n Siete notas sobre el actual movimiento estudiantil
ƑY la raza? Creciendo ƑY el espíritu? Elevándose
n Paco Ignacio Taibo II n
I. Una manifestación que arriba
Repaso las verdades evidentes: Una manifestación es un ritual colectivo y esencialmente festivo. Un argumento verdadero se construye polifónicamente. Es la suma de voces que al irse pasando la histeria la van cerrando y precisando. Los movimientos no tienen lógicas aritméticas.
Mientras los federales están encerrados en Bellas Artes, para un homenaje más de los muchos que dispensan a los domesticados muertos, la raza marcha volteando avenida Hidalgo hacia el eje Central. Como siempre en México, lo primero que llega es el rumor, los ecos de los ecos de los gritos.
Son más jóvenes que nunca, más pobres que nunca, y tienen tanta razón como siempre.
II. No andaba mirando,
estaba marchando
Por cierto que en la crónica de este periódico se señala que yo llegué con Carlos Imaz y que estábamos observando la manifestación frente a Bellas Artes. Más allá de que me guste mucho el trabajo profesional de María Esther Ibarra, quiero nuevamente precisar, y para que no se preste a mala interpretación, que no estábamos ''observando'', que estábamos esperando para sumarnos a un contingente, cosa que hicimos más tarde. No es mi vocación la de ''observador de manifestaciones''.
III. Sataniza, que algo queda
Cuando la horda mediática, o sea en vulgo, los chicos y chicas de los medios carga sobre nosotros y un centenar de grabadoras avanzan sobre nuestras tráqueas, le digo:
--Nos van a crucificar, güey.
--Ni modo --dice Carlos, muy en su papel, de presidente chilango de un partido que nació en la lucha social, y que aunque muchos quisieran despojarlo de estos atributos, se resiste fieramente.
Nos sumamos a la primera ''Goya''.
A lo largo de los siguientes días nuestra presencia en la manifestación será satanizada. Dependiendo de la cantidad de poder que Gobernación tenga en los diarios, estaciones de radio o televisión, crecerá la versión de las negras manos del PRD en el interior del movimiento estudiantil, hasta llegar a titulares como: ''CU campo de batalla del PRD'' y otros similarmente delirantes.
Obligará a reiterar la definición chilango-perredista de que no se está ''atrás'' del movimiento, sino a su lado; que un movimiento social no precisa titiriteros; que si hay alguien atrás de este movimiento es la mano negra del Banco Mundial y la cadena del neoliberalismo; que el partido hace suyos los puntos del pliego del movimiento y su demanda por una educación gratuita; que avala como única salida la derogación de la ley Barnés y el diálogo público. Y que, desde luego, ninguna satanización impedirá la solidaridad.
No es de sorprender este encono. El movimiento ha recibido en estos últimos días una generosa ración de estas sopas y estos chocolates. Nunca desde la época de Díaz Ordaz una campaña de medios ha tenido la virulencia verbal, el nivel de calumnias, la potencia farisea de ésta.
IV. El retorno de Ho Chi Minh
En el 68, en la fiebre rebautizadora que precedió a la huelga general en la Universidad, varios auditorios fueron tomados y sus nombres cambiados en democrática asamblea. En Ciencias Políticas nos pareció poco el asunto y rebautizamos, brocha en mano, salón por salón. Los estudiantes de Economía llegaron tarde (ya Filosofía había bautizado al suyo Che Guevara) y rebautizaron al suyo Ho Chi Minh, en honor del simbólico jefe de la resistencia vietnamita.
En los largos letargos posteriores al movimiento, las autoridades taparon placas y recubrieron símbolos. En el caso del auditorio de Economía, llegaron mucho más allá y lo clausuraron convirtiéndolo desde hace tres años en bodega de muebles viejos, materiales de construcción y cajas con papeles.
En la guerra de los símbolos (Ƒhay acaso otro tipo de guerras?) hace un año los estudiantes abrieron el auditorio para realizar asambleas y lo limpiaron. Nuevamente el director ordenó cerrarlo.
En el reciente movimiento, el vetusto Ho Chi Minh fue abierto de nuevo y los estudiantes descubrieron que a la basura original se había añadido un montón de retretes y mingitorios y que las butacas habían sido arrancadas.
Ahora lo están nuevamente reconstruyendo. Al viejo Ho le gustaba citar un proverbio chino que dice: ''Todo aquel que sufra tiene buena memoria''. Supongo que esto también se aplica al auditorio que lleva su nombre.
V. ƑNadie hablará por
los extranjeros?
Días antes del estallido del movimiento participo en una charla con estudiantes de Ingeniería. Alguien me pregunta: Ƒqué opinas de las cuotas a los estudiantes extranjeros?
Me llevo la inquietud a casa, pregunto y repregunto por aquí y por allá. Me cuentan que serán de más de 5 mil pesos al semestre. ƑY quiénes son? ƑEstudiantes de países ricos convocados por los exotismos mexicanos? No: estudiantes de Guatemala, Bolivia, Perú, Nicaragua, a los que nuestra solidaridad continental ha permitido el acceso a la educación superior. Tienen que conseguir vivienda, comen de fondita, les cuesta.
Paradójicamente, Barnés es hijo del exilio español. Si alguien debería tener memoria solidaria es él. Espero que en las noches mi patriarca Francisco Javier Mina (yo sigo en la lógica de los santos laicos) se aparezca en los sueños del rector de la Universidad y provoque justas pesadillas.
VI. Padres e hijos
Los contingentes del STUNAM que cierran la marcha son inusitadamente numerosos; de alguna manera el sindicato ha hecho suya la lucha de los estudiantes. ƑEs un acto de lucidez ante la embestida de los federales neoliberales? ƑEs la reacción del que sabe que el uno-dos y luego gancho de derecha que el gobierno le aplica habitualmente a sus ciudadanos tiene en la mira a maestros y trabajadores, a los que implacablemente reducirá sus salarios? ƑHay algo más?
Mi amigo Luis, sindicalista universitario de muchos años, con su mata de pelo chino ondeando, me da la clave. Lo veo pasar al lado de un contingente de CCH. Con un gesto le pregunto qué hace ahí.
--Vengo con mi hijo --contesta sonriente.
VII. Marchando con
los contadores
La verificación de que el movimiento ha pasado de la etapa del titubeo para entrar en guerra abierta es el contingente de los contadores en la pasada manifestación. Marcho muy anónimamente con ellos (no tengo muchos lectores entre esta plebe) y repentinamente me siento orgulloso de todos y cada uno de estos estudiantes que han vencido sus miedos. Marchando con ellos pienso que las mejores causas de esta nación han sido protagonizadas por jóvenes; hay una carga romántica, un gesto de desprendimiento, una voluntad de dar sin recibir en los movimientos juveniles, que deberíamos agradecer. Yo la agradezco profundamente.