Alejandro Ordorica Saavedra
De ires y venires en la ciudad
En esta última semana, con signos premonitorios, se acumularon una serie de asuntos públicos que ejercerán gran influencia en la política y el conjunto social de nuestra ciudad capital.
Hechos, consecuencias, anuncios y decisiones diversas que al entreverse perfilan ya nuevos escenarios políticos e impactarán aún más en los ya de por sí álgidos tiempos políticos, a la opinión pública y a los ciudadanos del Distrito Federal.
Empecemos por mencionar el desenlace de las tórridas elecciones del PRD-DF. Tras graves denuncias y acusaciones que cruzaron unos y otros contendientes, finalmente lograron reacomodarse y pactar, así sea precariamente. Este arreglo, aunque no lo comparten muchos militantes, obliga a todos ellos a una nueva concertación, así como a elevar el nivel del debate político, aumentar la capacidad organizativa y diluir las prácticas nocivas que tanto desprestigio han ocasionado, para que deseablemente repercutan en el plazo inmediato en una reconciliación con la propia ciudadanía, que de hecho tenía la expectativa de la anulación de dichas elecciones y su reposición electoral, tal como ocurrió en el plano nacional.
Otro suceso que acaparó la atención de la ciudadanía y que alcanzó su clímax en estos días fue la fuerte polémica que se generó a partir de la confirmación del encuentro privado entre Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Carlos Salinas de Gortari, en 1988. Las declaraciones han sido abundantes pero eso no asegura que este tema, como otros igualmente delicados, pudiera resurgir en distintos momentos de la lucha electoral que se aproxima, donde los debates serán a fondo y frentes a los ciudadanos dentro de los espacios de los medios de comunicación más influyentes. Aún más, la alianza electoral que puede y debe propiciarse bajo un eje de partidos y agrupaciones de centro izquierda, que en forma incluyente y tolerante sume fuerzas con el PAN, abrirá, como bien lo señala y exige Porfirio Muñoz Ledo, otros necesarios y positivos debates que son inherentes al proceso que ya se esboza de elecciones primarias y abiertas a todos quienes deseen competir, asegurando equidad y transparencia.
Un hecho más de elevado significado político e impacto social lo constituyen las elecciones que se celebrarán el próximo 4 de julio, que si bien harán posible una mayor participación ciudadana no deja de lamentarse que hayan sido tardías e insuficientes en cuanto a las facultades de los representantes vecinales, pues se convoca a más de año y medio de haberse iniciado el actual gobierno del Distrito Federal, no obstante ser uno de los grandes temas de la campaña electoral del 97 y una de las más sentidas demandas de los ciudadanos de la capital de la República, ávidos de participar pero a la vez de cogobernar, lo cual no se dará plenamente tampoco en esta ocasión.
Como contrapartida, es de todo alentador el anuncio de la consulta ciudadana que ha de celebrarse ya muy pronto, el 16 de mayo, sobre la reforma política del DF. Esta consulta reasume la movilización ciudadana que ahora sí debiera generar el cambio histórico de convertir a nuestra ciudad en una entidad con todos los derechos que otros estados ya tienen y desaparecer la inadmisible excepción que la mantiene en desventaja, dentro de un pacto federal que se anuncia como de los Estados Unidos Mexicanos, pero donde los derechos ciudadanos que otros disfrutan con un sentido igualitario, no se otorguen en el caso nuestro a los capitalinos.