n Un grupo de disidentes se entrevistó con el comandante David en Oventic


Concluyó dividido encuentro de indígenas de América

Elio Henríquez, corresponsal, San Cristóbal de las Casas, Chis., 24 de abril n Con un llamado a la paz mundial, la concordia y la armonía y a no permitir que sean las fuerzas de la destrucción las que prevalezcan, hoy concluyó aquí el segundo Encuentro Indígena de las Américas, que desde el pasado 19 de abril reunió a representantes aborígenes de 17 países.

Sin embargo, al final la reunión resultó polémica y la atención se centró en las marcadas diferencias de los participantes, provocadas por la ausencia de representantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que unos reclamaban y otros justificaban. El grupo prácticamente se dividió en dos con acusaciones mutuas de diversa índole.

La ruptura surgió cuando 23 asistentes de 14 países, agrupados en la Coalición Indígena y en Colaboradores Internacionales de Apoyo a la Autonomía Indígena, decidieron "limitar su participación" e ir, el pasado jueves, a la comunidad de Oventic, en San Andrés Larráinzar, para entrevistarse con dirigentes zapatistas encabezados por el comandante David, argumentando que en las mesas de trabajo no había libertad para tratar lo relacionado con los derechos indígenas ų"tema central en México"ų, aparte de que "Chiapas es el centro ideológico de los indígenas", y por lo mismo "era irónico que no hubiera zapatistas en el encuentro".

En rueda de prensa, este grupo acusó al comité organizador de haber manipulado el encuentro "en beneficio político del gobernador Roberto Albores Guillén" ųde 15 organizaciones patrocinadoras, 14 son progubernamentales, precisóų, y de negarse a discutir temas como los acuerdos de San Andrés y la militarización en las comunidades chiapanecas. En Oventic y la cabecera de San Andrés, los 23 delegados vieron "la pobreza extrema de la gente, pero también su dignidad".

En un comunicado, este grupo aseveró que, como parte del encuentro, los organizadores incluyeron una visita a Palenque a mediados de la semana, pero "al llegar nos encontramos con el presidente Ernesto Zedillo y sus guardaespaldas militares (...) Consideramos que esta acción fue una burla para las naciones indígenas y sus sitios sagrados (...) En consecuencia, nos sentimos profundamente desilusionados, porque nosotros y nuestros espacios fueron usados con fines políticos".

Roberto Vázquez, uno de los "disidentes" del encuentro, aseguró que el comité organizador incluso "amenazó a los extranjeros que fueron a Oventic y San Andrés con que los expulsarían del país por no haberlo consultado y salirse del programa oficial".

Por la noche, el coordinador de la delegación internacional, el puertorriqueño Ramón Nenadich, respondió a las acusaciones del grupo prozapatista y afirmó que el objetivo del encuentro era buscar los caminos de la paz y la armonía, "y en ningún momento participar en asuntos internos de México".

El también director del Centro de Estudios Indígenas de las Américas, con sede en Puerto Rico, expresó que la delegación que llegó a Oventic y que fue recibida por el comandante David lo hizo sin la autorización del comité organizador. "Fue una acción desafortunada que se hizo a nuestras espaldas, poniendo en riesgo hasta su vida; fue injustificada, porque la participación en las mesas de trabajo fue abierta y no se coartó la expresión democrática de nadie", manifestó.

En rueda de prensa esta noche, Nenadich señaló que la visita del grupo a Oventic y San Andrés "puede ser tomada por el gobierno como una injerencia o intervención en asuntos de política interna". Para nadie es un secreto, abundó, que Chiapas es un lugar "sensitivo" para México.

En este sentido, justificó su postura argumentando que, debido a la visita a Oventic y San Andrés, el gobierno "nos puede acusar de pretender traer observadores extranjeros encubiertos o clandestinos, para que luego digan en el extranjero lo que pasa aquí; y el gobierno de México, como otros, no está dispuesto a aceptar observadores extranjeros sobre sus asuntos internos".

Por ello, aclaró, "si por algún motivo la acción realizada por la delegación 'disidente' causa daño a la seguridad de las personas que convocamos al encuentro, nos veríamos en la obligación y la necesidad de desautorizarlos públicamente".