Mientras los círculos políticos viven hoy los tiempos maravillosos de la futurología y la especulación, discutiendo las virtudes, los pecados, las alianzas, los amarres y el anecdotario infinito, asociado a los precandidatos y aspirantes, cuyo número crece cada día que pasa, los hombres, las mujeres, los ciudadanos de este país, queremos, me atrevo a afirmar, otra cosa bastante distinta: Un proyecto de nación, que nos permita pensar en un futuro esencialmente mejor al que hoy tenemos. Recuperar la esperanza y la seguridad en nosotros mismos, en nuestro país, en nuestra historia y nuestra cultural.
Así, está bien saber que Fox discute con sus colaboradores la conveniencia de usar la imagen de Kalimán en su campaña política; como lo es también saber que Bartlett, Roberto Madrazo y Roque Villanueva aleguen hoy sobre la conveniencia de que el PRI se democratice y permita una elección libre y limpia para seleccionar a su candidato presidencial, y quizás esté bien saber que Muñoz Ledo equipare a Cárdenas con Clinton y lo acuse de caudillismo y de manipulación, pero qué no podrían hablarnos también de los proyectos que estos hombres tienen para impulsar el desarrollo económico y social del país. ƑO es acaso que tales proyectos no existen?
No tengo la menor duda de que contar con un proyecto de nación para México es un asunto vital, porque ya es mucho el tiempo que los mexicanos hemos vivido sin ser convocados a nada, sin un proyecto de nación, porque el único proyecto que existe ųsi se le puede llamar proyectoų es el de que no haya proyecto, y ello es ya una necedad que nos ha dañado demasiado. A ello debemos, entre otras cosas, que hoy estemos pagando la gasolina de los automóviles a más del doble de lo que se paga en Estados Unidos, mientras que el ingreso medio de los trabajadores mexicanos sea catorce veces más reducido que el de los estadunidenses; por no tener un proyecto de nación, más de dos terceras partes de los empleos que existen en el país, se ubican ya, en la economía informal, ante la incapacidad de inversión del sistema económico que nos ha sido impuesto para generar los empleos que el país necesita.
Me impresiona en verdad la superficialidad con la que los medios de comunicación tratan hoy los temas relacionados con la sucesión presidencial, como si se tratará de un torneo de futbol, mezclado con enredos propios de la alta sociedad de los políticos pero más aún me impresiona, escuchar conversaciones de amigos y conocidos, en oficinas de gobierno, de la iniciativa privada y del sector académico, en las que se tejen supuestas redes de relaciones que los vinculan con los diferentes candidatos y sus grupos cercanos, sin que se haga referencia alguna a los acuciantes problemas del país, o a las soluciones que para esos problemas tales grupos representan. ƑSerá acaso que alguno de estos hombres que aspiran al poder podrán transformar al país por el solo hecho de ser candidatos y triunfar en la elección? ƑAcaso no nos llevará esto a estar, dentro de seis años, aún en peores condiciones de las que estamos ahora?
Las noticias a las que nos venimos enfrentando cada día nos hablan, así, de un país que simplemente no puede pagar más el crecimiento de su infraestructura eléctrica, cuando siempre había podido; un país que hoy se enfrenta a una deuda externa varias veces mayor a la que existía hace dos décadas; un país en el que el narcotráfico ha penetrado los más altos niveles del gobierno y de la banca; en el que no existen recursos suficientes para financiar la educación superior, porque tenemos que pagar la ineficiencia y los excesos de los banqueros. Por ello me parece elemental que quienes aspiran a gobernar, antes deberían tener un proyecto de nación, que esboce por lo menos su oferta para enfrentar los problemas que hoy tienen postrado al país.
No sé cuántos seamos, pero sé que somos muchos, los que quisiéramos que hoy se estuviesen discutiendo las estrategias que el país necesita, y no el saber quién le saca la lengua a quién. ƑQué no?