n Soledad Loaeza en la sesión del ITAM


Las ideas y palabras de Paz nos invitan a pensar más que actuar

n Verlo sólo como poeta sería perder su estatura de pensador: Morin

César Güemes n En sereno orden transcurrieron las actividades del homenaje a Octavio Paz correspondientes a la tarde de este miércoles, expresadas en la mesa redonda Política: la razón y la revuelta, que se efectuó en el ITAM con la participación de Soledad Loaeza, Ricardo Pozas Horcasitas, Jaime Sánchez Susarrey, Enrique González Pedrero y Edgar Morin.

La primera en hablar fue Loaeza, quien dijo: ''El juicio de Octavio Paz respecto a que el intelectual sólo se representa a sí mismo es una explicación de la sorprendente paradoja que encarnaba Paz, quien era una figura central en la vida intelectual mexicana al mismo tiempo que marginal al status entre intelectuales. Porque siendo mayoritaria, y casi unánime diría yo, la admiración por su obra poética, sus posturas políticas lo colocaron en una minoría, sobre todo después del ataque del presidente Echeverría a Excélsior. Este distanciamiento de Paz de la mayoría de la comunidad intelectual mexicana lo convirtió en centro de controversias y querellas, en blanco de denuncias. Pero no le restó capacidad de influencia ni en la sociedad ni entre los políticos. La fuerza de sus ideas o la belleza de sus palabras nos invitan a pensar más que actuar, porque el valor de sus textos está en las preguntas que formulan más que en las respuestas que sólo a veces ofrecen".

El silencio de los intelectuales

Ricardo Pozas Horcasitas hizo énfasis en el siguiente pasaje del cual desprendió buena parte de sus comentarios: ''El 22 de junio de 1989, al recibir el premio Alexis Tocqueville, Octavio Paz afirmó: 'desde adolescente quise ser poeta y nada más, pero pronto descubrí que la defensa de la poesía era inseparable de la defensa de la libertad'. La posición política de Paz fue la de un individuo convencido 'de que el espíritu crítico es la gran conquista de la era moderna'. Nuestra civilización se ha contado precisamente sobre la noción de crítica, nada hay sagrado o intocable para el pensamiento excepto la libertad de pensar. Un pensamiento que renuncia a la crítica, especialmente a la crítica de sí mismo, no es pensamiento".

Jaime Sánchez Susarrey consideró: ''En la biografía de Paz me parece que hay dos momentos que sintetizan las relaciones que tuvo con los intelectuales mexicanos y con las ideas políticas. La primera de ellas es la renuncia a la embajada de México en la India, en 1968 (...) En ese momento Paz se vuelve un intelectual independiente, como él mismo lo asume, en la medida en que piensa que la masacre produce una ruptura entre los intelectuales y el régimen de la Revolución mexicana, y recibe por ello el apoyo y la solidaridad de prácticamente el conjunto de los intelectuales mexicanos (...) En 1984, cuando Paz recibe el premio de los libreros en Francfort, hace un discurso sobre la revolución en Nicaragua y las elecciones en El Salvador. A consecuencia de ello, una pequeña turba quema su efigie frente a la embajada estadunidense. La reacción de prácticamente la totalidad de los intelectuales que lo habían apoyado en 1968, es el silencio".

Libertad-realidad, una antinomia

Político de profesión, Enrique González Pedrero habló de la insumisión y el papel de los pensadores a partir de una cita de Camus: ''El hombre rebelde es un hombre que dice no". Y agregó: ''La memorable frase de Camus parece de Octavio Paz. Así de afines eran esos dos espíritus. A primera vista parece que el hombre razonable sería por el contrario el que dice sí; mientras el rebelde sabe usar de su libertad, el otro se adaptaría a la realidad. ƑSe enfrentaría a esa realidad una irrealidad identificable con el sueño o la utopía? Libertad, realidad, irrealidad, he ahí tres piedras para la construcción política que ocupan un lugar decisivo del rompecabezas que todos jugamos si no nos resignamos a padecer pasivamente lo inaceptable..."

Edgar Morin afirmó: ''Si consideramos a Paz como poeta y sólo poeta, vamos a perder no únicamente su multiplicidad sino su estatura de pensador, uno de los más altos de nuestro siglo. Pensador, la palabra que falta en el vocabulario de las tarjetas de identidad y las categorías socio-profesionales. Pensador a la vez concreto, singular y universal. No de un universalismo abstracto, al contrario: tiene universalismo con raíz doble, la mexicana y el conocimiento experimentado del Oriente y el Occidente. Es decir, de las civilizaciones".

La última de las mesas redondas en torno al poeta se realizará hoy en el Claustro de Sor Juana, a las 19 horas, con el título de Octavio Paz, presente y recordado.