliamente sabido porque vivía con su pareja, Elena Vázquez Gómez. Ahora todas ellas están muertas. La intimidad de Frida está protegida por un juego de palabras, de claves, de señales, de símbolos que conforman su ''lenguaje relajiento".