El INAH anuncia su programa de descubrimientos


ƑDónde está el altar El Cayo, a casi dos años de su desaparición?

La pieza arqueológica podría venderse en un millón de dólares

Ana Lilia Pérez Mendoza, especial para La Jornada, Palenque, Chis., 20 de abril Ť Este miércoles el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dará a conocer su programa de descubrimientos en la zona de Palenque, mismos que permanecen en secreto. Al respecto, una pregunta resulta pertinente: Ƒdónde está el altar El Cayo, pieza arqueológica que desapareció del sitio donde fue encontrada el 30 de junio de 1997, y cuyo valor en el mercado negro podría alcanzar un millón de dólares? Esta es la historia.

El Cayo es una pieza del siglo VIII, de valor incalculable, con 1.2 metros de diámetro y un peso de 600 kilos, descubierta en una zona ubicada en la ribera del río Usumacinta, en la selva Lacandona. Está grabada en todos sus lados y en la cara superior se aprecia la imagen de dos gobernantes, uno subordinando al otro.

Todo inició en 1993, cuando el arqueólogo australiano Peter Mathews, junto con el estudioso mexicano Mario Aliphat Hernández, iniciaron los trabajos en uno de los templos de la zona arqueológica conocida como El Cayo, localizado en la ribera del Usumacinta, donde descubrieron esa pieza del arte clásico maya.

Los investigadores procedieron a tapar la pieza para informar al INAH de su hallazgo y luego abandonaron el lugar. Sin embargo cuando volvieron al sitio, a mediados de 1997, se percataron de que se había intentado sacar la pieza, por lo que se optó por trasladarla a un lugar más seguro.

 

Lentitud de un proceso legal

 

Mathews recibió permiso del INAH y de los indígenas choles de El Cayo para trasladar el altar hasta Frontera Corazal, poblado que se ubica a 50 kilómetros del sitio del hallazgo.

El jueves 26 de junio de 1997, Mathews con Aliphat Hernández, Armando Anaya, Nazario Magaña Totosaur y Martín Arcos, limpiaron el área para permitir el descenso de un helicóptero que trasladaría la pieza.

Al día siguiente, cerca de medio centenar de indígenas armados con rifles y machetes irrumpieron en el sitio gritando ''šmalditos gringos ladrones!", de acuerdo con Anaya.

Mediante insultos los indígenas exigían que se dejara la pieza en el sitio, que se cubriera con concreto, así como un pago de 2 mil 600 dólares. Anaya fue quien, al observar la situación, nerviosamente preguntó a los lugareños si ''alguno de nosotros podía salir para buscar el dinero", a lo que los indígenas respondieron que no, ''por lo que comenzamos a preocuparnos", relata. Permanecieron en el lugar varias horas hasta que al anochecer y sin arreglo posible los agresores les arrebataron sus cámaras y sus libretas de apuntes, así como su equipo de trabajo.

Posteriormente, los obligaron a quitarse las botas y caminar hacia la orilla del Usumacinta; luego de algunos disparos para intimidarlos, los obligaron a alinearse a una orilla del río. Minutos después, en lugar de abrir fuego, los indígenas comenzaron a golpearlos. Mathews fue lesionado de gravedad en los ojos, mientras que otro investigador resultó con dos costillas rotas. Después de la golpiza, los agresores les ordenaron que abandonaran el sitio si no querían morir y, en medio de noche, los lesionados escaparon a nado sobre el río. Luego de cruzarlo, Mathews y sus compañeros se ocultaron en la zona selvática del lado guatemalteco. Durante dos días caminaron más de 20 kilómetros hasta llegar a Piedras Negras, zona arqueológica del otro lado del Usumacinta, en Guatemala, donde fueron rescatados y trasladados a Palenque. Después de denunciar los hechos ante la Procuraduría General de la República, ésta inició una averiguación previa.

Sin embargo, a casi dos años de esos hechos ninguno de los agresores ha sido capturado y la pieza desapareció del sitio. En entrevista, Juan Antonio Ferrer, encargado de las zonas arqueológicas de Palenque, Yaxchilán y Bonampak, asegura que el altar El Cayo, de mil años de antigüedad ''podría estar escondido", pero las autoridades del INAH no la han encontrado y dan seguimiento al caso.

Ferrer dijo, además, que se tienen algunas pistas para lograr la localización de la pieza y que son indicios que han logrado reunir a partir de la denuncia sobre su desaparición. La única aseveración que se tiene es que ''los indígenas del lugar dijeron que al altar, ellos lo mantendrían escondido". De acuerdo con los especialistas, en la parte superior del altar El Cayo, fue identificado un jeroglífico, emblema del sitio Piedras Negras, que representaría el Calendario largo maya del año 731 dC.

Después de casi dos años, desde que el arqueólogo Peter Mathews ųquien actualmente vive en Calgary, Canadáų junto con su grupo de investigadores fueron golpeados salvajemente por indígenas que viven cerca de El Cayo, una pequeña península del río Usumacinta, ubicada entre las zonas arqueológicas de Piedras Negras, (Guatemala) y Yaxchilán (México), y casi el mismo lapso en que el altar El Cayo desapareció y se ignora su paradero, y no obstante que el grupo de agresores está plenamente identificado por las víctimas, lo cierto es que ''hay un proceso legal, pero ha sido demasiado tardado", concluye Juan Antonio Ferrer.