La Jornada domingo 25 de abril de 1999

n Lourdes Galaz n

En busca de un proyecto de nación

* Se llevaron el ring electoral a la explanada de CU * Se suman académicos al movimiento y debaten

sobre la universidad pública * Empresarios, tras consensos mínimos para la unidad nacional

Hoy se cumplen seis días del inicio de la huelga estudiantil en la Universidad Nacional. Como hace 30 años, como hace 12 cuando el CEU en 1987, el viernes las calles se llenaron de jóvenes; miles de estudiantes de la UNAM, el IPN, Chapingo, la UAM, la UPN y universidades privadas marcharon hasta el Zócalo. Decenas, cientos de académicos, padres de familia y organizaciones sociales (antes les llamaban proletarias) que están con el movimiento universitario pasaron por atrás del Palacio de Bellas Artes, donde los menos -entre ellos el Presidente de la República- asistían a un homenaje al poeta Jaime Sabines. Me encanta Dios y los estudiantes, mi hijo, nuestros hijos, en defensa de la universidad pública.

El conflicto no parece tener solución a corto plazo y, en menos de una semana, la comunidad universitaria y la sociedad mexicana han advertido que -como en el pasado- ese asunto tiene aristas políticas: la sucesión presidencial, la defensa de un proyecto de nación inventado desde el gobierno y el partido de Estado.

Son seis días de paro y el movimiento estudiantil va in crescendo. Se exige la derogación del Reglamento General de Pagos y un diálogo abierto e incluyente sobre la problemática universitaria. En la prensa las acusaciones contra la intervención de los partidos en el campus universitario y la denuncia del aspirante a presidente, Francisco Labastida, contra su adversario, el jefe de Gobierno del DF, Cuauhtémoc Cárdenas, hacen ver que por lo menos PRI y PRD estarían interesados en convertir a la UNAM en campo de batalla de la sucesión presidencial.

Priístas y perredistas se lanzan las piedras, sin esconder la mano. Los panistas, ya arriba del cuadrilátero político del 2000, también lanzan golpes bajos. El presidente del PAN, Luis Felipe Bravo Mena, rechaza y condena la injerencia de organizaciones o intereses políticos ajenos a la universidad y afirma ver "con datos objetivos la presencia de algunos elementos del PRD". El secretario general de ese partido, Alfredo Ling Altamirano, establece que "quienes organizan el movimiento huelguista seguramente tendrán motivaciones muy diferentes a las de defender al sector estudiantil", y dice que "sea el PRD o no quien patrocina la huelga... ese movimiento absurdo se revertirá a corto y mediano plazos en costo político".

Desde el PRD, el nuevo dirigente capitalino, Carlos Imaz -líder ceuísta del 87-, llama a la sociedad a apoyar el movimiento estudiantil y expresa abiertamente su solidaridad con los actuales líderes universitarios. Cárdenas se defiende y, junto con el dirigente nacional, Pablo Gómez, rechazan que el PRD institucionalmente tenga las manos metidas en la universidad; convienen que hay perredistas "a favor y en contra" del paro en la universidad.

Digan lo que digan unos y otros, la lucha por el 2000 está presente: los partidos llevaron el ring electoral hasta la explanada de la UNAM, a sabiendas de que la universidad es una de las mayores cajas de resonancia de las crisis políticas en México. Los aspirantes a presidente, como los ciudadanos comunes y corrientes y -šqué bueno!- algunos sectores de la comunidad universitaria, aceptan a la luz y en lo oscurito que el aumento de las cuotas no es un problema estrictamente universitario.

Con todo, priva la cordura en el campus universitario. El viernes, en la Torre de Humanidades II, se inició un verdadero debate sobre el tema. La convocatoria surgió de académicos del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la UNAM, que retomaron el sentir de la comunidad por un diálogo abierto en el que se discuta no sólo el aumento de las cuotas y la problemática del financiamiento, sino también la crisis académica de la universidad. Y es que -coinciden- el análisis de la situación financiera debe empezar por la información amplia del ejercicio del presupuesto de la institución y de los mecanismos actuales de obtención de los recursos extraordinarios y su utilización.

El debate al que convocaron los académicos del IIE -ya se sumaron otros institutos y facultades- es de interés, sobre todo porque comienza a crear conciencia fuera de CU de que los cambios estructurales que se han realizado en los últimos años en las universidades públicas no se reducen única y exclusivamente al aumento de las cuotas. Lo mismo en la UNAM que en otras casas de estudios (Sonora, Guadalajara, Nuevo León, etcétera) está en curso una modernización neoliberal: se han implantado programas de estímulos a la productividad y de financiamiento a la investigación, modificaciones del posgrado y una reforma radical a los planes de estudio de las licenciaturas, que repercuten en las funciones sustantivas de la universidad pública.

Y si en la UNAM un sector bien reconocido de la academia convoca al diálogo, también los empresarios y los dueños del dinero llaman a la búsqueda de consensos mínimos para que el país transite por la civilidad y la legalidad en la sucesión presidencial. El problema universitario preocupa en serio al empresariado, que teme el surgimiento de conflictos inmanejables por la clase política y los hombres del gobierno, que hasta ahora han mostrado escasa sensibilidad política y carencia de estrategas y operadores políticos.

El Consejo Coordinador Empresarial, que aglutina a los organismos cúpula del sector privado, realizó en Tijuana el primero de tres foros regionales (el nacional será el 3 de junio). Explica el presidente del CCE, Eduardo Bours, que se trata de un llamado al Ejecutivo federal, al Congreso de la Unión, al Poder Judicial, a partidos, iglesias, sindicatos y a la sociedad civil en su conjunto, a establecer bases auténticas de posibles acuerdos en desarrollo económico, político, social, seguridad pública, gobernabilidad y transición democrática.

El CCE hace este análisis: los índices elevados de inseguridad, impunidad y corrupción, así como el deterioro de la calidad de vida, han generado una creciente preocupación e inconformidad en la sociedad.

La falta de soluciones concretas a diferentes problemas creó un clima de incertidumbre que debilitó de manera importante la credibilidad y confianza en las instituciones y órganos de representación política. Lo anterior se complica por los efectos de una mayor incertidumbre económica en los mercados financieros internacionales. Ante ese panorama -resumido-, los líderes empresariales hacen política y convocan a construir un proyecto de nación. Habría que ver qué proyecto de nación, para quién y con quién. Eduardo Bours responde: depende de la madurez política y la visión corresponsable de los diferentes sectores sociales.

Claro, acá en el llano hay que ver quiénes acuden al llamado empresarial. Lo cierto es que urge un acuerdo nacional y un proyecto de nación, pues el que tenían los mexicanos se lo llevó... el neoliberalismo.

Los aspirantes a presidente tienen problemas. En el PRI, el secretario Francisco Labastida ya no las tiene todas consigo. Por un lado, la versión de que padece una enfermedad seria, y por el otro, el destape del gobernador Miguel Alemán y las declaraciones de Pepetoño González Fernández dejarían fuera de la lista al de Bucareli. En el PAN, Vicente Fox cada vez se aleja más de la candidatura oficial. Tiene a una buena parte de su partido en contra, con Diego Fernández a la cabeza y, además, hay otro aspirante que podría ser postulado por los panistas. Se trata de Alfonso Romo Garza, rico empresario preocupado por la ecología que ya declaró su interés por el ambiente de Los Pinos. El regiomontano está en la lista de Forbes. En principio apoyó a los Amigos de Fox, dicen los panistas, pero ahora va por su propia causa. Contra lo que diga Porfirio Muñoz Ledo, en el PRD Cuauhtémoc Cárdenas sigue en la delantera, aunque algunos demócratas comentaron esta semana que de haber una coalición estarían en la lista el propio Cárdenas, Manuel Camacho, Jesús Silva Herzog y hasta Muñoz Ledo. ƑSerá?


A sólo una semana, la Cámara de Diputados y el Senado de la República comenzaron a legislar. Aunque los diputados Pablo Gómez (PRD) y Francisco José Paoli (PAN) acusen de ignorancia a los críticos de la flojera legislativa, por fin el jueves pasado los senadores aprobaron reformas de ley con las que se completa la llamada miscelánea penal. Votaron mayores sanciones para robo de autos, cohecho y piratería (derechos de autor y comercialización de obra intelectual e industrial). También corrigieron una errata del Diario Oficial y aprobaron, nuevamente, que se penalice como delito "grave" la defraudación fiscal, el lavado de dinero y otros de los llamados de cuello blanco. En San Lázaro, la oposición presentó, por fin, una iniciativa con enmiendas a la legislación electoral. Lo dicho, el próximo verano habrá periodo extraordinario de sesiones.


Las campañas por el gobierno del estado de México son prioridad en la agenda de todos los partidos. Las elecciones son el primer domingo de julio y el resultado influirá en la elección presidencial. El perredista Higinio Martínez logró el compromiso de su partido de entregarle 25 millones de pesos para gastos de campaña, y ya tiene como coordinador a Andrés Manuel López Obrador. En el PRI, Arturo Montiel Rojas pidió apoyo al CEN para enfrentar el avance del panista José Luis Durán Reveles, que ya tiene trabajando para su causa a Fernández de Cevallos. Y para reforzar la campaña priísta el propio jefe de ese partido, Ernesto Zedillo, recorrió el jueves los municipios conurbados donde la oposición ha sentado sus reales. Está previsto que Miguel Alemán; los gobernadores de Oaxaca, Michoacán, Puebla y Guerrero, lo mismo que mexiquenses distinguidos como Carlos Hank, Emilio Chuayffet y el grupo Atlacomulco en pleno, recorran el Edomex del brazo de Montiel.