Bazar de asombros

Xavier Rojas, el dragón,
La Opera Cómica de Boston
y varios cacahuates

Hace unos días el bazarista ex teatrero se encontró con el director Xavier Rojas en uno de los muchos salones de la Casa Lamm, ese benemérito lugar en el cual si no das una conferencia, te la dan. Recordamos una visita al maestro John Gielgud en su camerino del teatro londinense en el que actuaba, al lado de Ralph Richardson, en Old Times de Pinter. Ahí hablamos de El Dragón, la obra de Yevgueni Schwartz que, unos meses más tarde, Lucinda y el bazarista, traductor procesado y denostado por los escribas del Sanedrín del Colegio de México, vertimos al español para que Xavier la llevara a escena en una temporada de teatro estudiantil en el ``Orientación''. El dramaturgo judío ruso escribió su Trilogía del poder integrada por El Dragón, El rey desnudo y Sombra y, gracias a su habilidad, logró burlar a los sañudos censores del Comité de repertorio estalinista. Respecto a El Dragón, Schwartz alegó que se trataba de una obra fabulística, en la cual el monstruo representaba al autoritarismo nazi, el alcalde era la parodia de la corrupta democracia burguesa, mientras que Sir Lancelote era la representación de la humanidad socialista. Sobra decir que el público del estreno en Leningrado vio en el dragón al absolutismo estalinista, en el alcalde a la pícara ``nomenklatura'' y siguió viendo en Lancelote a la humanidad que luchaba por su liberación. La obra se incluyó en el repertorio de teatro infantil y su autor se dedicó a escribir cuentos y apólogos para la niñez y la adolescencia. Su último trabajo conocido fue el guión de la película de Kosincev sobre Don Quijote de la Mancha, sin duda la mejor que sobre el tema se hizo a lo largo de la historia del cine, pues sólo conocemos algunos fragmentos de la versión filmada en España por Orson Welles. El gran actor Cercasov compuso un Quijote bien medido y poderoso y el artista plástico toledano exiliado en la Unión Soviética, Alberto Sánchez, realizó la escenografía y diseñó el vestuario. Schwartz recuerda en sus apuntes que la película se rodó en una región ucraniana muy parecida a las extensas planicies de La Mancha.

Recordamos dos espléndidas puestas en escena de Xavier. La primera y, tal vez, la mejor de su vida teatral, la del Viaje de un largo día hacia la noche de O'Neill y la segunda, ¿Quién teme a Virginia Woolf? de Albee. Isabela Corona destaca en esta historia, en el papel de la madre en el ViajeÉ El bazarista teatrero participó en una lectura de la obra de Albee dirigida por Xavier con motivo de una semana de la cultura estadunidense organizada por la Universidad Autónoma de Querétaro. El bueno del Dr. Brown, agregado cultural de la Embajada, nos ayudó en esta empresa y, gracias a su entusiasmo, logramos presentar a una gran cantante de la Opera Cómica de Boston, Jane Hatgis. La valiente dama cantó algunos trozos de La médium y el teléfono de Menotti en el auditorio de la Escuela de Bellas Artes (en ese lugar se ratificaron los tratados de Guadalupe Hidalgo, merced a los cuales los paisanos de los patronos de la Opera Cómica de Boston se quedaron ``con toda nuestra parte pavimentada''), ante un grupo de alegres trogloditas (uno de ellos, ubicado en la primera fila, comió cacahuates y fumó sin parar durante el recital) convencidos de que el asunto era ``cómico'' y, por lo tanto, debía celebrarse con carcajadas enloquecidas. Al término del desaguisado, el Dr. Brown comentó: ``Tengo la impresión de que esta ilustre ciudad no es precisamente la Atenas de América.'' Xavier Rojas celebró las irreverencias y, recordando a La cantante calva de Ionesco, nos fuimos a cenar con la señora Hatgis, quien demostró un buen humor a toda prueba, gozó la singular experiencia y prometió contársela a Menotti para demostrarle que su obra poseía una comicidad tan profunda que sólo los estudiantes queretanos habían descubierto y celebrado con un estruendo digno de los personajes del Doctor Alquitrán y el Profesor Pluma del cuento de Poe. En fin... a todos nos ganó la risa y el momento antisolemne pasó a la historia de la Opera, las universidades y la campanuda difusión y extensión de la cultura.

Hablamos con Xavier Rojas y recordamos algunos buenos momentos del teatro mexicano, la atmósfera del camerino de Gielgud que algo tenía de la hermosa noveleta teatral de Priestley, Jenny Villiers, y el teatro de Schwartz escrito para niños entre los tres y los noventa y cinco años.

HGV

Antesala

En Nuevo León también dan premios. El pasado lunes 19 de abril se abrió la convocatoria para el Premio Nacional de Novela 1999 IMPAC-Conarte-ITESM, y se cerrará el 4 de junio. Se reciben novelas publicadas entre enero de 1998 y junio de 1999, el premio es de 100,000 nada despreciables pero deslizantes del águila (personalmente, en estos casos prefiero el águila calva y el billete verde, pero ni modo -eso sólo le pasa a Jorge Volpi), y será entregado en octubre por el representante del IMPAC, que es una organización internacional dedicada al mejoramiento de la productividad. El año pasado ganó el premio la novela La otra cara de Rock Hudson, de Guillermo Fadanelli. La bases son las de siempre, nomás que los concursantes o la casa editora deberán enviar 6 (seis) ejemplares de la obra publicada al Consejo para la Cultura de Nuevo León, José Benítez 604, Col. Obispado, Monterrey, N.L., 64010, México. Así que ya sabe usted, prosístico(a) lector(a), apresúrese a publicar su novela antes del 4 de junio a las 16 hrs., aunque sea en impresión de autor, y envíela de volada; si gana, ya podrá presumir (no muchos pueden hacerlo) de que les sacó una lana a nuestros amigos regiomontanos.

Invitación a toro pasado. La presentación del libro Sexo entre varones. Poder y resistencia en el campo sexual ya fue. Sucedió este pasado jueves 22, a las 19 hrs., en la Casa Universitaria del Libro. Si usted, mejor-informado(a)-que-un-servidor lector(a), asistió, qué bueno. Si no, pues simplemente les avisamos a los interesados en los estudios de género y al público en general, que este libro, cuyo autor es Guillermo Núñez Noriega y está coeditado por el Programa Universitario de Estudios de Género, el Instituto de Investigaciones Sociales, El Colegio de Sonora y el Grupo Editorial Miguel Angel Porrúa, ya está a la venta en las mejores librerías (en Sanborns no, but of course, ni en las Librerías de Cristal -dije mejores).

También para los poetas hay. El Centro Cultural de la Embajada de México en Costa Rica, con el auspicio del Instituto Mexicano de Cooperación Internacional de SRE, el Conaculta mexicano (¿habrá un clon en otro país?) e Iniciativas de Comunicación para el Desarrollo (ICODE) de Costa Rica, convoca al III Premio Hispanoamericano de Poesía ``Sor Juana Inés de la Cruz''. Las bases, otra vez, son las que usted, poeta-en-busca-de-alicientes lector(a), ya sabe: libro inédito, 60 cuartillas mínimo, tres ejemplares encuadernados, seudónimo y sobrecito aparte con nombre verdadero, nacionalidad, edad, ¿sexo?, etcétera (dentro del etcétera ponga usted su teléfono, para que lo encuentren rápido). Hay que enviar las obras, con el nombre del premio, al Centro Cultural de México, Los Yoses (sí, así se llama la calle y es casi un koan para que lo(a)s poetas lo descifren); repito, Los Yoses 4» Entrada 250 S., o (esto tiene menos chiste pero puede ser más seguro) al Apartado Postal 10107-1000, San José, Costa Rica. La convocatoria haga usted de cuenta que se abrió ahora, en el instante en que lee estas líneas, y se cerrará el 1 de septiembre. No se devolverán originales. El premio consiste en $3,000 US Dlls. (ojo: aquí sí está el águila y los verdes que le decía, pero la cantidad es más modesta -y es que los poetas comen menos que los narradores, eso por sabido se calla). Aunque, para compensar, si el ganador no es tico, le costearán el traslado y la estancia en la hermana república de Costa Rica, cosa nada despreciable porque es un país realmente hermoso. (Y si es costarricense, pues que lo traigan acá, qué caray, y que, además de pagar su estancia, le den su máscara de oxígeno, una pistola y un seguro de vida de cobertura amplia. He dicho.)

Otros toros pasados. El pasado miércoles 21 se inauguraron tres exposiciones individuales en la Galería Oscar Román: Goemetría de la memoria, de Rossana Durán, quien se expresa en un abstraccionismo cromático lleno de dulzura y tenue sensualidad que invitan al espectador a la tranquilidad y al equilibrio (otra manera de decir meditación y recogimiento) para llegar a ver la existencia como mediación; Dando vueltas alrededor, de Ricardo Porrero, cuyo ámbito se puede denominar fantástico-realista: un hombre y sus múltiples circunstancias, el hombre anónimo que transita, renuncia y en su fracaso encuentra la victoria; y Sobre muros, memorias, de liliana Duering, cuyo abstraccionismo poco convencional parece intentar una arqueología o, mejor, una radiografía de los sucesivos colores -léase espíritus) que habitan los muros de la ciudad. Asista usted a la Galería Oscar Román, situada en Julio Verne 14, en Polanco, y admire (y si puede, compre) la obra de estos tres artistas plásticos de su tiempo.

Carlos García-Tort


CONFIGURACIONES

Hugo Hiriart

Versos (I)

    Quién fuera parte
    De la plegaria
    Que solitaria
    Mandas a Dios.

Gran musicalidad, ¿no te parece? Dilos en voz alta y oye cómo fluyen estos versos. Pues sí, son de Bécquer, gigante de musicalidad; de cinco sílabas, el primero y el último acentuados en la primera, los otros más o menos sueltos.

El verso bisílabo es, al parecer, el más corto que permite el castellano. Al menos eso afirma Tomás Navarro Tomás, muy conocedor de estas cosas. Pero ¿por qué? Hagamos un poema monosílabo:

    Di
    Tu
    No.
    ¿Y
    Qué?

El poemita puede ser malo, pésimo tal vez, pero ¿habremos de decir que no es siquiera poema? El bisílabo que trae Navarro Tomás es de Gertrudis Gómez de Avellaneda y dice así:

    Noche
    Triste
    Viste
    Ya
    Aire,
    Cielo,
    Suelo,
    Mar.

Es pertinente aclarar que así es el poema. Si lo escribes de otro modo, como versos de ocho sílabas (dado que la última es aguda), te queda otro poema, diferente y menos logrado:

    Noche triste, viste ya,
    Aire, cielo, suelo, mar.

El punto del poema de Gertrudis es que la sola palabra ``noche'' sea un verso entero. (Según explicaba Lope Blanch en clase, la palabra ``llueve'' puede considerarse una oración elíptica.) Eso lo sabemos, pero a mí me gustaría una explicación contundente y de extrema claridad acerca de qué distingue estas dos versiones del poema. No se me ocurre ninguna que llene esos dos requisitos. Veamos desde otro lado. El verso más corto es bisílabo, el más largo que ejemplifica Navarro Tomás es de 22 sílabas, un verdadero monstruo, tan interminable que parece que se pandea bajo su propio peso. Estos pertenecen al poema ``La ciudad sin Laura'', de Francisco Luis Bernárdez:

    En la ciudad callada y sola mi voz despierta una profunda resonancia.

    Mientras la noche va creciendo pronuncio un nombre y este nombre me acompaña.

    La soledad es poderosa, pero sucumbe ante mi voz enamorada.

Aquí, otra vez, ¿por qué no podemos escribir, por ejemplo?:

    Mientras la noche va creciendo
    Pronuncio un nombre
    Y este nombre me acompaña.

Quiero hacer una pregunta: ¿es el mismo crimen sumar versos, como hicimos en los bisílabos de Gertrudis, que partir versos, como hicimos en el poema de Bernárdez? Si no, ¿en qué se distinguen las dos maldades? Claro que hay una respuesta: un verso bien hecho no es una peculiaridad tipográfica, sino una entidad suficiente, aislable, que se sustenta en cierta sonoridad completa y rotunda, y, por lo tanto, no admite aglomeraciones ni reparto. Por ejemplo, ese endecasílabo de Darío (Darío, Darío, siempre Darío, el John Ford de la poesía en español):

    De desnuda que está, brilla la estrella.

Cito de memoria; no me acuerdo dónde lo leí, ni siquiera si lo leí o se lo oí a alguien, a mi amigo y maestro, el incomparable Pancho Liguori, por ejemplo. Pero ahí está, y no puede ser de otro modo, porque está sujeto a necesidad estética. También recuerdo esa cancioncilla popular, fresca y siempre deliciosa:

    Tres morillas me enamoran
    En Jaén
    Axa, Fátima y Marién

Está igualmente sujeta a necesidad estética. Esto podría querer decir que los problemas formulados no se presentan en los casos ilustres, sino sólo en casos raros, aislados, casos límite. En este sentido, la posibilidad o duda de reparto o aglomeración sería, de suyo, mal signo poético: la incertidumbre mostraría que la necesidad estética es floja y vacilante, es decir, que el verso no es muy bueno.