Erigirán a la entrada de Villa Ocampo una estatua de la coreógrafa


El apoyo a la cultura y la filantropía distinguieron a Nellie Campobello

La donación de bienes artísticos y la gestión de infraestructura, entre los actos de generosidad

Raquel Peguero, enviada/ II, Villa Ocampo, Dgo. n La donación de la ''escenografía" que Nellie Campobello pretendió hacer al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) se la anunció al entonces presidente Miguel de la Madrid el 29 de septiembre de 1984. Se lo hizo saber en una carta en la que expresaba su deseo de que la entrega física de la misma se hiciera ante la presencia de él y de su ''apreciable esposa Paloma Cordero de la Madrid, primera dama del país (...) cuando usted así lo disponga".

El legado, explicaba en la misiva, lo haría porque ''en esa fecha se celebra el quincuagésimo aniversario" del INBA, y en cierta forma para demostrar que ''no es motivo alguno de desaliento suponer su indiferencia ante problemas de este H. INBA a mi persona y a mis pocos colaboradores en defensa de mi imagen, ataques que son: destitución de la Escuela Nacional de Danza, de la cual soy fundadora; demandas en la Procuraduría, así como un juicio de interdicción, a mí, Nellie Campobello M.".

Pero ello, agregaba, ''me hace más mexicana, es por eso que en acuerdo tomado con mi apoderada, la maestra Cristina Belmont, acordamos donar escenografías propiedad del Ballet de la Ciudad de México.''

La carta no fue rubricada, aunque sí aparece su nombre escrito a máquina, como en otro documento que envió al procurador general de la República, fechado el 18 de julio de 1984, y que fue recibido en esa instancia el 20 de noviembre de ese año, de acuerdo con el folio 034225.

Ahí, la coreógrafa denuncia ''hechos que considero delictivos, cometidos en agravio de mi persona" y en contra de Belmont en su calidad de ''poseedora derivada" de las instalaciones de la Escuela de Danza, merced al ''nombramiento adicional de conserje" de la escuela, que Campobello le concedió, ''autorizándola con tal motivo el uso de habitaciones que se encuentran en el inmueble" de Campos Elíseos.

 

Homenaje permanente

 

Los hechos delictivos a que se refería y en los que culpaba tanto a ''personal subordinado a mí'', como a Nieves Gurría, ''quien se ostenta como subdirectora de la escuela", y a Eduardo Ibarrola, del ''departamento de Asuntos Jurídicos" del INBA, eran referentes a robo, por ''disponer de dichas instalaciones, apoderándose sin derecho de bienes muebles" y obras de arte propiedad de la coreógrafa.

Sobre esos hechos, señala, con la denuncia de Belmont se inició una averiguación previa. Los bienes consistían en una carpeta con un conjunto de obras de arte de un metro por 60 centímetros, ''un sinnúmero de regalos que se me otorgaron en mi larga carrera de funcionaria", una sala estilo Luis XV en cedro oscuro, una sala Chippendale antigua tallada a mano, una mesa de centro, dos pequeños sillones estilo medieval, todo ''en perfecto estado".

Si bien la petición hecha al ex presidente De la Madrid no tuvo respuesta, la denuncia por hurto debió tener un desenlace, pues por lo menos una parte del mobiliario que se enumera corresponde en su descripción al que Claudio Niño Cienfuentes denunció como robado ųen septiembre de 1997ų de la casa de la colonia Tabacalera, que pertenecía a la autora de Cartucho (La Jornada, 24/III/98). En la averiguación previa, el presunto secuestrador de la coreógrafa mencionaba también la desaparición de los telones ųde los que la PGR ya rescató una parte (La Jornada, 20/III/99)ų y ''obras de arte originales" de José Clemente Orozco, Roberto Montenegro, El Corcito y Carlos Mérida, entre otros, que bien podrían ser los de la carpeta arriba señalada, y que ųpor sus dimensionesų pertenecerían a los bocetos de los telones, 13 de los cuales, realizados por Orozco y Mérida, fueron localizados en una colección particular.

De acuerdo con una nota publicada por Francisco Gómez en Crónica (22/IV/99), éstos fueron ''vendidos" a un coleccionista del que ''se omitió su nombre, y en conjunto tienen un valor de 100 mil dólares, reveló la fiscal Patricia Bugarín".

Copias de los documentos dirigidos a De la Madrid y a la PGR forman parte de un archivo que guarda José de la O Holguín, nieto de Erasmo Holguín, el amigo con quien la escritora mantuvo una estrecha relación durante largos años mediante cartas y visitas a su casa en este poblado duranguense y que ahora, en su homenaje, puso el nombre a la biblioteca, la secundaria y la calle principal de Villa Ocampo.

Además, por iniciativa de De la O y con el apoyo del diputado Pedro Avila Nevarez, se instalará justo a la entrada del pueblo una escultura de la escritora, que realiza Guillermo Salazar González.

''Ese será nuestro homenaje permanente", sostiene De la O, que se ha preocupado por mantener viva en su tierra la memoria de la escritora y quien generosamente abrió el contenido de su archivo Campobello a La Jornada.

Entre sus páginas se descubren no sólo los desaguisados descritos, sino las cartas que resumen el apoyo y el amor que Nellie brindó a los ocampenses desde la capital del país. Don Erasmo le contestaba siempre y de inmediato a sus requerimientos y, curiosamente, guardó copia de sus propias misivas.

La donación de bienes culturales fue una práctica frecuente de Nellie con los ocampenses. Así, de su peculio, nutrió la biblioteca pública del lugar y formó otra en Las Nieves, poblado por el que sentía especial afecto, pues ahí nació el general Tomás Urbina a quien consideraba, junto con Francisco Villa, ''los dos más grandes de la revolución, la verdadera revolución: la de los pobres, los campesinos sin tierras", le escribió a Holguín en carta fechada en mayo de 1961.

También ayudó a sus paisanos a gestionar la realización de la presa de San Gabriel, que se construyó en 1978, y para la que contó con la ayuda de Martín Luis Guzmán, al igual que con unos problemas agrarios que enfrentaron en los sesenta. Su ayuda no quedó ahí, además envió medicinas para quienes ''las necesiten"; baúles con telas de terciopelo y chaquiras para que ''quien supiera bordar" hiciera mantas para cubrir el altar de la iglesia de San Miguel Arcángel, por el que ella tenía verdadera devoción. Nellie obsequió a los hijos de don Erasmo un traje y un sombrero de charro, muy parecido al que se le ve en una foto, y a María Cid dos colguijes de bisutería y un anillo de oro con piedras preciosas que todavía conservan. Con esos objetos los Holguín pretenden erigir un museo en honor de su coterránea.

''Amo Villa Ocampo que es mi tierra y la de mis antepasados por la línea materna, y amo a Las Nieves porque de ese lugar nació un talento brillante, un gran revolucionario (Urbina) cuyas virtudes debemos aquilatar", le escribió Campobello a Holguín, quien había sido presidente municipal y con quien se apoyó, aun después de su gestión.

"Es usted después de San Miguel Arcángel el benefactor más grande que tiene esa región y mucho me complace que justamente sea Villa Ocampo el lugar que tiene la suerte de tenerlo enclavado en sus entrañas", le dice la coreógrafa en otra misiva a su amigo, a quien consideraba su ''pañuelo de lágrimas".

 

Los libros deben cuidarse

 

En sus cartas, algunas escritas a mano con letra firme y grande, otras a máquina dictadas a su secretaria, que de todas formas corregía y tachoneaba, expresaba sus sentimientos y daba órdenes: ''Debo decirle estimado amigo que todo lo que yo he hecho en mi vida lo debo a los libros y al estudio que he realizado en ellos, ojalá que lo supiera la gente que sólo desea comerciar y sacar provecho de los libros(...) Por eso deben quererse, cuidarse, apreciarse en todo lo que valen", le cuenta en una misiva de mayo del 61, mientras que en otra le hace la recomendación de que en Las Nieves lean el libro México insurgente: ''Que lo lea el mejor lector que tengan, para que vean y sepan algo de lo mucho que hizo el general Urbina".

En otra, urge a su amigo: ''Tengo necesidad de saber algunas cosas de mi tierra, pues de Torreón me llegaron rumores de que hicieron algunas mejoras materiales y me agradaría saber cuáles fueron y en qué lugares, pues ya ve que hace mucha falta arreglar todo en esa nuestra humilde tierra, por ejemplo: las calles, la presidencia, la plaza de armas, las casas y principalmente la iglesia de San Miguel, pues es una joya que debemos cuidar y conservar".

A nadie le extrañaba la contundencia de sus palabras, pues ''la señorita Nellie era una enamorada de su tierra. Cuando venía la llevábamos siempre a pasear al río Florido que le gustaba mucho", señala Pedro Dávila, quien conoció a Campobello a principios de los años cincuenta, cuando él fue diputado federal suplente y acudía a la capital del país para cumplir comisiones. ''En ese tiempo la frecuenté mucho y la amistad se extendió cuando ella venía a Villa Ocampo". La escritora ''era una persona muy enérgica y muy culta. En su casa la visitaban personajes importantes, arreglaban sus negocios y se iban. Martín Luis Guzmán iba todos los días y era el brazo de Nellie para muchas cosas del gobierno".

Además, ''le gustaban las cosas bien derechas ųagrega David Holguín, hijo de don Erasmo. Había un problema agrario con el que queríamos que nos ayudara. Fue muy franca y abierta: nos ayudó mucho". El problema era una cuestión de linderos con Chihuahua, que aún continúa, pero también intercedió por los de Canutillo que tenían un asunto similar. Campobello le informó a Holguín de los avances de esas gestiones en marzo del 61: ''El señor Guzmán me late que se fue a Europa y creo que está en Suiza, de cierto no sé dónde anda. Los que están sufriendo horrores son los de Canutillo, yo les dije a ellos que el señor Guzmán está en Nueva York, y que yo creía que era muy difícil se ocupara del asunto inmediatamente al llegar (...) Hablé del asunto con el licenciado Genaro Javier Morán y me dijo que al parecer esas tierras fueron vendidas por el dueño y ya están escrituradas y todo (...) Veo muy difícil que se las den, entiendo que les van a ofrecer otras, por mi parte, mi deseo es que les den las que les solicitan".

En agosto de ese año comenzó a ayudarles con las gestiones para la construcción de la presa de San Gabriel. Optimista de todas formas, a su amigo le escribió que las cosas marchaban bien: ''El señor Guzmán se entrevistó con el señor Alfredo del Mazo, secretario de Recursos Hidráulicos, y éste le prometió que se haría la presa de San Gabriel lo más pronto posible, y el señor Del Mazo se lo prometió seriamente, pero que es necesario que venga una comisión de allá. Entonces recabe usted los papeles necesarios (...) Aquí, en mi archivo, tengo copias de todos los trámites (...) Por tanto, considero que con unos cinco días será suficiente para que arreglen todo".

En 1966 hizo más donaciones a Villa Ocampo, envió más libros y ''cuatro cajas grandes" con la ropa del BCM y las primeras dotaciones de medicinas: ''Opino que las medicinas deben controlarse como lo han hecho con sus libros. Cada persona que necesite una, firme y devuelva el envase vacío para (que) se pueda saber: cuáles son las incidencias de las enfermedades más comunes y las medicinas que más se necesitan".

Así era Campobello: ''Tenía sus ratos fuertes, pero otros muy buenos también. Ayudó a muchos, hizo buenas obras, no muchas malas", señala Juliana Morena, quien convivió con Nellie durante un lustro, en los setenta, porque ''allá en México tuvo a mi hijo Lino trabajando en la escuela y luego yo me fui para allá, porque una de mis hijas quiso entrar a la Normal de maestros. Nellie habló con el señor Guzmán y después de eso mandaron a Carmelita Huerta, su secretaria, con mi muchacha a ver al director de la escuela para que entrara a estudiar luego porque ya estaban las clases. Gracias a ellos, mi'ja no hizo prueba: entró por lo alto".

Como escribió Nellie a Erasmo Holguín: ''Yo aquí (estoy) muy contenta por haber cumplido lo ofrecido. Ojalá comprendan nuestras gentes mi esfuerzo y mi voluntad para servirlos y hacerles ver que en mí tienen una amiga".

Esa era la generosa ocampense Nellie Campobello.