n Eduardo Galeano n
Ventanas
Feliz cumpleaños /II
Portugal celebró, con bombos y platillos, los quinientos años del desembarco de Bartolomé Dias en las costas del sur del Africa. Fue una fiesta de la nostalgia imperial: el osado navegante había llegado al Cabo de Buena Esperanza en 1487, en una época de alta gloria, cuando Dios había regalado a Portugal la mitad del mundo.
Una copia exacta del antiguo navío se hizo a la mar, poblada de actores vestidos al modo de los tiempos, sedas y terciopelos, finas espadas, sombreros de mucho plumaje, y puso proa al Africa. En la playa sudafricana, estaba previsto, habría una multitud de negros, saltando de alegría y de gratitud ante el navío que había venido, cinco siglos antes, para hacerles el favor de descubrirlos.
Pero esa playa era, en 1987, exclusiva para blancos. Los negros tenían prohibida la entrada, por esas cosas del apartheid.
Una multitud de blancos, pintados de negro, recibió a los portugueses con una cerrada ovación.