Horacio Flores de la Peña

ƑPorqué nadie, en el gobierno, reconoció que el ciclo del "desarrollo estabilizador" se había agotado? "inercias. Un enemigo muy fuerte"

Blanche Petrich

Horacio Flores de la Peña saltó de la academia --la UNAM en tiempos de Pablo González Casanova-- a la Secretaría del Patrimonio Nacional en 1970. De la noche a la mañana se vio sentado sobre la mayor fortuna de México. Era el auge del Estado como rector de la producción y la distribución. "De pronto fui dictador de la economía", juega ahora Flores de la Peña con el cargo que ocupó en su paso por el gabinete presidencial de Luis Echeverría.

Al concluir sexenio de José López Portillo, fin de un ciclo, sumaban 1,555 empresas bajo la tutela del gobierno. Las estratégicas --petróleo y petroquímica, minería, electricidad, teléfonos, carreteras, puertos y aeropuertos, fertilizantes, siderurgia, bancos, el espectro radioeléctrico --y muchas más: desde Conasupo, Diconsa, Liconsa y los ingenios azucareros hasta cabarets, bicicletas, hoteles. Ferrocarriles y satélites junto con fábricas de hilos y agua mineral.

La Secretaría del Patromonio Nacional supervisaba102 organismos descentralizados, 744 empresas de participación mayoritaria, 231 fideicomisos públicos y 78 empresas de participación minoritaria.

La mano del Estado prácticamente en todos los renglones. Hoy quedan menos de 40 paraestatales.

Con el viraje al modelo neoliberal (discreto con Miguel de la Madrid, armado con un vistoso aparato ideológico con Carlos Salinas de Gortari) los políticos e ideólogos estatistas --como él-- ardieron en la hoguera de la condena al pasado. El término "populista" se cargó de desprecio.

Pero ahora se cierra otro ciclo. El neoliberalismo va de salida. De esto está convencido Flores de la Peña, el economista, desde una perspectiva que también es crítica hacia lo que se hizo en sus tiempos: "crecimiento sostenido sí, pero distorsionado". Reprocha a los artífices de la política económica que se aplicó desde 1982 y hasta la fecha porque dejan como legado más de 17 años de cero crecimiento. Casi dos décadas perdidas.

"Mala la primera industrialización. Peor la segunda".

Industrializar al país para desarrollarlo. Ideas planteadas por Lombardo Toledano, inspiradas en las premisas de la revolución soviética. El proceso se aceleró con la Segunda Guerra Mundial y continuó profundizándose durante la posguerra. Esta linea se logra mantener hasta la década de los setenta. Pero el modelo se montó "sobre bases falsas" y el fruto fue una industrialización "un poco chueca", dice Flores de la Peña.

Explica: "Por dos errores básicos. Uno fue la aplicación sistemática de sustitución de importaciones recomendada por la CEPAL. Esa medida hubiera sido adecuada pero solo durante un periodo breve. El otro fue la sobreprotección a la industria nacional, que creció en incubadora. La gente pagó con precios altos y aranceles altos el costo de dejar la industrialización en manos de empresarios malos como productores e incapaces para competir. Fue la eutanasia del mercado. Una apertura hubiera sido necesaria desde entonces. Pero no como la que hicieron los neoliberales, apertura de un día para el otro. Esa fue la eutanasia de la industria nacional."

Pocos industriales en el mundo vivieron una era dorada como la mexicana. "Yo también fui industrial. Lo sé. Lo normal sería que uno pudiera recuperar en ganancias un 15, un 20 por ciento de su inversión en el primer año. Aquí recuperábamos el 90 por ciento".

Pone otro ejemplo de los que conoce a fondo. La industria siderúrgica. "El acero era necesario, el Estado concedía crédito barato. Se exportaba sin aranceles. No se importaba, no había competencia. Y se concedían todo tipo de subsidios. Se planteaba recortar el subsidio y de inmediato venía el chantaje. Cierro y desempleo a miles. Y entonces el desempleo de miles sí preocupaba al gobierno, no como ahora".

Un solo mérito concede Flores de la Peña a la apertura comercial abrupta de finales de los ochenta: "Forzaron a los industriales a quedarse en México o morir. Muchos murieron. Otros no. Mire las empresas textileras. Mi temor es que iban a ser las primeras en tronar. Y véalas nomás, están vende y vende afuera".

Muchos otros ni siquiera sabían de lo que eran capaces en el mercado internacional. Flores de la Peña saca otro botón de su muestrario personal. "Siendo embajador en Moscú (1983-1988) llegó un amigo de visita. Era fabricante de filtros de petróleo y justamente había una feria del ramo. Le dije: ven, te llevo. El era muy escéptico, nunca se le había ocurrido ofrecer ahí su producto. Fue, contactó gente, viajó al interior de las repúblicas socialistas. Regresó a México con un contrato por cuatro años que equivalía al total de su producción de todo un año."

El desarrollo acelerado bajo la burbuja del proteccionismo, de las canonjías, de las particularidades del "régimen de los licenciados" que había desplazado al "régimen de los generales", según Daniel Cossío Villegas, fue jauja. Y la administración de tanto recurso no era pulcro. Ese lado de la moneda lo pudo conocer Flores de la Peña cuando llegó a la Secretaría de Patrimonio Nacional. Ejemplo: entre los beneficiarios de los principales acreedores del banco agrario (Banejidal) para la obtención de tierras figuraban nombres como el de María Félix, Pedro Vargas, Miguel Alemán, algunos gobernadores en esos tiempos en funciones.

Queda mucho por develar de esas épocas y esas prácticas.

ƑPorqué nadie, en el gobierno, reconoció que el ciclo del "desarrollo estabilizador" se había agotado? "Inercias. Un en enemigo muy fuerte", admite Flores de la Peña.

En los setenta, en las aulas de escuelas prestigiadas de economía de Estados Unidos ya estaba estudiando otra generación de mexicanos. En realidad don Horacio no dice "aulas" sino "sótanos". Los tecnócratas. Nada merece un juicio más severo del ex funcionario, ex embajador. Parafrasea a Cossío Villegas: "Del régimen de los licenciados pasamos al de los bribones. La corrupción de antes no es nada comparada con la de ahora". Ubica su arranque en 1982 "cuando el grupo Banco de México se transformó en gobierno".

Lo que aprendió esa generación fue la macroeconomía, un "modelito fácil". Bastaba con manejar tres o cuatro variables: control del gasto público y balanza comercial, control de la inflación y tipo de cambio estable. Eso es desarrollo. La ocupación y la distribución de la riqueza se dan solitas. Cuando en las escuelas económicas de Estados Unidos se desecharon estas teorías por vacuas "estos maestros ya estaban haciendo cursos propedéuticos de español en el Colegio de México para lanzarse al poder. No se enteraron. Por eso parecen discos rayados, aunque día a día la realidad se empeñe a demostrarles lo equivocados que están".

Varios de aquellos "maestros" --hoy en las más altas esferas del poder-- fueron sus alumnos en la Facultad de Economía de la UNAM en los sesenta. Algunos se lo han recordado. El, con una franqueza cortante, que lastima, les ha contestado: "Con el paso de los años el maestro solo se acuerda de los alumnos muy malos, por la lata que daban. O de los muy brillantes. De los mediocres no". Al actual equipo de gobierno le otorga bajísimas calificaciones en materias como técnica, preparación, desempeño y honradez.

Su "modelito", aunque sea el único en el discurso dominante --evalúa-- no deja crecer el mercado y castiga los salarios. "Por lo tanto es estéril."

De que el neoliberalismo va de salida, está convencido Flores de la Peña. Va. "Estados Unidos dejó atrás ese esquema. Y en tres de los 11 países básicos de la Unión Europea también. Más que Tony Blair en Gran Bretaña, Leonel Jospin y Gerard Schroeder están teniendo éxito. Sobretodo Jospin. La francesa fue la única bolsa que no cayó en la reciente turbulencia. En América Latina nos tomará mas tiempo. Siempre es así".

ƑY el modelo alternativo?
Es muy sintético, el economista del echeverriato. "Básicamente crecer. Distribuir mejor No aplastar más la agricultura. Que el salario no se esfume. Es decir, bajar el precio de la comida y fomentar la producción agrícola. Sobretodo poner el acento en la inversión para la producción y no permitir la inversión especulativa."

Aquí cabe en la conversación con don Horacio, en una acogedora biblioteca de su casa, donde conviven iconos rusos y figurillas de barro mesoamericanas, otro "caso": cómo se juega dinero en el pago de la deuda externa. Dólares que en la bolsa de valores mexicana se cotizan a tasas de interés de entre 20 y 25 por ciento. Así los paga el gobierno aquí. Y en Estados Unidos los abona a tasas del 8 por ciento. Especulativo Ƒno?

Otro comentario a la orilla del plato. Los bancos españoles en México. "Se levantan con 70 por ciento de utilidades. Nos están vendiendo espejitos. Pero el día en que dolaricen la economía mexicana no queda un solo banco mexicano vivo."

Para finalizar, lo que será determinante. ƑQué quiere, que espera Estados Unidos de México? "Ellos quieren garantías de crecimiento y estabilidad. Y el gobierno de Zedillo no se las ofrece. Por eso lo tratan como lo tratan. ƑCuántos años tardó Clinton para hacerle una visita de Estado?".

ƑLa alternativa, como?

"Por la salida política. El neoliberalismo desde luego ya no lo es. Ni el PRI de hoy ni muchos del PAN volverían a aceptar a un neoliberal. Sabemos que Ernesto Zedillo va a tratar de imponer un candidato que garantice la sobrevivencia del salinismo. Pero eso, en este país, ya no es cuestión de un solo hombre. Y la solución pasa por la democracia".